"Poco a poco se está reconociendo que los confinamientos son una herramienta burda"
Las bolsas no quieren confinamientos, y así lo han dejado claro con su comportamiento de las últimas jornadas. El lunes, tras conocerse el cierre de la población holandesa al menos hasta el 14 de enero, los índices sufrieron de forma considerable. El martes, cuando Reino Unido y Estados Unidos prácticamente descartaron medidas drásticas para la Navidad, las bolsas lo celebraron.
"Los argumentos en contra de los cierres están empezando a ser escuchados", manifiesta Michael Hewson, director de análisis de CMC Markets en Londres.
El primer ministro británico, Boris Johnson, descartó este martes que se vayan a aplicar normas más estrictas para contener la pandemia antes de Navidad, tratando de poner fin a las especulaciones de que los británicos podrían tener que desechar sus planes festivos por segundo año. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que no impondrán los estrictos cierres del año pasado. Sin embargo, instó a los estadounidenses a vacunarse cuanto antes.
"Mientras que algunos miembros del Gobierno (de Reino Unido) parecen estar muy interesados en encerrar a la población, da la impresión que hay un creciente rechazo a echar mano de la palanca de cierre cada vez que las cosas se ponen difíciles cuando las tasas de infección comienzan a aumentar", explica Hewson.
"Poco a poco se está reconociendo que los cierres son una herramienta burda que inflige un daño considerable a nivel económico, social y de salud mental, algo que, afortunadamente, algunos en el Gobierno parecen estar empezando a reconocer poco a poco, y el repunte del mercado del martes parece ser un reflejo de esa toma de conciencia", añade tajante el responsable de análisis de CMC Markets en Londres.
"También existe el factor adicional de que esta reticencia a imponer nuevas y estrictas medidas de bloqueo a las puertas de la Navidad podría deberse al hecho de que, incluso si se impusieran restricciones, es poco probable que fueran observadas por poblaciones cada vez más cansadas de la pandemia", concluye al respecto Hewson.
Para Naeem Aslam, responsable de análisis de la firma británica AvaTrade, hay que acostumbrase a la "nueva normalidad", que consiste en que cada cierto tiempo surjan nuevas variantes del Covid, como la gripe. "Por tanto, la única opción es adaptarse rápidamente y seguir adelante con las circunstancias cambiantes", afirma.
Al mismo tiempo, Aslam señala que los inversores deben tener en cuenta que la economía estadounidense pudo afrontar con éxito la variante Delta del Covid porque se apoyó en políticas monetarias "dóciles", que inyectaron liquidez en los mercados.
"Sin embargo, este no será el caso esta vez, por lo que servirá de prueba para saber si la economía estadounidense es finalmente lo suficientemente fuerte como para soportar la variante Ómicron en ausencia de políticas monetarias y fiscales acomodaticias", reconoce.
Las restricciones para controlar el virus inevitablemente impactan en la recuperación económica. Los economistas insisten en este punto de forma reiterada e inciden especialmente en el impacto negativo de las medidas más duras.
"La reimposición de las restricciones y el distanciamiento social voluntario han hecho mella en la actividad de la eurozona" en lo que llevamos de diciembre, apuntan desde Oxford Economics. El descenso se vio impulsado por la caída en el gasto de los consumidores, especialmente en los entornos de contacto intensivo, y en la movilidad.
Oxford prevé una "fuerte ralentización" del crecimiento económico durante el invierno, con restricciones "que se mantienen en modo 'on again/off again' en el primer trimestre". Sin embargo, también reconoce aspectos positivos, como el hecho de que el mercado laboral sigue siendo resistente, mientras que los datos de alta frecuencia de la industria muestran signos sostenidos de mejora.
"Esperamos que el crecimiento siga siendo débil en el primer trimestre de 2022, así como que los riesgos relacionados con la pandemia aumenten con la propagación de la variante Ómicron", anticipa Tomas Dvorak, economista de Oxford.