Los comicios se celebrarán el 25 de septiembre
Mario Draghi ha presentado este jueves su dimisión como primer ministro de Italia ante el presidente del país, Sergio Mattarella, tras perder el apoyo de los partidos que forman la coalición de gobierno. El jefe del Estado ha disuelto el Parlamento, abriendo el camino a unas elecciones anticipadas que tendrán lugar el próximo 25 de septiembre.
"He firmado el decreto de disolución de las cámaras, para que se celebren nuevas elecciones", ha dicho Mattarella en un breve discurso desde el Palacio del Quirinal, sede de la Jefatura del Estado. El presidente ha reconocido, que esta decisión es "siempre la última elección" sobre todo "ante los muchos e importantes deberes a los que hacer frente".
Mattarella ha pedido a Draghi que continúe al frente del Gobierno de forma provisional, para gestionar la actividad mínima de la administración y seguir tomando las medidas que necesita el país, como la elevada inflación, la guerra en Ucrania o la pandemia.
La decisión que ha llevado a Draghi a presentar su dimisión se ha visto provocada por la pérdida de apoyos para gobernar que se escenificó en el Senado el miércoles, cuando el Movimiento 5 Estrellas, Forza Italia y Liga rechazaron participar en la votación de la moción de confianza al Gobierno de Draghi.
El todavía primer ministro ha acudido a primera hora de este jueves a la Cámara de Diputados, la cámara baja del Parlamento italiano, para cumplir con el procedimiento y asistir a una segunda votación de confianza, que finalmente no ha tenido lugar. Allí no ha dado ningún discurso y solo ha intervenido para anunciar que iba a reunirse con Mattarella para informarle de su "determinación".
Tras anunciar su renuncia, el Partido Demócrata se ha puesto en pie y ha recibido un cálido aplauso de una parte del hemiciclo. El 'premier' ha inclinado la cabeza varias veces sin dejar de sonreír: "Gracias por esto. Y gracias al Parlamento por los 17 meses de trabajo que tenemos a nuestras espaldas". El ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) se ha marchado con una frase: "Incluso los banqueros centrales usan su corazón".