Presiones sobre los partidos hacia la gobernabilidad
El crédito de la encuestas en nuestro país no es muy alto y con toda probabilidad los estudios demoscópicos influyen en poco en la toma de decisiones de los electores, pero en situaciones de bloqueo como la actual, en que los equilibrios son precarios y la volatilidad es alta, el proceso de feedback que produce la publicación de estos análisis puede resultar relevante.
El pasado día 27 de julio, ‘La Razón’ publicaba una encuesta de NC Report (1.000 entrevistas telefónicas entre el 18 y el 25 de julio, prácticamente un mes después de las elecciones del 26J). Según tal encuesta, la abstención aumentaría en 5,1 puntos con respecto a los pasados comicios, pasando del 33,9 al 39 por ciento (iría a votar un 61 por ciento del censo). El PP, que logró 137 escaños el 26J (14 escaños más que al 20-D), mantendría su tendencia al alza al ascender entre cinco y siete escaños (142/144). El PSOE estaría en una horquilla entre 83 y 85 diputados (tiene 85). Unidos Podemos, entre 68 y 72 (tiene 72). Y Ciudadanos, entre 30 y 31 (tiene 32), lo que indicaría, según el referido medio, que “los electores pasarían factura a Ciudadanos por el bloqueo institucional”.
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Esta encuesta puede convertirse sin embargo en arma de dos filos porque podría fortalecer a quienes son partidarios de ir a unas terceras elecciones
Esta encuesta, evidentemente favorable al PP, puede convertirse sin embargo en arma de dos filos porque podría fortalecer a quienes, en el seno de la minoría mayoritaria, son partidarios de ir a unas terceras elecciones. Diga lo que diga la encuesta de ‘La Razón’ –con un margen de error técnico elevado por lo reducido de la muestra y por su su ejecución material, telefónica- es muy controvertible que se mantuviese la tendencia al alza del PP en unas hipotéticas nuevas elecciones… El afán de estabilidad del electorado podría compensarse con un aumento de la irritación ante la incapacidad de ganar apoyos por parte de quien dispone de la mayoría y, por ende, tiene el mandato de intentar formar gobierno; de ahí que el PP no pueda confiarse en pronósticos como el que acaba de describirse.
Las encuestas pueden también influir en el proceso de alianzas del que debería derivar la gobernabilidad. Así, la de Metroscopia publicada por “El País” este domingo (2.401 entrevistas realizadas con llamadas a móviles entre el 26 y el 27 de julio), que tiene bastantes elementos descriptivos, incide en la realidad en dos aspectos concretos: por una parte, se constata que la sociedad está satisfecha con el pluripartidismo (61%) y sólo un 31% de los encuestados se ha mostrado partidario de regresar al bipartidismo (36%). Por otra parte, en la disyuntiva entre que el PSOE se abstenga para que gobierne el PP y unas nuevas elecciones, el 66% se pronuncia a favor de la abstención de los socialistas y el 29% por la repetición de la consulta. Con la particularidad de que también entre los votantes socialistas son más los partidarios de tal abstención (63%) que de la repetición de elecciones (32%).
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La aceptación por Rajoy del encargo regio genera presión sobre el propio candidato y sobre su partido porque, con toda evidencia, no es lo mismo para ambos ir de nuevo a elecciones tras una derrota en las votaciones de investidura que sin haber pasado por este trance; de donde se infiere que Rajoy intensificará la búsqueda de apoyos… Y ello pasa por poderosas concesiones a Ciudadanos, que es la formación que se encuentra en una posición más delicada: si se pasase de frenada y provocase nuevas elecciones con su exceso de intransigencia, podría ser víctima de la ira de la opinión publica; y al contrario: si fuera demasiado condescendiente con el PP, podría ser castigado por su propio electorado.
Porque la opción más clara y más viable de gobierno sigue siendo aquella en que Ciudadanos se alía con el PP y vota positivamente a Rajoy, en tanto que la investidura se logra mediante un juego pactado de abstenciones, probablemente con el concurso del PSOE, a cambio de ciertas concesiones.
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