Los cinco retos a los que se enfrenta la industria acerera europea por la guerra

Los precios de la energía por el temor a un corte de suministro ha afectado a los diferenciales

Manuel Martín-Albo
Bolsamania | 04 abr, 2022 06:00 - Actualizado: 10:00
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Vista de la fábrica de acero de ArcelorMittal en Gijón, Asturias (España).Jorge Peteiro - Europa Press - Archivo

Desde que apareció el coronavirus, los problemas en la cadena de suministro se hicieron notar en todo el mundo. El temor a un posible corte no escapaba a ninguna industria ni sector. En el momento en el que parecía que ese contexto se iba dejando atrás, ha aparecido la guerra en Ucrania, que ha hecho florecer de nuevo los miedos dentro de Europa algunos sectores muy dependientes de las importaciones rusas, como es el caso del acero.

Puede consultar aquí el directo especial de 'Bolsamanía' sobre la guerra.

Aproximadamente un 21% del acero que se importa en la Unión Europea procede de Rusia y Ucrania. Por lo tanto, los temores que hay alrededor del corte de suministros proveniente del Este del Viejo Continente suponen un problema para la producción dentro de esta industria, y es una derivada que podría provocar “una fuerte subida de los precios en la región”, según el último informe de Nomura.

Este es el primer reto al que se enfrenta un sector con un alto consumo energético. “La interrupción de los suministros de carbón de coque ruso (aproximadamente 10% del comercio mundial en 2020/2021) de gas natural (41% de los suministros de la UE en 2019) podría llevar a la inflación de los costes de los insumos tanto en los altos hornos como en la industria siderúrgica”, explican estos expertos, indicando que este es el segundo factor clave a tener en cuenta.

Estas subidas ya se están produciendo en estos momentos, mientras que el acero no está experimentando las mismas alzas. Es por ello por lo que se producirá una compresión de los diferenciales que se empezará a notar en el primer trimestre de 2023 en ausencia de nuevas subidas del precio del acero. Es por ello que, si las empresas quieren aguantar el golpe, deberán repercutir estos incrementos.

“Hemos asistido a una fuerte subida de los precios del carbón de coque hasta los 570 dólares/t (+160 dólares/t), así como el níquel y el ferrocromo, que se utilizan en los aceros aleados”, explican estos expertos, indicando que las compañías suelen tener dos meses de existencias de carbón de coque, por lo que es posible que no se vea una compresión de los márgenes hasta el cuarto trimestre de este año, siendo aún más notable en el primero de 2023.

EL ACERO INDIO

En un contexto de posible falta de suministros, el sector puede buscar alternativas. En el caso de la energía, Bruselas ya llegó a un acuerdo para intentar dejar de depender tanto del gas ruso mediante la compra a Estados Unidos de gas natural licuado (GNL).

En cambio, del lado de las materias primas, el sector mira hacia la India. Sin embargo, según Normura, el acero de este país supuso un 3% de las importaciones de la UE en 2021, mientras que para el ejercicio fiscal de 2023 se espera que no llegue ni al 5%. Por tanto, este es un mercado que no parece que vaya a poder solucionar la papeleta.

Eso sí, hay que tener en cuenta que la subida de precios está siendo generalizada. En el caso de la India, las bobinas laminadas en caliente han experimentado un aumento de unas 8.400 rupias por tonelada, todo ello pese a que la demanda interna es relativamente modesta.

VIENTOS EN CONTRA DESDE CHINA

“Esperamos nuevas subidas de los precios del acero o un posible restablecimiento de los suministros de carbón de coque para compensar el impacto de la inflación de los costes de los insumos; un aumento demasiado grande de los precios del acero podría ser un reto”, explican. Prevén que con el fin de la temporada de verano australiana, las interrupciones relacionadas con el clima sean menores, lo que conllevará una mejora de los suministros de carbón de coque.

“En caso de que mejore el suministro de carbón de coque, podemos esperar que los vientos en contra de los costes se mitiguen en gran medida”, argumentan.

Eso sí, superados estos retos, quedan otros dos que vienen desde China. Por un lado, las políticas Covid Cero aplicadas en el país, que están provocando restricciones logísticas y paradas en las obras, y el aumento de las dificultades del sector inmobiliario de hacer frente a la refinanciación de la deuda.

VIGILANDO TAMBIÉN AL COBRE

Aún así, los expertos de Bank of America advierten que los problemas en el acero no son los únicos a los que hay que prestar atención dentro de los metales. "La Comisión, los Estados miembros y la industria deben seguir vigilando de cerca el suministro de materias primas críticas y de otro tipo, promover asociaciones estratégicas para garantizar el suministro y considerar la adopción de otras medidas, como el almacenamiento estratégico, si es necesario", indica el documento REPowerEU presentado hace una semana en el que hablan sobre la situación del cobre.

“La incorporación de las cifras de inversión de la UE a nuestros modelos de demanda sugiere que el consumo de cobre y plata podría aumentar en 974.000 y 500 toneladas anuales, respectivamente”, explican estos analistas. Según sus cálculos, esto puede incrementar el consumo mundial en 1,9 puntos, que si se añade al crecimiento de la demanda mundial del 2,1% al año en la última década, el mercado mundial del cobre podría tensarse a partir de 2024, y las existencias agotarse en 2025.

“¿Esto hace que los planes de la UE sean poco realistas? No necesariamente, pero hay que hacer un gran esfuerzo para impulsar el crecimiento de la oferta”, aseguran.

De hecho, mirando hacia la posible escasez de materias primas y su impacto en la economía, Bank of America se centra en la microeconomía y la importancia de esta en el PIB de la UE. Solo la industria manufacturera y la construcción representan un 19% de la economía de la zona euro, por lo que un descenso en el suministro de ciertas materias primas alrededor del 10% podría reducir el tamaño de la economía de la región en torno al 2%.

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