El plan de Junts pel Sí y la CUP contra el 155: activar la DUI en el Parlament
Elecciones o elecciones. Parece que esta será la última parada del trayecto que inició el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, cuando proclamó aquel "referéndum o referéndum" el pasado 29 de septiembre de 2016. En la cuenta atrás de unos 10 días que el Gobierno necesita para activar el artículo 155 de la Constitución, el líder catalán tendrá diversas ocasiones para hacerse suya esta medida o el Estado tomará la decisión por él.
Y es que lo hace por las buenas o por las malas. Si el president decide pisar el acelerador de la independencia y dejar que se proclame en el Parlament, como pretenden Junts pel Sí y la CUP, la intervención del Govern se da por hecho, será breve y derivará en unas elecciones el próximo mes de enero. Este es uno de los acuerdos a los que han llegado el PSOE y el Gobierno de Mariano Rajoy.
Desde muchos sectores políticos y sociales se implora a Puigdemont que dé su brazo a torcer y preserve la integridad de las instituciones catalanas. Insisten al president que, llegados a este punto, lo menos traumático es que sea él mismo quien disuelva el Parlament y le instan a un ejercicio de responsabilidad institucional. Así se lo reclaman desde, por ejemplo, sectores del PSC, mientras la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau ha dejado claro en las últimas horas que no respaldará una acción unilateral. “Ni DUI ni 155” ha dicho Colau.
TRES OPORTUNIDADES PARA VOLVER A LA LEGALIDAD
Puigdemont tendrá varias oportunidades para dar marcha atrás. Hasta tres. Desde este 21 de octubre, después de que se hayan hecho públicas las líneas maestras de la suspensión de la autonomía, el Gobierno otorgará un período de gracia de menos de dos semanas al president catalán para que vuelva a la legalidad. Esto, mientras transcurren los trámites de la intervención de la autonomía en el Senado, que pasan por un pleno extraordinario el próximo lunes, con una sola pregunta sobre Cataluña. El proceso en la Cámara Alta se prolongará hasta el 27 de octubre, según 'Europa Press'.
Puigdemont tendrá varias oportunidades para dar marcha atrás. Hasta tres.
Entretanto, el martes 24 de octubre hay sesión plenaria en el Parlament de Catalunya, donde el Ejecutivo espera que Puigdemont recapacite y vuelva a la legalidad. De ser así, los comicios autonómicos se celebrarían el 17 diciembre. No obstante, Junts pel Sí y la CUP ya han dejado claro que en sus planes está proclamar la independencia de la región en la cámara autonómica. Un gesto que no tendría valor jurídico alguno, sino más bien carácter simbólico.
La segunda oportunidad será en el Senado. La Cáma Alta invitará a Puigdemont para escuchar sus argumentos y pedirle si quiere o no volver al marco legal estatal. La presencia de Puigdemont en el Senado sería novedosa. El presidente catalán no acudió a la reunión en el Senado de la Conferencia de Presidentes en enero, pero pidió después una sala para ofrecer una conferencia en la que defender la convocatoria de un referéndum de independencia.
Por último, hay una última opción antes de que el Rey Felipe VI firme el decreto del artículo 155 y aparezca publicado en el BOE.
DUI SIMBÓLICA
Mucho se le puede echar en cara a Puigdemont. Más si no da el paso y llama a la población a las urnas. Lo que nadie puede reprocharle es que no dejara claro, en su carta del jueves a Rajoy -en la que, por cierto, insistió que la cámara no votó la secesión el 10 de octubre- cómo acaba la hoja de ruta soberanista. "El Parlament votará la independencia si no hay diálogo".
Y con este plan, Junts pel Sí y la CUP esperan proclamar la república catalana en un pleno que se asemejará al del 6 y 7 de septiembre. Los grupos soberanistas tienen asumido que la bronca entre los diputados soberanistas y constitucionalistas está asegurada y que estos últimos tratarán poner palos en las ruedas de la dinámica parlamentaria.
Ambos grupos han avalado, después de una larga reunión este jueves, respaldar la estrategia de Puigdemont y esperar a que se desvelen las implicaciones del artículo 155 para actuar. Por lo que el siguiente hito del calendario se traslada al martes o miércoles de la próxima semana, cuando se prevé que haya acción en el Parlament.
Será la junta de portavoces del lunes 23 de octubre donde se decidirá el formato que adquirirá este pleno. Sobre la mesa, explican varias fuentes parlamentarias, hay dos opciones principales: un debate de política general -obligatorio al principio de cada curso parlamentario según el reglamento de la cámara-, que no es impugnable por el Tribunal Constitucional, o un debate monográfico sobre la situación en Cataluña. Ambas opciones permitirían una votación posterior, tal y como prometió el president de la Generalitat.
Puigdemont, sin embargo, guarda un último as en la manga con el que espera contentar a todos: convocar elecciones constituyentes después de la DUI. Dejaría satisfechos a sus socios de gobierno y desde el PSOE se ha apuntado que frenaría el 155, ya que se aferrarían a la llamada a las urnas. La posición del Gobierno, que ya ha puesto a funcionar la maquinaria de la suspensión de la autonomía catalana no está clara bajo este supuesto. Lo que pueden dar por hecho los catalanes es que, en el peor de los casos, volverán a votar, esta vez amparados por la legalidad, después de las uvas.