Son desafíos y oportunidades que marcarán las estrategias de los gestores
El futuro de la inversión dista mucho de que hemos conocido hasta ahora. La pandemia de Covid-19 y la guerra de Ucrania han provocado sendas crisis que han hecho que los inversores se replanteen dónde poner su dinero. Los criterios ESG (inversión sostenible y responsable) han cobrado mucha fuerza, y Schroders cree que esa preferencia seguirá en 2023. Por eso ha puesto sobre la mesa las cinco tendencias que hay que vigilar de cerca en el nuevo año.
En concreto, Andy Howard, responsable global de inversión sostenible de Schroders, ha identificado los que, a su juicio, son los desafíos y oportunidades que marcarán las estrategias de los gestores en 2023, dado que "tendrán más importancia que nunca para la rentabilidad de las inversiones".
1. Cambio climático y voluntad política
"El cambio climático es una cuestión ineludible", dice este experto, que recuerda que "todos los inversores están expuestos al impacto no solo del calentamiento global y los daños al medioambiente en sí, sino a la acción política y económica para dar respuesta a estos problemas". Por ello, los inversores "deben estar seguros de que su exposición a estos riesgos se valora cuidadosamente y se gestiona de la mano de las oportunidades que ofrecen soluciones al desafío climático".
Aunque reconoce que fijarse objetivos "es la parte fácil", y lo realmente difícil es cumplirlos, cree que el camino hacia la descarbonización va por buen camino, pese a que el impulso político para lograrlo "se ha desacelerado en 2022". Pese a ello, apunta Howard, "el sector privado sigue tirando del carro y ayuda a cerrar parte de la brecha entre la ambición que han expresado los líderes mundiales y la preparación de las empresas para materializar la transición".
En su opinión, la cumbre del clima COP27 celebrada en noviembre en Egipto "sirvió de poco para reforzar el compromiso global para actuar, aunque el acuerdo para crear un 'fondo de pérdidas y daños' con el fin de ayudar a los países en vías de desarrollo debería dar respuesta a uno de los principales desafíos a la hora de hacer realidad los cambios necesarios para lograr los objetivos que marca el Acuerdo de París de 2015". Y a finales de 2023, el foco pasará a ser la COP28 que se celebrará en los Emiratos Árabes.
2. Capital Natural
Según el experto de la gestora, el papel del capital natural y las amenazas a la biodiversidad en sentido amplio "será fundamental" para la inversión sostenible en 2023. "Las amenazas para el clima son un síntoma de las tensiones estructurales y cada vez mayores entre el aumento de la demanda por parte de una población mundial cada vez más numerosa, pudiente y hambrienta y los recursos disponibles en el planeta, que no son infinitos".
Recuerda Howard que actualmente la humanidad consume recursos equivalentes a 1,7 veces los que genera el planeta anualmente, con lo que "el déficit de capital natural aumenta aún más y se intensifican las amenazas como consecuencia del deterioro de los ecosistemas globales". De hecho, apunta que algunas estimaciones hablan de una "pérdida de 10 billones de dólares en capital natural cada año" y subrayan las cargas ocultas que se acumulan sobre la economía global.
"La cruda realidad es que los riesgos para la naturaleza son, cada vez más, un factor a tener en cuenta en los riesgos de inversión y la rentabilidad", comenta.
3. Crisis del coste de la vida y otras tensiones sociales
Por otro lado, el analista de Schroders apunta que a nivel humano, muchos países se ven afectados por una crisis del coste de la vida, y aunque es posible que sus efectos más graves pierdan fuerza en 2023, "la pobreza es una amenaza que vigilaremos de cerca". Y es que "hay pocos Gobiernos con margen fiscal suficiente para absorber los déficits presupuestarios de las familias, y la tensión social podría intensificarse".
Además, las empresas "empiezan a verse presionadas para asegurar la protección de los trabajadores vulnerables, ya sea mediante subidas salariales o prestaciones para sus propios trabajadores o a través de su responsabilidad para con los trabajadores en las cadenas de suministro", lo que podría tensar aún más la cuerda.
Howard no descarta, de hecho, que se pueda producir un "aumento de la presión sobre los sistemas políticos", lo que "podría socavar la esperanza que tienen los inversores de que el liderazgo político defina claramente las prioridades, devolviendo la responsabilidad a empresas e inversores como nosotros".
"Aunque el cambio climático y la naturaleza han marcado la actualidad informativa, sobre todo por la COP27 y la COP15, prevemos que, con la llegada del año nuevo, la información se centre más en cuestiones sociales, como la gestión del capital humano, los derechos humanos y la diversidad e inclusión".
4. Participación activa e impacto
También el experto de Schroders cree que a medida que los factores que afectan a los mercados financieros se multiplican, "la selección de valores solo resolverá parte del problema".
"Nuestra capacidad para comprometernos con las empresas y los activos en los que invertimos será una palanca fundamental y necesaria para poder generar valor", dice Howard, que afirma que "hay pocas empresas preparadas para el mundo que viene, y animarlas o empujarlas a adaptarse será importante para proteger su valor". Como consejo a los inversores, apunta que "conforme nos vamos centrando cada vez más en la inversión de impacto, la participación activa también será un componente importante de estas estrategias", una tendencia que espera que se mantenga durante 2023.
5. Regulación
Por último, apunta que estas tendencias "se consolidan en un contexto en el que el sector recibe más escrutinio público y despierta más escepticismo que nunca". "La regulación avanza desde la UE hacia otras partes del mundo, y es probable que la exigencia de transparencia y claridad en cuanto a lo que ofrecen los productos aumente, y con razón", señala.
Y es que las noticias sobre 'greenwashing' han puesto de relieve "la importancia de la transparencia, y la mejor vacuna contra este fenómeno es la honradez, la transparencia y la coherencia". Cada vez es más importante que las grandes empresas e instituciones financieras informen de su impacto sobre la naturaleza y dependencia de ella a partir de 2030.
"Para quienes nos dedicamos a la sostenibilidad en el sector de la inversión, los últimos años han sido un no parar. Seguir el ritmo a la intensidad y velocidad de los cambios normativos ya ha supuesto un reto importante de por sí", dice Howard, que cree que las altas exigencias en este campo seguirán el año que viene. "Nada de esto va a cambiar en 2023", concluye.