¿Apostar por las materias primas o por el oro en 2024? Todo dependerá de la inflación

Virginia Mora
Bolsamania | 11 ene, 2024 06:00 - Actualizado: 11:18
oro petroleo bolsa

¿Qué opción es mejor como apuesta inversora en este 2024, las materias primas o el oro? A esta pregunta intentan responder los expertos de J. Safra Sarasin Sustainable AM en uno de sus últimos informes. Reconocen que la incorporación de estos activos a las carteras despierta cada vez más interés, y mientras que algunos se abstienen por completo de invertir, otros invierten solo en una de las dos clases de activos y otros, en ambas. Para este nuevo año, la clave será la inflación.

Y es que pese a que tanto las materias primas como el oro tienen "características positivas en un entorno inflacionista", lo cierto es que "si el crecimiento es positivo, son preferibles las materias primas; de lo contrario, el oro es más favorable". Así lo afirma Thomas Bollinger, estratega de inversión senior en la gestora, que ha analizado las diferencias entre estos activos y sus tendencias en fases duraderas, tanto al alza como a la baja.

En este sentido, apunta que en las últimas cinco décadas los movimientos de las materias primas y el oro "van mucho más allá de las fluctuaciones naturales del mercado de una cartera de acciones/bonos, y reflejan la evolución estructural de las dos clases de activos".

"Estos ciclos seculares incluyen convulsiones mundiales como las crisis del petróleo de los años setenta o las crisis financiera y del euro de los años 2000 y 2010", comenta Bollinger. Dice también que lo que más le llama la atención es "lo similares que son los rendimientos totales a largo plazo, mientras que las fluctuaciones asociadas difieren enormemente".

Señala el experto de J. Safra Sarasin que "tanto en términos de volatilidad como de la mayor pérdida sufrida ('maximum drawdown'), las materias primas y el oro como únicas clases de activos son significativamente más arriesgadas que la cartera equilibrada compuesta por renta variable y renta fija".

Además, remarca, cabe destacar que los rendimientos de las materias primas y el oro "están efectivamente descorrelacionados con la cartera 50/50, lo que indica un alto potencial de diversificación". "Aunque la correlación entre las materias primas y el oro en sí es positiva, sigue proporcionando una clara ventaja de diversificación", indica.

"La adición de materias primas y/u oro suele traducirse en una rentabilidad ligeramente superior combinada con una menor volatilidad", explica a continuación, y resalta que la inclusión de oro (solo o combinado con materias primas) también "reduce la pérdida máxima", mientras que las materias primas por sí solas "aumentan esta pérdida en comparación con la cartera 50/50".

Según Bollinger, los movimientos de los precios de las materias primas y el oro, en particular las caídas masivas, "pueden explicarse en gran medida por las características especiales de ambas clases de activos". "Las bajas correlaciones con el mercado financiero general apoyan la teoría de que estos instrumentos de inversión solo tienen una débil conexión con la dinámica del mercado financiero", apunta.

SUPERCICLOS EN LAS MATERIAS PRIMAS

En cualquier caso, comenta, en las materias primas estos 'superciclos' surgen porque una demanda que cambia rápidamente se encuentra con una oferta que cambia lentamente. "La primera está relacionada principalmente con las tendencias económicas, la segunda con la larga duración de los proyectos en yacimientos petrolíferos o minas", dice.

Como consecuencia, "se observan fuertes subidas de precios cuando escasean las capacidades de producción", y es que la oferta solo puede ampliarse con retraso, lo que hace bajar los precios de las materias primas.

En el caso del oro, también existen ciclos específicos, pero éstos "difieren significativamente de los de los mercados de materias primas". En primer lugar, porque el oro no se consume en sentido estricto, sino que puede convertirse una y otra vez, lo que significa que "la oferta crece constantemente debido a la producción continua de las minas de oro".

En segundo lugar, destaca el estratega de J. Safra Sarasin, porque el oro "también se considera una inversión". "En épocas 'normales' el oro se comporta como una moneda que no genera ingresos", dice, y por tanto, el comportamiento de su precio "se ve influido en gran medida por la evolución del dólar estadounidense (moneda competidora) y los tipos de interés (costes de oportunidad)".

"Este comportamiento contrasta con el de los periodos en los que el oro está expuesto a grandes oscilaciones de precios", fases que se caracterizan por importantes subidas reales de los precios durante periodos más largos. "Normalmente, se trata de situaciones de mercado en las que los inversores buscan refugio en el oro para evitar la inflación y las devaluaciones monetarias".

Asimismo, incide en que en relación con los ciclos del oro, cabe destacar dos particularidades. Primero, el comportamiento de los bancos centrales. "Como parte de sus reservas de divisas, poseen casi una quinta parte de todo el oro jamás extraído", dice Bollinger, que recuerda que los bancos centrales eran vendedores netos en el cambio de milenio, pero se convirtieron en compradores netos en la década de 2010. "Las ventas fueron impulsadas predominantemente por los bancos centrales de los países desarrollados, mientras que las compras fueron impulsadas por los mercados emergentes", apunta.

En segundo lugar, apunta que los motores del oro "son más difíciles de entender", mientras que los de los superciclos de las materias primas "son relativamente fáciles de explicar". En el caso de las materias primas, la atención se centra en el gasto en inversión y las tendencias de la demanda (al menos para la energía y los metales industriales).

"Ambos componentes son predecibles y permiten reconocer si es más probable que los mercados de materias primas se vean afectados por la escasez o el exceso de oferta". Por otra parte, remarca, los cambios y acontecimientos monetarios y geopolíticos "están en el centro de los movimientos del precio del oro", aunque son "difíciles de prever, por lo que a menudo se opta por una asignación permanente al oro como solución por motivos estratégicos".

¿CÓMO INFLUYE EL CICLO ECONÓMICO?

Tras ello, Bollinger apunta que los ciclos largos de las dos clases de activos "se ven superados por los movimientos a medio plazo del ciclo económico". La demanda de materias primas también está determinada por el ciclo económico, indica, lo que se aplica, sobre todo a la energía y los metales industriales, que son importantes para la producción y el transporte de mercancías. "La evolución de los metales preciosos, en cambio, apenas se ve influida por la dinámica económica", remarca.

Además, apunta que las materias primas y el oro "están (solo) indirectamente vinculados a través de la inflación y la política monetaria". "La correlación entre los precios de las materias primas y del oro es menos pronunciada de lo que sugieren los episodios históricos", y suele mencionarse la inflación como denominador común.

Sin embargo, explica, "la conexión no es tan clara como se suele suponer, como demuestra una mirada al pasado". Y es que tanto los precios de las materias primas como el precio del oro subieron significativamente en los años setenta y en la década de 2000. En el primer caso, la inflación mundial alcanzó su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial. En cambio, las tasas de inflación en la década de 2000 fueron moderadas.

En los años 80, otra década plagada de inflación, los precios de las materias primas y del oro cayeron. En la década de 2010, el precio del oro subió a pesar de las bajas tasas de inflación, mientras que los precios de las materias primas cayeron. "La relación causal es, por tanto, más complicada porque el oro no reacciona directamente a la inflación, sino a la política monetaria y a su credibilidad".

El experto comenta que, sea cual sea el desencadenante de las subidas de los precios, al final los bancos centrales deben subir los tipos de interés para combatir la inflación, lo que a su vez debilita el crecimiento. "La combinación de los temores a la inflación y a la recesión hace que los inversores huyan hacia el oro, que se considera un refugio seguro y, en consecuencia, aumenta de valor".

Por lo tanto, "solo existe una relación directa entre la evolución del oro y la de los precios de las materias primas si la causa de la inflación procede realmente del sector de las materias primas", apunta. Un aspecto que, junto con la actual dinámica económica y de inflación, "determina la respuesta a la pregunta del inicio".

"Hay constelaciones en las que los inversores deberían mantener tanto oro como materias primas, otras en las que solo una de las dos clases de activos es apropiada como complemento de la cartera y períodos en los que los inversores deberían prescindir de ambas", remacha.

En su opinión, los precios de las materias primas están actualmente en fase ascendente, pero "es probable que el debilitamiento previsto de la economía global en los próximos meses reduzca su demanda y, con ello, la presión sobre los precios", señala el analista.

Sobre el oro, dice que dado que los bancos centrales siguen enfrentándose al "gran reto" de mantener la estabilidad de precios a medio y largo plazo y combatir las presiones inflacionistas, considera que "como medida de precaución contra la inflación excesiva y los errores de los bancos centrales, una inversión estratégica en oro parece prudente".

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