La nota política

La salida de Monedero convierte a Podemos en un partido político

Iglesias acepta las servidumbre de 'la casta' para medirse con ella... quiere entrar en el circuito de los pactos

  • 'Podemos' ha sido presa de una evidente confrontación interna
Antonio Papell
Bolsamania | 01 may, 2015 12:36 - Actualizado: 21:11

Desde su desembarco en la política concreta en vísperas de las elecciones europeas de mayo pasado, 'Podemos' ha sido presa de una evidente confrontación interna entre los idealistas, que se consideraban obligados a adaptarse a la demanda utópica y un tanto angélica de los indignados del 15M, y los pragmáticos, que sabían que la conversión de su movimiento en un partido político obligaba a aceptar la lógica de estas organizaciones, que no funcionan si no están jerarquizadas, de acuerdo con un rígido principio de autoridad.

El propio Monedero, teórico principal de esta fuerza política, reconocía en la entrevista de ayer que formalizó su ruptura con ‘Podemos’ la existencia de dos almas en la formación, muy difíciles de conciliar. De hecho, la irritación de Monedero se ha debido también a la pugna solapada por la confección del programa de ‘Podemos’ que se publicará el día 5: Monedero era mucho más radical que Carolina Bescansa e Íñigo Errejón, que finalmente han impuesto su criterio.

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Era conocida la polaridad existente entre la corriente mayoritaria realista capitaneada por Pablo Iglesias y la minoritaria puritana, de Echenique, mucho menos condescendiente con el establishment

Esa tensión ya se había hecho patente reiteradas veces. Era conocida la polaridad existente entre la corriente mayoritaria realista capitaneada por Pablo Iglesias y la minoritaria puritana, de Echenique, mucho menos condescendiente con el establishment y mucho menos dispuesta a hacer concesiones para ser uno más del abanico pluralista. Asimismo, en Andalucía se ha percibido con cierto escándalo la tensión entre la candidata y exeurodiputada Teresa Rodríguez y el secretario general Pablo Iglesias en relación a las negociaciones con el PSOE para la investidura de Susana Díaz: mientras Rodríguez proponía una gran exigencia y mostraba cierta desgana, Iglesias ha impuesto la contemporización y, como se verá sin duda, la facilitación de la investidura a cambio de unas leves concesiones de la otra parte. Iglesias quiere entrar en el circuito de los pactos.

Es una paradoja largo tiempo augurada y que, aunque facilita las cosas a Podemos, le sitúa en su justa posición. Que es la propia de una formación de izquierda radical, como ha sido hasta ahora Izquierda Unida.

LA MARCHA DE MONEDERO...

Pues bien: la marcha de Monedero, erigido en guardián de la vieja ortodoxia, facilita las cosas a Iglesias, por más que esta defección haya supuesto un serio desgaste a la organización oficial. Iglesias ha liquidado el desencuentro atribuyéndolo a la “necesidad de volar” del “intelectual” Monedero. Y ha dado a entender que él mismo no tiene más remedio que practicar la política pedestre y concreta, ya que es la única que le proporcionará una cuota de poder. En definitiva, Iglesias acepta las servidumbre de “la casta” para medirse con ella. Es una paradoja largo tiempo augurada y que, aunque facilita las cosas a Podemos, le sitúa en su justa posición. Que es la propia de una formación de izquierda radical, como ha sido hasta ahora Izquierda Unida. Más claramente, Podemos se está ubicando en el nicho que deja vacante IU, y difícilmente sobrepasará la dimensión de esta fuerza política en el mapa parlamentario general. Es lo que tiene dejar de ser un etéreo movimiento y convertirse en partido: comienzan a aplicársele los criterios de racionalidad.

Eso no significa que haya cesado al tensión dentro de 'Podemos'. Pero los ‘idealistas’ que pretendan mantener la llama revolucionaria, que aspiren a consolidar el inviable asamblearismo, ya saben donde tienen la puerta. Es, en fin, muy significativo quien ha salido de ‘Podemos’ por la puerta de atrás haya sido el “secretario de Proceso Constituyente y Programa”: ni habrá proceso constituyente –Iglesias está a un paso de aceptar críticamente el marco constitucional- y el programa será mucho más el fruto del posibilismo que de la utopía.

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