La Fed y el BCE llegan a Jackson Hole bajo máxima presión para que bajen tipos

El discurso de Jerome Powell del viernes es el que despierta más expectación

Virginia Mora
Bolsamania | 22 ago, 2019 06:00 - Actualizado: 11:34
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Nunca un lugar tan idílico había estado tan en el punto de mira. La reunión que la Reserva Federal de Kansas City organiza anualmente a finales de agosto en el valle de Jackson Hole (Wyoming), considerado por muchos un auténtico paraíso natural, suele despertar el interés del mercado, aunque esta vez la expectación es aún más alta de lo normal, si cabe. La Fed y el BCE están bajo máxima presión, ya que se espera que anuncien en esta cita más medidas de estímulo y que concreten cómo serán las bajadas de tipos que ya se descuenta para hacer frente a las amenazas de recesión.

Esta cita, que se celebra todos los años desde 1978, se centrará en los 'Desafíos para la política monetaria'. Una temática de total actualidad, sobre todo tras lo ocurrido en los mercados en las últimas semanas. La incertidumbre es elevada por la guerra comercial, la crisis política de Italia, el Brexit, los malos datos económicos de Alemania, los problemas de Argentina..., y por eso este encuentro de banqueros centrales, quizá el más importante que existe, debe servir para responder contundentemente y despejar las dudas.

Al menos eso es lo que se espera. "Los inversores ahora confían aún más en los banqueros centrales para salvar el día", dicen los expertos de Oanda sobre esta cita. Tanto la Fed como el BCE deben ser capaces de calmar el pánico que azotó los mercados la semana pasada por los temores a la recesión, y por eso se esperan "pistas de que vendrán más recortes" de tipos. "A principios de este año, el reto consistía en cómo normalizar la política monetaria, pero ahora el tema es qué otras herramientas pueden idear los banqueros centrales para ofrecer aterrizajes suaves a las economías que se encuentran en la cúspide del estancamiento absoluto y, en algunos casos, de la recesión", destacan desde CMC Markets.

El Banco Central Europeo ya ha advertido que prepara un fuerte paquete de estímulos para su próxima reunión de septiembre, medidas entre las que podría estar la compra de acciones, y la Reserva Federal también se ha mostrado dispuesta a actuar ante las crecientes presiones para que se vuelva más 'dovish', sobre todo por parte del presidente de EEUU, Donald Trump, que ha dicho directamente a Jerome Powell cuánto tiene que bajar los tipos: 100 puntos básicos (aunque, hoy por hoy, los expertos apuntan que el recorte estará entre 50 y 75 puntos básicos para finales de año).

El problema es que si se confirman las bajadas, tanto en el caso de la Fed como del BCE, algunos analistas, como los de BlackRock, creen que los bancos centrales se quedarán sin armas para luchar contra la recesión cuando de verdad llegue, ya que van a actuar cuando solo hay alarmas. "Una preocupación válida, por supuesto, es que la política monetaria podría volverse disfuncional", señalan por su parte desde el banco suizo Julius Baer.

La lógica dice que en un contexto como el actual, al menos en EEUU, los tipos deberían subir en vez de bajar por la fortaleza económica (el país está en pleno empleo) y las presiones inflacionistas. Aunque casi con toda seguridad no será así, dada la alarma que ha saltado en los mercados tras la inversión de la curva de tipos. Se trata de una anomalía que se da cuando la rentabilidad de los bonos a corto plazo es más alta de los de largo plazo, y suele anticipar una posible recesión. Se espera una respuesta, y puede llegar de la mano de Jerome Powell el viernes.

POWELL NO PUEDE EQUIVOCARSE

Ese día el presidente de la Reserva Federal hablará en Jackson Hole, y se da por hecho que explicará si la función de reacción de la Fed ha cambiado tras lo ocurrido. "Powell no puede permitirse el lujo de equivocarse el viernes" porque si no responde como se espera, "probablemente causará más caos, por no hablar de la reacción de la Casa Blanca", señalan los analistas de Oanda. Aunque otros analistas no lo ven igual, y creen que Powell no dará demasiadas pistas porque este simposio no es el mejor escenario para ello. Desde TD Securities apuntan que la Fed "esperará su momento para señalar la necesidad de más ajustes, lo que probablemente requerirá un cierto deterioro de los datos". Los expertos de esta firma canadiense creen que Powell no anunciará cambios de calado dada la división que existe en el seno del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC).

Aunque el sentimiento que domina a los mercados es el de que los bancos centrales seguirán respondiendo a la desaceleración económica con más medidas acomodaticias, como compras de activos, de cualquier tipo. Incluso renta variable. Se habla ya de que el BCE podría apostar por comprar acciones, algo que ya hizo el Banco de Japón en 2016. En cuanto a la Fed, hay propuestas de todo tipo. La última, realizada por el economista de Wall Street Steven Ricchiuto a través de una carta publicada por Marketwatch, aboga por responder a la espiral deflacionaria descendente de los tipos de interés centrándose en la inflación "mediante la ampliación del balance de la Reserva Federal, es decir, imprimir dinero".

Sea cual sea, la respuesta tardará poco en llegar. De momento, el Banco Central de China ya ha puesto su oferta sobre la mesa: ha anunciado una reforma de los tipos de interés con la intención de reducir el coste de los préstamos para las empresas y revitalizar la economía.

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