Para Janus Henderson, el posicionamiento de los inversores sigue siendo cauto
2023 ha sido un año soñado para la renta variable tecnológica. Los 'siete magníficos' (Microsoft, Apple, Nvidia, Alphabet, Meta, Amazon y Tesla) han hecho gala de sólidos balances y el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial (IA) ha impulsado la rentabilidad del sector. ¿Será 2024 igual de espléndido?
Con la Reserva Federal (Fed) dando por finalizadas las subidas de los tipos de interés, y a la espera de la llegada de los primeros recortes, las consecuencias del endurecimiento monetario todavía no se han trasladado a la economía de EEUU.
Por ello, la gran duda del mercado es si se logrará el tan ansiado 'aterrizaje suave' o si, por el contrario, se verá un 'aterrizaje forzoso'.
"Aunque el presidente de la Reserva Federal es sin duda el 'piloto principal', creemos que los inversores deben ser conscientes del papel de la inteligencia artificial (IA) como 'copiloto' de la economía en términos de mejora de la productividad y facilitación del desarrollo sostenible", afirma Alison Porter, gestora de cartera de renta variable tecnológica de Janus Henderson.
La experta también destaca que es necesario contar con un 'copiloto de inversiones' experimentado que ayude a "navegar el retorno del coste del capital tras un periodo prolongado de bajos tipos de interés y el ciclo de hype que puede surgir en torno a la IA".
En este sentido, y en un momento en el que la economía se encuentra en una situación crítica y de incertidumbre, la llegada de la IA combinada con los balances más sólidos de la renta variable sitúa al sector tecnológico en una posición relativamente fuerte para continuar con su historial a largo plazo de rentabilidad superior.
Sin embargo, a medida que se aproxima 2024, el posicionamiento de los inversores en renta variable tecnológica sigue siendo cauto.
"Prevemos que seguirá habiendo volatilidad en el crecimiento de las ventas, pero creemos que el crecimiento de los beneficios del sector se mostrará resistente, dado el énfasis en la reducción de plantilla y el despliegue de la IA para impulsar los márgenes de beneficio", explica Porter.
De hecho, las valoraciones siguen variando mucho dentro del sector. "Instamos a los inversores a no pensar en los 'siete magníficos' como un monolito que deba juzgarse frente al resto del sector tecnológico o la renta variable en general. Como ocurrió en anteriores oleadas informáticas, esperamos que el número de beneficiarios de la IA se amplíe gradualmente en los próximos tres años y que muchas de estas empresas sean clave para permitir esa adopción más amplia", indican en la gestora.
Las empresas se están viendo obligadas a adoptar una visión más holística de sus futuros gastos operativos. Esto, explica la experta, "impulsará el gasto hacia nuestros temas seculares a largo plazo de Infraestructura de Próxima Generación, Automatización y Productividad, Internet 3.0, Electrificación y Fintech".
En cuanto a la infraestructura de nueva generación, desde la firma estiman que la demanda de grandes modelos lingüísticos (LLM, por sus siglas en inglés) aumentará el papel de la infraestructura en la nube, así como la necesidad de IA en el extremo, donde el cálculo de la IA se realiza cerca del usuario, cerca de la fuente de datos, hasta el nivel del dispositivo.
"Las consideraciones de sostenibilidad también exigen centrarse en la eficiencia energética para limitar los costes y la intensidad de carbono. La demanda de soluciones tecnológicas de energía limpia está aumentando y las empresas de hardware y semiconductores están bien posicionadas para ser las principales beneficiarias", matiza Porter.
En el caso de Fintech, es un tema que no ha sido objeto de atención en 2023, pero es un área en la que siguen viendo un rico filón de empresas compuestas de calidad.
La IA puede aportar importantes ganancias de productividad a la economía y a las empresas, impulsando la reducción de la inflación y el crecimiento de los beneficios. Pero pueden pasar años antes de que esto sea demostrable y "los inversores deben tener en cuenta el ciclo del bombo publicitario".
"Los ganadores del desarrollo de la IA se extenderán, pero a un ritmo gradual; mientras tanto, los inversores deben desconfiar de extrapolar la adopción temprana de forma parabólica", comenta la analista.
De forma similar a lo sucedido en anteriores olas informáticas, con la IA también hay que centrarse en barreras de entrada sostenibles e incorporar perspectivas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
"El sector tecnológico se beneficia de uno de los vientos de cola más fuertes en el mercado de renta variable, pero con las turbulencias macro que se avecinan, se necesitan 'copilotos de inversión' experimentados con probadas habilidades de navegación para ayudar a trazar un camino más suave para alcanzar los objetivos de riesgo y rentabilidad de los inversores", concluye Porter.