Pekín ha jugado un 'doble juego': se opone a las sanciones pero aún no da apoyo económico a Moscú
China se ha convertido en el centro de atención en los últimos días por su posicionamiento sobre la guerra en Ucrania. EEUU ya ha mostrado su profunda preocupación por el alineamiento de Pekín con Rusia, aunque muchos apuntan que Vladimir Putin espera más del gigante asiático. Más de lo que ha hecho hasta ahora, que es jugar a un 'doble juego': se ha opuesto a las sanciones a Moscú, pero aún no ha dado su apoyo económico de forma oficial a los rusos. ¿Cuánto puede hacer realmente China por la economía rusa ante las sanciones? Lo cierto es que no tanto como algunos piensan.
Así lo explican los expertos de Natixis en su último informe. En concreto, apuntan que las sanciones "sin precedentes" impuestas a Rusia por parte de EEUU, la Unión Europea y Reino Unido, entre otros, a raíz de su invasión de Ucrania "devastarán su economía, pero el grado de gravedad de las cosas dependerá de China y de la cantidad de ayuda económica que Pekín esté dispuesto a conceder a Moscú".
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De momento, señalan los analistas del banco de inversión francés, el aumento de los precios de las materias primas está dando cierto respaldo a la economía rusa, ya que impulsa las reservas de divisas de Moscú y eso ayuda a mitigar los 1.000 millones de dólares diarios que se calcula le cuesta la guerra a Rusia. "Esto significa que las sanciones occidentales, aunque draconianas, no han empujado a Rusia al abismo económico todavía".
El problema, dicen desde Natixis, es que cuando esas sanciones de verdad empiecen a notarse en la economía rusa, la capacidad de actuación de China no va a ser tan amplia como muchos creen, en caso de que se decida a ayudar abiertamente a Putin. Porque hasta ahora, remarcan estos estrategas, Pekín no ha hecho más que dar una "doble respuesta": sus instituciones financieras siguen religiosamente las sanciones impuestas por Occidente, mientras que los funcionarios chinos han anunciado el levantamiento de las restricciones a las importaciones de trigo ruso y la inversión en las empresas rusas que puedan estar sufriendo debido a las sanciones.
Pero la realidad es que China no tiene el suficiente grado de preparación para ofrecer un "apoyo inmediato" a la economía rusa. Entonces, ¿cuánto puede hacer realmente Pekín? Esta es la respuesta de Natixis:
-"La realidad es que Rusia no puede confiar en que China compre todas las exportaciones de combustibles fósiles que ya no puede vender a Occidente, especialmente el gas, ya que la infraestructura física en forma de gasoductos que van hacia el este aún no está conectada".
-En cuanto a las sanciones financieras, "la infraestructura financiera china, es decir, el sistema de pagos internacionales de China, tampoco es una solución por una razón muy básica: todavía depende de la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT)", el sistema de mensajería global para las transacciones transfronterizas del que las entidades rusas han sido excluidas gracias a las sanciones occidentales. Además, apunta Natixis, aunque Pekín estuviera dispuesta a introducir su propio sistema de mensajería y abandonar el SWIFT, "el sistema de pagos internacionales de China no es lo suficientemente líquido como para ofrecer una alternativa clara al sistema de pagos global que los bancos rusos, o cualquier otro banco del mundo, han estado utilizando durante todos estos años, a saber, el Sistema de Pagos Interbancarios de la Cámara de Compensación (CHIPS)".
-En la misma línea, el yuan digital chino "todavía no ofrece transacciones transfronterizas de relevancia, ni Rusia tiene aún un acuerdo formal para aceptar la circulación y liquidación de la moneda digital china". De hecho, los expertos del banco de inversión francés vaticinan que el Banco Central de Rusia "será reacio a aceptar la amplia circulación del yuan digital como forma de compensar su falta de acceso a la moneda fuerte, porque eso reduciría aún más su capacidad de gestionar los tipos de interés dado el desplome del valor del rublo". Incluso ahora, "el rublo corre el riesgo de ser sustituido por el yuan, una moneda no convertible, ya sea digital o no", destacan.
¿QUÉ PUEDE HACER CHINA ENTONCES?
Desde Natixis indican que "la verdadera ayuda que China podría ofrecer es a través de los 90.000 millones de dólares en yuanes que Rusia tiene en el balance del Banco Popular de China (PBOC)". Pero, "por desgracia, Rusia solo puede retirar yuanes para pagar las exportaciones chinas a Rusia, no para pagar bienes importados de otros lugares o para cumplir con otras obligaciones en moneda extranjera".
"Los beneficios de acercarse a Rusia pueden no corresponder al impacto de que los inversores occidentales pierdan el interés en China"
En este sentido, los expertos del banco de inversión francés señalan que si el PBOC decidiera convertir las reservas de yuanes de Rusia en moneda fuerte, "eso ayudaría claramente a la actual situación de estancamiento de Rusia, pero el riesgo de reputación de infringir potencialmente las sanciones occidentales sería un paso enorme para que el PBOC lo diera y, por lo tanto, lo hace muy poco probable".
¿Qué más puede hacer? Pues "con el tiempo, China podrá apoyar más sólidamente a la economía rusa a medida que se construyan nuevos gasoductos para redirigir el gas de Europa a China y a medida que el sistema de pagos internacionales de China se convierta en una alternativa creíble a los CHIPS. Pero esto es claramente más atractivo para China que para Rusia", dice Natixis.
"China podría reforzar su seguridad energética al convertirse en el mayor, si no el único, importador de petróleo y gas de Rusia", destacan también estos expertos, que creen que los avances en la internacionalización del yuan "se acelerarían sin que Pekín tuviera que renunciar a los controles de capital". "En esencia, China tiene un incentivo económico para apoyar a Rusia mientras no caiga en las sanciones occidentales", destacan.
Sin embargo, "para Rusia una fuerte dependencia de la economía china y de su sistema financiero es algo muy secundario en comparación con seguir formando parte de la economía mundial y mantener un rublo convertible como moneda". Y Natixis apunta que esto, de hecho, tampoco es la 'panacea' para Pekín. Si Moscú se aleja de Occidente y se vuelve más dependiente de China podría ser perjudicial para el gigante asiático, y es que hay un "riesgo" que algunos podrían haber "subestimado": el de "acabar siendo el objetivo de las mismas sanciones que se están imponiendo a Rusia".
Natixis cree que esto "probablemente llevará a China a replantearse las ventajas y desventajas de intentar tenerlo todo en relación con la guerra de Ucrania". Y es que, apunta el banco, "los beneficios a largo plazo de acercarse a Rusia podrían no corresponder al impacto de que los inversores occidentales pierdan repentinamente el interés en China".