Sánchez da por hecha la reunión con Torra: entre presidentes y después del Consejo de Ministros

El encuentro previo del jueves, en la cena de Foment del Treball, en el aire

Noemí Jansana
Bolsamania | 18 dic, 2018 08:34 - Actualizado: 14:13
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Pedro Sánchez en una sesión de control en el SenadoRicardo Rubio - Europa Press

Sigue el enésimo culebrón en la política catalana. El formato, lugar y hasta el día de la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra sigue en el aire, mientras la presión sobre el president de la Generalitat es máxima para acceda a un encuentro con el líder del Gobierno. Pero las condiciones que desde cada lado se imponen a la cita dificultan su concreción en un momento en que todos los sectores reclaman una vuelta al diálogo.

La cumbre Sánchez - Torra tiene un especial valor simbólico. Escenificará -de producirse- una reconciliación del Ejecutivo socialista con el independentismo. El vicepresident del Govern, Pere Aragonès, y la consellera de Presidència, Elsa Artadi, llevan semanas buscando este encuentro que desean que sea más que una foto y que se dote de contenido político. Entre los temas que desean tratar se halla la autodeterminación y un referéndum. Concretamente, según explican en 'Rac1', la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, se ha reunido este lunes con Artadi y Aragonès y ha declarado que se producirá la reunión.

Moncloa también tiene sus intereses: "Convencer al president catalán (y al PDeCAT y ERC) de que apoyen los Presupuestos", explican a Bolsamanía fuentes socialistas. Unas cuentas que contemplan 2.200 millones para Cataluña, que se pasarían por el sistema de financiación, más inversiones en infraestructuras como reclaman desde, por ejemplo, la Cambra de Comerç de Barcelona.

Pero el desacuerdo llega hasta los más pequeños detalles de una escenificación en que nadie quiere ceder ni un ápice. El Govern busca una cumbre entre Gobiernos y se ha barajado un encuentro el 20 de diciembre, con motivo de la entrega de premios Carles Ferrer Salat de Foment del Treball. El Ejecutivo central presiona para que sea un encuentro entre presidentes, después del Consejo de Ministros que se celebrará el 21 de diciembre en la Llotja de Mar de Barcelona.

EL JUEVES, EN EL AIRE

La falta de concreción ha alimentado una especulación que Sánchez se ha esforzado en atajar durante la tradicional copa de Navidad con periodistas en Moncloa. Ha señalado que aún no ha decidido si asistirá a la cena organizada por la patronal catalana y a la que sí asistirán al menos algunos de los ministros económicos de su gobierno.

Torra no tiene interés alguno en que Sánchez y su Gobierno adelanten su llegada a Barcelona y menos aún de verse relegado en una cena de gala a la que, si asiste el jefe del Ejecutivo español, él ya no será la más alta autoridad, reconocen fuentes gubernamentales.

Pero en el Gobierno también hay partidarios de limitar la presencia de los miembros del Ejecutivo la víspera de la reunión del Consejo. Esa es la opinión del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que prefiere que a la gala de la patronal asistan los ministros imprescindibles.

El presidente del Gobierno no ha confirmado aún su asistencia porque tiene otros compromisos de agenda que tendría que modificar para poder estar presente en Barcelona en la tarde noche del viernes.

Tampoco ha podido adelantar si finalmente tendrá una entrevista bilateral con Torra aprovechando su presencia en Barcelona. Sí ha señalado que es su obligación mantener una relación lo más normalizada posible con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, pese a que no sea el mejor interlocutor en Cataluña.

MEDIDAS DE INFRAESTRUCTURAS Y SIMBÓLICAS

En la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona, aparte de aprobar la subida del Salario Mínimo Interprofesional, el Ejecutivo tiene previsto dar luz verde a algunas medidas de infraestructuras que beneficiarán específicamente a Cataluña junto con otras medidas de carácter más simbólico que no ha querido avanzar.

Con este inusual Consejo de Ministros en Barcelona, Sánchez quiere demostrar que el Estado está en Cataluña y que su Gobierno en concreto tiene un proyecto para Cataluña, como lo tiene para el resto de territorios del país. Bajo su punto de vista, llevar el Consejo de Ministros a Barcelona es una muestra de "respeto" y no una provocación como lo ven algunos sectores del independentismo.

De hecho, en el Ejecutivo se recuerda que, cuando Sánchez anunció en verano su intención de celebrar este año un Consejo de Ministros en Cataluña, entonces nadie del Govern catalán puso el grito en el cielo.

Sánchez ha apelado a Torra a hacer un esfuerzo para que ambas administraciones puedan encontrarse en lo que de verdad importa a los ciudadanos. Pero si una parte insiste en supeditarlo todo al referéndum de autodeterminación, que es lo que más les distancia, no estaría demostrando entonces mucha voluntad de colaboración, bajo el punto de vista del presidente.

Al margen de las dudas expresadas incluso en público por el titular de Fomento, José Luis Ábalos, sobre la conveniencia de celebrar la reunión en la Ciudad Condal ante la posibilidad de que se generen disturbios, la opinión mayoritaria en el resto del Ejecutivo es la de que el Gobierno no puede tener miedo a desplazarse a una ciudad española.

En el Gobierno hay confianza en que la seguridad quede garantizada, como apunta la buena coordinación que está habiendo hasta el momento entre los Mossos d'Esquadra y las fuerzas de seguridad estatales. Y en caso de que los Mossos no sean capaces de contener a los grupos radicales independentistas será la Generalitat la que quede en evidencia, por no por poder garantizar la seguridad ciudadana, una de las competencias que tienen transferidas.

En cualquier caso, el Ejecutivo está preparado para hacer frente a cualquier contingencia y por eso ha organizado un refuerzo de policías y guardias civiles que se desplegarán ese día para garantizar la seguridad del Gobierno.

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