Creen que la deuda puede actuar como elemento diversificador en caso de un crecimiento debilitado
Los mercados ya estaban presionados ante la alta inflación y el giro más duro de los bancos centrales con unas políticas encaminadas a subir los tipos y reducir los programas de apoyo y los balances. La guerra en Ucrania ahora suma una importante crisis geopolítica que agravará los aspectos económicos que ya se venían arrastrando, como las alzas de los precios de la energía. En este contexto, desde Schroders se han fijado en cuáles pueden ser los sectores que ofrezcan más oportunidades de inversión para capear la incertidumbre.
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“Si nos centramos en las valoraciones del crédito, encontramos que los niveles son ahora más interesantes, con rendimientos que se sitúan en niveles atractivos e incluso ofrecen mejores perspectivas de ingresos que la renta variable”, explican en su último informe, en el que añaden que la diferencia entre la rentabilidad bruta de los dividendos del Euro Stoxx 600 y la rentabilidad de la deuda grado de inversión (IG) en euros es la más reducida en casi una década, situándose en torno al 1%. Es por ello que sostienen que los bonos híbridos están ofreciendo la misma rentabilidad que la bolsa.
“Para el crédito de alto rendimiento europeo (de menor calidad), la prima de riesgo del 2% es la más alta desde principios de 2016, excluyendo marzo de 2020. En EEUU, el rendimiento del crédito de grado de inversión del 3,2% supera el rendimiento de los dividendos del S&P 500 del 1,9%”, argumentan.
Es por ello que, según estos expertos, la deuda puede actuar como elemento de diversificación en caso de que el crecimiento se debilite más de lo previsto. Los ingresos proporcionan cierta estabilidad, mientras que los bonos corporativos de mayor calidad son menos sensibles al crecimiento que las acciones, tal y como comentan.
“Estos factores deberían hacer que la inversión en deuda sea atractiva para una base de inversores más amplia y no especializada, lo que podría animar a los inversores institucionales o a los fondos multiactivos a aumentar sus asignaciones”, sentencian.
Destacan que en las economías subyacentes de Europa y de EEUU, sigue habiendo indicios de una actividad razonable, y al mismo tiempo China ha comenzado a flexibilizar su política monetaria. Schroders defiende que esto favorece los fundamentales de las empresas, respaldando los beneficios, que se encuentran en niveles récord.
“En el caso del crédito de grado de inversión en euros, la cobertura de intereses (EBITDA a gastos de intereses) es superior a 10 veces. Los niveles del mercado implican una tasa de impagos más alta de lo que es probable que se materialice sobre la base de los fundamentales”, indican.
Es por ello que, bajo este contexto, hay una serie de sectores con algunas características defensivas incorporadas, como la protección contra la inflación y la fortaleza de sus activos bien posicionados.
Es el caso del inmobiliario, en el que muchas empresas tienen los alquileres vinculados a la inflación a medio plazo y también las compañías especializadas en logística y residenciales se benefician de una demanda sólida. “Las cláusulas de los contratos de bonos limitan el apalancamiento en el sector y las empresas se benefician de carteras inmobiliarias bien diversificada”, afirman. En la actualidad, algunos bonos de empresas inmobiliarias tienen rendimientos superiores a los de los activos inmobiliarios subyacentes, tal y como indican, pero esta situación debería corregirse y ofrece valor a los inversores en deuda.
En el caso de las infraestructuras, como los operadores de autopistas de peaje y las torres de telecomunicaciones, pasa algo parecido, ya que tienen ingresos vinculados a la inflación de los precios de consumo. “La mayoría de los activos están en funcionamiento y los gastos de mantenimiento son relativamente bajos, por lo que los flujos de caja son predecibles”, sentencian.
El turismo es otro de los sectores a destacar en el informe. “Tras el fin de los confinamientos, así como el despliegue de la tecnología 5G pueden aportar ingresos adicionales a estos sectores, cuyos bonos han estado bajo presión”, explican.
Por último, el sector energético está experimentando un fuerte impulso de ingresos y beneficios gracias a la subida del petróleo, el gas y la electricidad. Es por ello que desde Schroders ven oportunidades a largo plazo para estas empresas energéticas integradas con planes de transición hacia un futuro de bajas emisiones de carbono y cero emisiones netas.
“A pesar de los beneficios récord y el escaso apalancamiento, los bonos vinculados al sector energético han experimentado fuertes caídas de precios, en varios casos injustificadas teniendo en cuenta los fundamentales”, indican.
Asimismo, destacan que hay margen para que el crédito se estabilice y comience a tener un mejor comportamiento dado el crecimiento global favorable y la solidez de los fundamentales de las empresas. “Mantenemos nuestra confianza en sectores y empresas fuertes, con las características necesarias para capear las circunstancias difíciles, buscando oportunidades donde encontremos valoraciones desvinculadas de los fundamentales”, concluyen.