Los incidentes se suceden desde el día después de las elecciones que hicieron presidente a Maduro
MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
El próximo 19 de abril se cumplirán dos años de la llegada de Nicolás Maduro a la presidencia de Venezuela, en sustitución del fallecido Hugo Chávez. Ha sido un periodo marcado por desencuentros periódicos con el Gobierno de Mariano Rajoy y con su partido, iniciados desde la jornada posterior a las elecciones que dieron la victoria a Maduro en abril de 2013.
Maduro se sintió profundamente ofendido cuando el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, no reconoció el día después de los comicios su victoria ante unos resultados ajustados que la oposición cuestionaba pidiendo un recuento de votos.
El presidente venezolano reaccionó llamando a consultas a su embajador en España, una herramienta enérgica de protesta diplomática a la que Maduro recurriría en ocasiones posteriores. A la investidura de Maduro, España no envió al Príncipe de Asturias, habitual en estas citas, sino al presidente del Congreso, Jesús Posada.
Una posterior visita del ministro venezolano de Exteriores a España recondujo la situación momentáneamente, pues Maduro volvió a criticar a España por los problemas que el presidente boliviano, Evo Morales, tuvo en julio de 2013 para sobrevolar el espacio aéreo de varios países europeos, ante la sospecha de que en su avión se escondiera el filtrador de documentos de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU Edward Snowden.
Maduro denunció públicamente que las autoridades españolas pretendían revisar el avión de Morales y dijo que Venezuela podría hacer lo mismo con el avión de Rajoy en su territorio para "ver si tiene droga o los euros que roban al pueblo español". El presidente venezolano volvió a llamar a consultas a su embajador en España --y en otros países europeos-- en señal de protesta.
En medio de estos desencuentros, el PP mantuvo su apoyo a la oposición venezolana y su cuestionamiento a los resultados de las elecciones de 2013, denunciando en reiteradas ocasiones que el candidato oficialista, Nicolás Maduro, abusó de los medios de comunicación públicos durante la campaña y precampaña.
Luego llegaron las protestas estudiantiales contra Maduro en febrero de 2014, que degeneraron en unos disturbios que el Gobierno atribuyó a un intento de golpe de Estado orquestado por EEUU y en los que murieron unas 40 personas.
El Gobierno español mantuvo en los primeres meses un perfil bajo, con llamamientos generales al cese de la violencia y al diálogo entre las partes, y decidió suspender la venta de material antidisturbios a las fuerzas de seguridad venezolanas.
FIN DEL PERFIL BAJO
Hasta octubre de 2014, cuando Rajoy recibió en Madrid a Lilian Tintori, la mujer del líder opositor Leopoldo López, encarcelado después de que el Gobierno de Maduro le acusara de ser el instigador de las protestas de febrero.
Aunque Rajoy recibió a Tintori en la sede del PP y no en Moncloa para dejar patente que ese encuentro lo mantenía más como presidente del partido que como jefe de Gobierno, Maduro interpretó como una "injerencia" en los asuntos internos de su país que Rajoy pidiera la liberación de López.
Una vez más --la tercera-- el presidente venezolano llamó a consultas a su embajador en España, Mario Isea, al que mantuvo cuatro meses fuera de su plaza. En ese periodo, los exabruptos de Maduro en relación con España se sucedían periódicamente, obligando al Gobierno español a protestar por esas salidas de tono.
Así ocurrió, por ejemplo, cuando Maduro responsabilizó al expresidente del Gobierno español José María Aznar de la muerte de más de un millón de iraquíes como consecuencia de la invasión del país árabe por parte de Estados Unidos y sus aliados. España respondió convocando al encargado de negocios de la Embajada venezolana, ante la ausencia del embajador, para presentar su queja.
La detención en febrero pasado del alcalde de Caracas, el también opositor Antonio Ledezma, obligó de nuevo al Gobierno español a pronunciarse y a pedir al Ejecutivo de Maduro "un comportamiento acorde a un Estado de Derecho".
Rajoy recibió también a la esposa de Ledezma, Mitzy Capriles, durante su visita a España en marzo pasado. Maduro le llamó "franquista".
REPROBACIÓN DEL CONGRESO
El último desencuentro lo ha provocado la proposición no de ley aprobada este martes por el Congreso español, a iniciativa del PP y con los votos a favor de PSOE, UPyD, CiU y PNV. El texto reprueba al Gobierno de Maduro por la detención de líderes de la oposición y pide su puesta en libertad.
Maduro ha reaccionado llamando "racista" a Rajoy y ha amenazando con nuevas medidas contra España. "Ustedes lo buscaron. Por vía diplomática alerté durante meses al presidente Rajoy y a las Cortes de España", ha asegurado. "Si no saben mantener un respeto mínimo se acabó", dijo anoche en su programa de televisión.
En protesta por las palabras de Maduro, España ha convocado este mediodía al embajador de Venezuela, Mario Isea, al que ha advertido de que las últimas "declaraciones, insultos y amenazas proferidas por el presidente (Nicolás) Maduro contra España" son "intolerables".