Los bancos centrales pueden poner en peligro esta estrategia
Morgan Stanley desconfía de la renta variable. La entidad estadounidense ha decidido reducir su valoración sobre las acciones globales hasta "infraponderar", porque entiende que la rentabilidad que se puede obtener con estos activos no compensa el riesgo que se asume al tenerlos en cartera.
Las bolsas europeas se han revalorizado alrededor de un 10% desde que comenzó el año. Además, pese a las caídas de las dos últimas sesiones, Wall Street se mantiene cerca de máximos históricos. Por lo tanto, los precios de las acciones están bastante más altos que a comienzos de año, lo que provoca que los rendimientos esperados a doce meses "estén cerca de los niveles más bajos en seis años", según el informe de Morgan Stanley.
La entidad apoya su decisión en el análisis fundamental. Los expertos advierten que la próxima crisis financiera llegará en 2020 y la curva de tipos estadounidense refuerza esta teoría. Se mantiene invertida y anticipa así un frenazo económico, tanto en EEUUU como en el conjunto del sistema económico mundial. Por otro lado, los PMI globales siguen bajando y los precios de las materias primas han sosegado sus repuntes "notablemente". En este contexto, considera que el mercado está "demasiado optimista".
El análisis técnico también apoya su estrategia. Desde 1990, el trimestre que va desde el 13 de julio hasta el 12 de octubre es el peor para los rendimientos de las acciones globales, debido a la poca liquidez del verano y la debilidad de la temporada de resultados del segundo trimestre. Se avecina este período y la entidad prefiere fiarse de la tendencia que ha marcado el mercado en los últimos treinta años.
Aún así, Morgan Stanley podría modificar su estrategia si los resultados empresariales del segundo trimestre son mejores de lo esperado. A partir de la semana que viene, las compañías comenzarán a confesarse ante el mercado. La entidad se encuentra por debajo del consenso en cuanto al crecimiento de las ganancias, por lo que apunta que "es posible que haya que reevaluar nuestra visión", si fallan en la predicción.
LOS BANCOS CENTRALES, EL PRINCIPAL RIESGO DE ESTA ESTRATEGIA
En estos momentos, otro de los grandes riesgos de infraponderar la renta variable es que se disipen los síntomas de recesión, mientras los bancos centrales estimulan el crédito. El pasado viernes se conoció el informe de empleo de EEUU, que fue mejor de lo esperado, lo que ha aumentado las dudas sobre una posible bajada de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed) en la reunión de julio. Habrá que esperar para ver cuál es la decisión que finalmente adopta el organismo presidido por Jerome Powell.
En su informe, Morgan Stanley destaca que si la Fed y el Banco Central Europeo (BCE) comienzan a bajar los tipos, se entraría ante un nuevo escenario que "impulsaría las acciones". Sin embargo, supedita estos estímulos a que las expectativas de crecimiento económico decepcionen. Por otro lado, sostiene que, con los mercados globales subiendo hasta un 18% en lo que va de año, es probable que las actuaciones de los bancos centrales ya estén descontadas en el precio de las acciones.
Además, "la falta de otras opciones" podría significar que "estas preocupaciones no importen" para los inversores. "El ligero posicionamiento del inversor podría dificultar la caída de las acciones y facilitar su compresión".
En cualquier caso, si el inversor decide apostar por la renta variable, la entidad recomienda comprar acciones de Europa o Japón. "Las acciones de EEUU y los mercados emergentes tienen los peores rendimientos ajustados por riesgo", por lo que "tiene sentido reducir la posición en ambos".