El presidente de la Fed mantiene su discurso y su apuesta por los estímulos
Contra viento y marea, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, mantuvo este miércoles inalterable el timón de la política monetaria del banco central más poderoso del mundo.
Pese a los intentos de los periodistas para que anticipase de alguna manera que la Fed ya ha comenzado a pensar cuándo comenzará a retirar sus estímulos monetarios para luchar contra la pandemia, Powell se disfrazó del célebre capitán Ahab y guió su discurso con tono firme hacia su principal objetivo: comprarse casi dos meses de plazo antes de volver a comparecer en rueda de prensa.
Así, el organismo monetario dispondrá de un valioso tiempo para analizar la evolución económica de Estados Unidos, así como el comportamiento de los precios, que tanto preocupa al mercado de bonos. A nadie se le escapa que el riesgo de sobrecalentamiento económico es la principal amenaza para la economía y para las bolsas. Pero Powell supo, una vez más, capear el temporal y llevar su barco a buen puerto.
Todos los análisis coinciden. En algún momento de los próximos meses (cada vez cobra más fuerza el simposio de Jackson Hole que se celebra en agosto), la Fed tendrá que anticipar una retirada de sus estímulos monetarios si, como cada vez parece más evidente, se produce un boom económico en EEUU.
"Mantenemos nuestra opinión de que la reducción (de las compras de activos) comenzará a finales de este año, con las primeras subidas de tipos en la segunda mitad del próximo año", señalan desde Pantheon Macroeconomics.
Pero antes de eso, el capitán Powell tendrá que lidiar con su particular Moby Dick: el riesgo de una inflación mayor de lo esperado en los próximos meses, que supere incluso el previsto repunte anticipado por la Fed en sus previsiones de marzo. El organismo prevé que su medida favorita de inflación, la tasa PCE, subirá hasta el 2,4% este año (en diciembre pronosticó un 1,8%).
Así que, mientras el índice PCE no supere ese 2,4% anticipado, Powell podrá mantener su discurso y seguir inyectando en la economía 120.000 millones de dólares al mes en forma de compra de activos hipotecarios y bonos del Tesoro.
Por el momento, su barco sigue a flote, aunque él mismo es consciente de que puede acabar siendo arrastrado a las profundidades de una espiral inflacionaria. Algo que nadie quiere, y que por supuesto él intentará evitar a toda costa. De momento, se ha comprado dos meses de plazo antes de su próxima cita con el mercado. El capitán sigue al timón del Pequod.