El ex presidente de la Reserva Federal (Fed) descarta que esté sucediendo lo mismo con la renta variable
La bomba va a explotar. No está claro cuándo y dónde se encenderá la mecha, pero el mercado de bonos acabará dando muchos disgustos. Esta es la visión de Alan Greenspan,(1926, Nueva York) ex presidente de la Reserva Federal (Fed), que describe una burbuja en la renta fija.
“Los tipos reales a largo plazo son demasiado bajos y, por lo tanto, insostenibles”, asegura Greenspan en una entrevista que publica Bloomberg. Y da igual la metodología empleada para ello, la conclusión es la misma. “Cuando se muevan al alza es probable que lo harán rápidamente. Estamos experimentando una burbuja, no en los precios de las acciones, sino en los precios de los bonos. Esto no está descontado por el mercado”, advierte.
El que fuera máximo responsable de la política monetaria estadounidense entre 1987 y 2006 avisa del peligro que corren los inversores de bonos. El IPC se situó en el 1,6% en la primera economía mundial el pasado mes de junio, mientras que el bono a 10 años cotiza con una rentabilidad del 2,3%, con lo que la diferencia (la rentabilidad real) ofrece un margen reducido para los inversores.
Greenspan: "El verdadero problema es que cuando caiga la burbuja del mercado de bonos, los tipos de interés a largo plazo aumentarán"
La situación es incluso más extrema en la Eurozona, donde el Banco Central Europeo (BCE) aún no ha iniciado la normalización de los estímulos, que se mantienen con compras de activos con hasta 60.000 millones de euros mensuales, tipos de interés de referencia al 0% y tipo marginal de depósito en el -0,4%. En este caso, el IPC del área monetaria se quedó en el 1,3% en julio, mientras que el bono español está en el 1,49% y el alemán en el 0,53%. Es decir, cotiza en negativo en términos reales, lo que se conoce como un fenómeno de 'represión financiera' que alimenta las críticas desde Alemania, encabezadas por Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas y socio de la canciller Angela Merkel.
“El verdadero problema es que cuando caiga la burbuja del mercado de bonos, los tipos de interés a largo plazo aumentarán”, insiste Greenspan. Esto llevaría a un hundimiento de los precios de la deuda -tiene relación inversa con la rentabilidad-. No es el primero que alerta de ello. Hace un año Bill Gross, gestor de Janus Capital, aseguró que en el mercado de renta fija se ha generado una “supernova que explotará”. Por su parte, Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano, avisó en octubre que “la mayor burbuja está a punto de explotar con el riesgo de crisis financiera”, haciendo referencia a la situación de los bonos.
MÁS DEUDA QUE NUNCA
El mundo se enfrentará a esta nueva realidad cuando se reviertan los estímulos. La Fed, que ya inició la normalización de tipos alcanzando la horquilla entre el 1% y el 1,25% en el ‘precio del dinero’, tiene ahora como meta la reducción de su balance, que alcanza los 4,5 billones de dólares. Cifras similares a las que maneja el BCE, aunque en este caso tardará en ‘meterle mano’, porque al menos hasta diciembre seguirá la compra de activos. Sin embargo, su presidente, Mario Draghi, ya ha puesto encima de la mesa los primeros indicios del viraje futuro de su política.
Cada vez que ha habido una pista en esta dirección, se ha desatado una breve ola de ventas en la renta fija, mostrando lo que podría estar por venir. De hecho, la deuda viva a escala mundial alcanza los 217 billones de dólares -algo más de 180 billones de euros-, el 327% del PIB mundial, según el último monitor de deuda global del Instituto Internacional de Finanzas (IIF). Un montante récord que se ha alcanzado con la liquidez que han proporcionado los bancos centrales para superar la crisis financiera, pero que ahora tendrán que recortar. Todo un desafío que alimenta los peores presagios, como el de Alan Greenspan.