Rajoy vuelve a Arriola
Es sobre todo un buen lector de las encuestas de opinión, y acertó en sus interpretaciones y conclusiones
Cuentan las crónicas de la calle Génova que Rajoy, que había relegado a segundo plano a su asesor áulico Arriola, heredado de Aznar, si bien nunca dejó de pagarle su suculento salario de sociólogo de cabecera –unos 600.000 euros al año, según las mismas fuentes-, ha vuelto a llamarle a su lado. La inminencia de las elecciones y la mala situación del PP en las encuestas han aconsejado al presidente del PP y del gobierno no prescindir de la experiencia de este personaje discreto, considerado por algunos una especie de Rasputín de la política conservadora de este país. Según se cuenta, ya ha comenzado a trabajar codo con codo con el jefe de campaña de Rajoy, su jefe de gabinete Jorge Moragas.
Arriola es sobre todo un buen lector de las encuestas de opinión, y acertó en sus interpretaciones y en sus conclusiones, en forma de estrategias para el PP, en tanto pervivió el mapa del bipartidismo imperfecto, alterado por el surgimiento de los partidos emergentes. No previó la irrupción de Podemos ni dio importancia al hecho de que obtuviera buenos resultados en las Elecciones Europeas del año pasado.
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De hecho, relativizó la trascendencia de quienes a su juicio no eran más que un grupo de frikis. Quienes le criticaron por aquel juicio, quizá lo estén lamentando ahora, cuando Podemos acaba de fracasar estrepitosamente en Cataluña, Pablo Iglesias se ha convertido en un bluf y todo indica que esta formación, que pretendía tomar el cielo por asalto, se convertirá en una pequeña fuerza convencional contigua a Izquierda Unida y en competencia con ella.
Arriola tiene una eficaz psicología de masas, y ha guiado atinadamente a Rajoy por las procelas de la opinión pública
Arriola no ha hecho nunca encuestas sino que se ha dedicado a encargarlas (a Metroscopia y a otras compañías) y a interpretarlas (tanto las propias como las del CIS y otros autores). Y en los últimos tiempos, Génova ha encargado encuestas y análisis a GAD3, empresa de Narciso Michavila, hermano del exministro José María. No puede decirse que con buenos resultados (el PP ha ido cayendo en las sucesivas elecciones), lo que explicaría la llamada a Arriola.
Este experto había formulado una conocida teoría empírica, según la cual para conseguir ganar las elecciones generales es preciso sobrepasar el 30% de los votos y sacar al segundo al menos un 5%. Hoy, con las encuestas publicadas en la mano, no parece fácil este objetivo, ya que todo indica que avanzamos hacia un empate técnico de las tres formaciones mayores: PP, PSOE y Ciudadanos. Empate que podría desactivar los efectos de la ley de d’Hondt en virtud de la cual PP y PSOE se han repartido los escaños de las circunscripciones menores (en 2011, una provincia –Soria- ha elegido sólo dos diputados; siete han elegido tres, y nueve han elegido cuatro) y provocar una división del Congreso de los Diputados que lo vuelva inestable. En todo caso, a estas alturas pueden descartarse las mayorías absolutas.
Arriola tiene una eficaz psicología de masas, y ha guiado atinadamente a Rajoy por las procelas de la opinión pública (por ejemplo, le recomendó que no saliera a los medios la noche de las elecciones catalanas, en ue el PP había obtenido un pésimo balance). En este caso, necesitará toda su ciencia para paliar una caída de popularidad que ha generado una gran fluidez del voto y que puede desembocar en cualquier resultado.
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