¿Qué pasará tras el 9-N? Así está evolucionando el último intento de proclamar el Estado catalán

La votación en el Parlament es un paso más que apenas cambiará la situación

  • Aún no se ha llegado a un punto de no retorno
  • No es la primera vez en la historia reciente que se intenta proclamar la República Catalana
Laura Cabanillas
Bolsamania | 08 nov, 2015 09:21 - Actualizado: 09:32
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El desafío soberanista catalán dará su próximo paso el lunes, 9 de noviembre, fecha en la que coinciden la primera sesión de la moción de investidura del próximo presidente de la Generalitat y el debate de la moción de independencia presentada por Junts pel Sí y la CUP. ¿Cambiará algo tras esta fecha?

La propuesta se votará a las 10:00 horas y se espera que se apruebe, ya que los partidos que la han promovido suman mayoría absoluta de escaños en el Parlament. La aprobación coincidirá con el aniversario de la consulta soberanista que llevó a Artur Mas ante los tribunales como imputado el pasado 15 de octubre, cuando aseguró que él era el único responsable de la organización de esta votación.

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La resolución saldrá adelante, como está previsto, y el Gobierno la llevará inmediatamente ante el Constitucional, que decretará su suspensión cautelar

Adolfo Calatrava, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, señala en declaraciones a Bolsamanía que este escenario supone “un reto para el sistema político”, ya que “no ha habido precedentes en España” de un proceso de estas características que llegará tan lejos. En este contexto, señala que “cada una de las partes quiere ocupar el centro del tablero de ajedrez”, tanto el Gobierno como los partidos independentistas.

¿CUÁL ES LA INTENCIÓN DE JUNTS PEL SÍ?

Aunque Junts pel Sí y la CUP cuentan con mayoría de escaños, es muy difícil que Cataluña llegue a una situación real de independencia, ya que “no tiene los recursos suficientes” electorales, materiales, legales ni internacionales para llegar a este fin. Así, se abren dos escenarios: en el primero, se crearía un conflicto social, dado el apoyo de amplio sector de los ciudadanos catalanes a la independencia; en el segundo, los secesionistas cogerían posiciones y esperarían para negociar.

Calatrava apuesta más por el segundo supuesto y añade que “hay políticos que lo que buscan es reconfigurar la distribución de poder territorial”, mientras otros han visto “una ventana de oportunidad para conseguir un Estado catalán y lo están forzando”. Sin embargo, la resolución del lunes apenas cambiará nada, considera este experto. La resolución saldrá adelante, como está previsto, y el Gobierno la llevará inmediatamente ante el Tribunal Constitucional, que decretará su suspensión cautelar.

“La solución tiene que pasar por una negociación”, opina el profesor de la Carlos III. Aunque para avanzar en la resolución primero habrá que ver “qué parte tiene más fuerzas y quiénes son los actores”, ya que las elecciones del 20-D podrían propiciar un cambio de Gobierno que diera un giro a la gestión de este conflicto. También está por ver si el bloque soberanista se mantiene unido, ya que el rechazo de la CUP a la candidatura de Artur Mas como presidente de la Generalitat podría socavar la unidad que el bloque ha mostrado hasta ahora.

La votación del lunes es sólo un paso más, y “todavía no nos encontramos en un punto de no retorno”, por lo que aún no está definido el futuro de Cataluña. El último extremo sería aplicar el artículo 155 de la Constitución, que permite suspender la autonomía de una comunidad. No obstante, Calatrava recuerda que no ha sido desarrollado en ley orgánica, por lo que no está claro cómo sería su aplicación. Además, “al Gobierno no le interesa”, ya que un sector de la sociedad civil catalana está muy movilizado a favor de la independencia.

“Queda mucho recorrido” en esta especie de “partida de ajedrez” en la que los dos jugadores están “intentando dominar el centro del tablero”. “El lunes veremos un acto más de esta obra que ya está escrito”, considera Calatrava.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

En caso de que la moción de Junts pel Sí y la CUP prospere, no sería la primera vez que se produjera una declaración de la República Catalana. “Tendríamos que situarnos en la Segunda República”, apunta María Lara, profesora de Historia Moderna y Antropología y directora del Departamento de Historia y Humanidades de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima).

Es muy difícil que Cataluña llegue a una situación real de independencia, ya que no tiene los recursos suficientes

“Después de la impopularidad de la Dictadura de Primo de Rivera y del fracaso del reinado de Alfonso XIII con la crítica en ascenso, hacia la 1 y media de la tarde del 14 de abril de 1931, el presidente Francesc Macià proclamó la República en Barcelona. Fue éste el problema más inmediato que tuvo que afrontar el Gobierno Provisional, encabezado por Alcalá Zamora”, cuenta Lara.

Sin embargo, fue una proclamación breve. Tres días después, tres ministros catalanes se entrevistaron con Macià y llegaron a un acuerdo por el que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) renunciaba a la República Catalana, “a cambio del compromiso del Gobierno Provisional de que presentaría en las futuras Cortes Constituyentes el Estatuto de Autonomía”.

La siguiente proclamación llegó en 1934, de nuevo en Barcelona, “en este caso del Estado catalán dentro de la República Federal Española, por parte del nuevo presidente, Companys”. “Sobre las 7 de la mañana del 7 de octubre, las tropas entraron en el Palacio de la Generalidad y detuvieron a Companys y a su equipo. Acto seguido fueron apresados el alcalde y los concejales de ERC, siendo todos trasladados al buque Uruguay anclado en el puerto de Barcelona y reconvertido en cárcel”, cuenta la profesora de la Udima.

En esta rebelión fallida “murieron 46 personas, 38 civiles y 8 militares”. Además, “el presidente y el gobierno de la Generalidad fueron juzgados por el Tribunal de Garantías Constitucionales y condenados por ‘rebelión militar’ a treinta años de prisión a cumplir unos en el penal de Cartagena y otros en El Puerto de Santa María”.

“Desde la Transición, Cataluña, como las otras comunidades con un nacionalismo histórico, ha recuperado casi todas las instituciones que quedaron extintas, una suerte que se haya optado por el pluralismo y la interculturalidad, con lenguas maternas rescatadas”, destaca Lara. Ahora, Cataluña dispone “de un gobierno y de un parlamento propio, puede imponer tributos, administrar leyes y hacer audiencias en catalán, así como educar en este idioma”. Además, “la sanidad, la cultura, la educación, la policía y hasta la mitad del IRPF están en transferencia”.

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