Los inversores no pierden de vista los avances contra el virus y son muy sensibles a este tipo de noticias
Lo último para combatir el Covid-19 es la dexametasona, un corticoide que, según parece, se ha demostrado que es efectivo en la reducción de muertes por el virus. Lo positivo es que se trata de un fármaco barato y accesible, es decir, al alcance de toda la población, condición 'sine qua non' para la vacuna que se consiga en su día contra la enfermedad. El que ésta llegue masivamente a todos los ciudadanos es un elemento clave para frenar la pandemia.
Del tratamiento de Gilead Science a la dexametasona, pasando por los avances en la vacuna de Moderna o de AstraZeneca, mucho se está especulando sobre quién ganará la carrera para conseguir 'algo' (especialmente, la ansiada vacuna) que termine con la enfermedad, y todas esas especulaciones tienen su reflejo en bolsa.
A principios del mes de abril los índices se disparaban ante un tratamiento de la americana Gilead Science -Remdesivir- contra el Covid-19 que generó importantes esperanzas en el mercado. A mediados de mes, las acciones de la compañía cayeron con fuerza tras la noticia de su fracaso en el primer ensayo del tratamiento, y a finales de abril la empresa volvió a subir, y los mercados volvieron a sentirse optimistas, después de que la FDA (el regulador estadounidense) aprobara el uso de emergencia de Remdesivir para Covid-19.
Remdesivir es una de las esperanzas contra el virus, la otra, también estadounidense, es la vacuna de la farmacéutica Moderna. A mediados del pasado mes de mayo, el Ibex y el resto de bolsas subían con ganas después de que Moderna anunciara resultados positivos en su vacuna contra el Covid-19. La compañía es una de las que lidera la carrera por la vacuna, que entrará en su tercera (y última) fase de ensayos clínicos en julio, cuando se probará en 30.000 personas.
Además de Moderna, otros grandes laboratorios ya trabajan en ensayos con personas. Es el caso de Pfizer (asociado con la china Fosun), Sinovac, Novavax, Inovio o Cansino. Janssen (de Johnson&Johnson) ha adelantado los ensayos clínicos con humanos a la segundo quincena de julio, cuando antes estaban previstos para septiembre. En este grupo también se encuentra la británica AstraZeneca (en colaboración con la Universidad de Oxford), sobre la que igualmente se está hablando mucho en bolsa y que se perfila como otra gran favorita en la carrera. La compañía se ha comprometido con el Gobierno británico a entregar 30 millones de vacunas para septiembre si finalmente consigue que sea exitosa.
En todo este ir y venir de noticias, incluso se ha especulado con posibles operaciones corporativas, como esa noticia sobre una fusión de Gilead y AstraZeneca a la que se concede poca credibilidad, entre otras cosas porque es muy probablemente fuera vetada por los Gobiernos de ambos países, especialmente el estadounidense.
La OMS prevé que la vacuna contra el coronavirus tardará un mínimo de 18 meses. A fecha de 9 de junio, había un total de 10 proyectos de vacuna en fase clínica y 126 en fase preclínica, según el organismo.
Los expertos de Jefferies señalan que, tras cotejar la situación actual de esta carrera con un experto en la materia, éste se mostró especialmente confiado en la vacuna de AstraZeneca, que utiliza un vector viral basado en una versión debilitada del virus del resfriado común, el adenovuris. Aunque la vacuna de Moderna ha ofrecido resultados prometedores, este experto sostiene que se siente más cómodo con los enfoques tradicionales de AstraZeneca.
"El enfoque de AstraZeneca junto a la Universidad de Oxford probablemente resultará en respuesta inmunológica más robusta", explica el experto consultado con Jefferies, que considera que los obstáculos para la aprobación de su vacuna serán menores que los que pueda encontrar Moderna.