Una consagrada afín al líder de los Miguelianos afirma que sus padres "rompieron" su vida "en dos" al demandar a Rosendo

Europa Press | 09 nov, 2018 17:21
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Miguel Rosendo en los juzgados de PontevedraEUROPA PRESS

Niega que se produjeran abusos y "humillaciones" dentro de Orden y Mandato

PONTEVEDRA, 9 (EUROPA PRESS)

La consagrada L.G.I. ha testificado este viernes que sus padres "rompieron" su vida "en dos" al unirse a las familias que denunciaron a la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel porque "esa era la vida que quería". En la decimonovena sesión del juicio conocido como de los 'Miguelianos' han declarado dos testigos afines al líder, Miguel Rosendo, que niegan los abusos, las "humillaciones" y las "vejaciones" de las que lo acusa la acusación particular.

El proceso judicial avanza con el límite de los cuatro años de prisión preventiva de Rosendo, que se cumplirán el próximo 14 de diciembre (aunque su detención se produjo el día 11 de diciembre de 2014). Han empezado a declarar los testigos propuestos por las defensas, como es el caso de L.G.I., quien ha sostenido que ha "roto" la relación con su familia.

"No puedo llegar a entender por qué no me entienden, no vienen a verme, no se preocupan por mí, no saben cómo vivo...", ha aseverado para explicar que sus padres "no estaban de acuerdo" en que ella se instalase en un convento en El Escorial, del que posteriormente se marchó para el municipio madrileño de Bustarviejo, también junto a los afines de Rosendo y su familia, donde continúa residiendo.

Esta consagrada ha lanzado diversas acusaciones contra el sacerdote que ejercía como asistente eclesiástico de la Orden, nombrado por el obispo de la diócesis Tui-Vigo, I.D.V.A., con el que colaboró en la "pastoral penitenciaria" de A Lama.

"Yo le decía que no entendía por qué ayudábamos a tantos narcotraficantes y sicarios si no querían acercarse a Dios y otros internos, que a lo mejor eran drogadictos o que no tenían familia, necesitaban más nuestra ayuda", ha asegurado.

L.G.I. ha negado la "sumisión" y el "servilismo" al que otros miembros de los 'Miguelianos' han hecho referencia en esta causa y ha descalificado en concreto a una de las víctimas de presuntos abusos sexuales, M.P.

También ha negado el aislamiento de su entorno, pues ha sostenido que todas las consagradas y consagrados tenían "acceso a Internet" y "móviles", incluso quienes vivían en la denominada 'Casa Madre', en el municipio pontevedrés de Mougás. "No había castigos ni había chivatazos", ha añadido sobre su experiencia residiendo en esta casa.

"ACOSO MEDIÁTICO"

La consagrada ha manifestado que se sintió víctima de "acoso mediático" cuando los supuestos abusos se hicieron públicos y salieron en los medios de comunicación. "De pronto veo a mi padre en una rueda de prensa diciendo un montón de barbaridades como que bebíamos el semen de Miguel como si fuera la sangre de Cristo", ha relatado. Esto le supuso, según sus palabras, "un shock tremendo".

Por otra parte ha testificado J.M.L.M., también miembro de Orden y Mandato, y marido de una de las acusadas en la causa, que se ha unido a la consagrada en las críticas al asistente eclesiástico de la Orden y ha asegurado que los "más de veinte años" que permaneció vinculado a este grupo le "enriquecieron", así como que sigue considerando a Rosendo su "amigo", pese a que ya no le visita en prisión.

La Fiscalía pide para el líder, Feliciano Miguel Rosendo, un total de 66 años de prisión. El Ministerio Público sigue la causa contra el líder por un delito de asociación ilícita, 12 delitos contra la integridad moral, cinco de coacciones y tres delitos contra la libertad sexual --uno de agresión sexual continuado y dos de abuso sexual continuado--.

El juicio se reaunudará el próximo lunes en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra y está previsto que celebre sesiones a lo largo de toda la semana.

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