La nota política | El PP, en busca de sí mismo

Rajoy prepara cambios en el partido y en el propio gobierno... pero no es suficiente

Los rumores alcanzan a la sustitución en la portavocía de Soraya Sáenz de Santamaría por Alfonso Alonso

Antonio Papell
Bolsamania | 08 jun, 2015 19:18 - Actualizado: 23:03
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La encuesta de Metroscopia publicada este fin de semana apunta leves variaciones sobre la intención de voto de las cuatro formaciones principales en relación al 24M, con un descenso significativo de Ciudadanos que aprovechan relativamente el PP y, en cierta medida, el PSOE.

La volatilidad sigue siendo la pauta, pero continúa siendo evidente que, según las extrapolaciones que se han realizado, con la actual distribución de las preferencias electorales, el gobierno popular obtendría en unas hipotéticas elecciones generales entre 130 y 140 escaños. Poco para gobernar en solitario, por lo contenderían dos coaliciones contrapuestas.

Lo más relevante de la encuesta de Metroscopia es el juicio durísimo que los encuestados realizan del PP y de sus principales líderes.

Pero lo más relevante de la encuesta de Metroscopia es el juicio durísimo que los encuestados realizan del PP y de sus principales líderes. El 50% de los potenciales votantes del partido conservador consideran que Rajoy no debería ser el candidato popular (el 70% del total de la muestra). Y en el caso de que Rajoy no se presentase, las opiniones de los potenciales votantes del PP son variadas: el 70% apuesta por Soraya S. De Santamaría; el 46% por Alberto Núñez Feijoo; el 44% por José María Aznar (¡¡¡!!!); el 36% por Esperanza Aguirre; el 24% por Alfonso Alonso; el 24% por Dolores de Cospedal, y el 19% por Pablo Casado.

LOS CAMBIOS QUE SE AVECINAN

Ante esta coyuntura, Rajoy parece dispuesto a reaccionar, lo que no es poco en el hierático personaje que parece tener tan firmes sus propios criterios que no es capaz de asimilar los ajenos. Ya ha anunciado que habrá cambios en el partido y en el gobierno después de la constitución de los ayuntamientos este sábado, pero nada cierto se conoce todavía: los rumores alcanzan a la sustitución en la portavocía de Soraya S. de Santamaría por Alfonso Alonso y –la noticia es vieja- por el paso de Cospedal a Cultura en sustitución de Wert, quien sería nombrado embajador en la OCDE (otro día habrá que hablar de esta clase de nombramientos ‘políticos’ en que se tiende un puente de plata para reunir a parejas sentimentales en destinos colindantes). De que Rajoy no sea el candidato, ni siquiera se habla en el PP, donde como es conocido rige un acatamiento reverencial hacia la autoridad, sin el menor debate sobre la idoneidad de los altos cargos.

No es difícil adivinar que estos tímidos cambios que el PP planea no servirán de nada si no van precedidos por una reforma a fondo, radical, del propio partido...

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Allá cada cual con su destino, ya que nadie es quién para dar consejos que no le sean reclamados. Pero no es difícil adivinar que estos tímidos cambios que el PP planea no servirán de nada si no van precedidos por una reforma a fondo, radical, del propio partido, que debería realizarse en un acto congresual intenso y profundo, o como mínimo en una gran conferencia política (habría tiempo de ello antes de las elecciones generales). Lo que pide –seguramente- la clientela del PP es que se cree una formación mucho más abierta, con una participación intensa de las bases, con congresos cada año y comités de control frecuentes, en que se discutan las propuestas programáticas, se pongan en juego los cargos internos, se den oportunidades a los jóvenes, se pida cuentas a los responsables de las instituciones, se confeccionen colectivamente las listas mediante elecciones internas primarias, etc., etc. Se haga, en definitiva, del PP un partido moderno.

Este PP celebró un congreso en 2012, en la cresta de la euforia que le proporcionó la gran victoria de 2011. Desde entonces y hasta 2016, sólo hay una autoridad que toma decisiones y designa cargos que es Rajoy. Quizá a este modelo se le pueda llamar democrático, pero desde luego no es el que esta sociedad demanda. Ni el que puede tener verdaderas opciones de futuro.

Antonio Papell

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