Por ahora, el impacto en el mercado ha sido limitado
El ataque por sorpresa de Hamás contra Israel por tierra, mar y aire ha sorprendido a los analistas internacionales, que lo han visto como un fracaso de los servicios de inteligencia isralíes, considerados de los mejores del mundo. El ataque tuvo lugar en sábado, uno de los días sagrados del calendario judío, y la declaración de guerra por parte del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no se hizo esperar. Hasta ahora, el impacto en los mercados ha sido limitado, pero ¿qué pueden esperar los inversores si el conflicto se recrudece o se internacionaliza?
"Por ahora, el impacto en el mercado ha sido limitado. Vemos poco margen para que los precios del petróleo suban, ya que las preocupaciones sobre la estanflación son altas y estamos más preocupados por el mercado del gas. Una guerra más severa aumentaría la incertidumbre del mercado, desencadenando flujos de refugio seguro que respaldarían al dólar, mientras que los rendimientos reales estadounidenses podrían aumentar gracias al gasto en defensa", explican los estrategas de Danske Bank.
"Israel está en guerra", señaló Netanyahu al país después de que milicianos de Hamás se infiltraran en Israel y secuestrasen a militares y cuidadanos.
El conflicto bélico que se ha desatado es el más grave en la región desde la guerra de Yom Kippur en 1973 y el Ejecutivo de Israel ya ha advertido que hay que prepararse para una guerra larga.
En este sentido, la clave ahora es observar hasta qué punto Hezbolá, presente en Líbano, e Irán se pueden involucrar en la contienda, lo que daría lugar a que la ofensiva se expandiera por Oriente Medio.
"Se puede esperar que esta guerra sea desagradable y no necesariamente corta. El primer ministro israelí Netanyahu ha prometido convertir partes del territorio de Gaza en escombros mientras su ejército toma medidas enérgicas contra los escondites de Hamas", añaden desde el banco danés.
También existe un riesgo real de que los combates se intensifiquen dentro de las fronteras de Israel. Por ahora, el conflicto se desarrolla en la Franja de Gaza, pero ya se han producido disturbios en la Cisjordania ocupada por Israel. Otro riesgo es que las hostilidades se expandan hasta convertirse en una guerra regional.
"Un aspecto clave a tener en cuenta será qué papel asumirá a continuación Hezbolá, el grupo militar con base en el sur del Líbano y respaldado por Irán. Durante el fin de semana, hubo informes de que Hezbolá atacó el territorio fronterizo en disputa, pero el hecho de que se hayan abstenido de atacar territorio israelí podría indicar que desean evitar una confrontación directa con el ejército israelí", señalan desde la entidad danesa.
A este respecto, las analistas destacan que la economía de Líbano ha estado en una situación desesperada durante mucho tiempo, lo que podría reducir la probabilidad de un conflicto, ya que su gobierno local tendría dificultades para obtener el respaldo de su pueblo, que ya siente que tiene suficientes problemas.
"En el escenario aún algo improbable de que Hezbollah se involucrara directamente, el riesgo de una guerra más amplia que involucrara a Irán aumentaría dramáticamente. Semejante escenario podría tener implicaciones geopolíticas muy graves, ya que Irán es uno de los pocos aliados que le quedan a Rusia. Por lo tanto, aumentaría nuevamente el riesgo de una guerra abierta entre el bloque occidental liderado por Estados Unidos y el bloque Rusia-Irán-China. Por ahora, Irán ha anunciado su abierto apoyo a Hamás, pero también ha negado cualquier implicación directa en el conflicto", matizan en Danske Bank.
Hasta el momento, las reacciones de la comunidad internacional han sido en gran medida las esperadas. El presidente de EEUU, Joe Biden, ha condenado el ataque de Hamás y ha brindado un apoyo sin precedentes a la defensa de Israel. La Unión Europea también se ha mostrado a favor de que Israel se defienda de acuerdo con el derecho internacional.
El Consejo de Seguridad de la ONU, por su parte, se reunió anoche en una sesión de emergencia pero no logró llegar a un acuerdo en una declaración conjunta. Mientras que el Kremlin ha dicho que los acontecimientos en Israel suponen un gran peligro para toda la región.
Los precios de la energía han subido en cuanto los mercados han abierto después del estallido de la guerra.
"Observamos que tanto el mercado del petróleo como el mercado del gas natural informaron aumentos de precios esta mañana. Si bien lo primero recibe más atención porque los conflictos tienen lugar en Medio Oriente, estamos más preocupados por posibles perturbaciones en lo segundo", aseveran en Danske Bank.
El suministro mundial de petróleo probablemente se reduciría si la producción de petróleo de Irán vuelve a caer. No obstante, hay capacidad excedente, por ejemplo con Arabia Saudita, Kuwait y Emiratos Árabes para mitigar el impacto en los suministros globales.
"Además, una política monetaria global más estricta ha comenzado a pesar sobre el crecimiento económico mundial y, por ende, sobre la demanda mundial de petróleo. Por lo tanto, una mayor restricción de la oferta mundial de petróleo no tendría el mismo efecto que el que tuvo el año pasado tras el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania", agregan en el banco danés.
El mercado de gas natural, en cambio, es actualmente más frágil que el del petróleo debido a la difícil situación de suministro global y porque comienza la temporada de calefacción en el hemisferio norte.
"En nuestra opinión, no harían falta muchas perturbaciones para asustar a este mercado. Por lo tanto, la guerra entre Hamás e Israel añade una capa adicional de malestar al mercado mundial del gas natural y una posible prima adicional sobre los precios del gas natural", comentan en la entidad.
Respecto al dólar, cabe esperar que suba si lo hacen los precios de la energía y la guerra se prolonga.
"Estados Unidos es un exportador neto de energía y vería mejorar sus términos de intercambio debido al aumento de los precios de la energía. Además, también desencadenaría flujos de refugio seguro hacia el USD y podría hacer subir los rendimientos reales de los bonos del Tesoro estadounidense, ya que esto ejercería más presión sobre el gasto de defensa en el presupuesto público", concluyen en Danske Bank.