Los expertos creen que el corte a Polonia y Bulgaria supone una amenaza de suministro "mínima"
No se habla de otra cosa desde que se confirmó el corte de suministro de gas por parte de la estatal rusa Gazprom a Polonia y Bulgaria. ¿Hará lo mismo el Kremlin con otros países europeos si, como estos, se niegan a pagar en rublos? Lo cierto es que Moscú ha amenazado con ello, pero los expertos creen que es complicado que cumpla sus advertencias. "Hacerlo sería técnicamente difícil y costoso para Rusia", apuntan.
Son palabras de los expertos de Berenberg, que apuntan que si Moscú está realmente dispuesto a cortar el gas europeo a menos que los pagos se hagan en rublos -lo que obligaría a Europa a violar sus propias sanciones impuestas contra Rusia tras la invasión de Ucrania- "es una cuestión muy abierta".
Estos analistas reconocen la "dependencia incómoda" que tiene Europa del gas ruso, y es que alrededor de una cuarta parte de la generación de energía primaria de la Unión Europea procede del gas y Rusia suele suministrar el 40% de las importaciones de gas natural de la UE. Pero creen que la interrupción de suministro a Polonia y Bulgaria es una advertencia, más que otra cosa, porque estos dos países "tienen una cuota del 8% en las importaciones de gas de la UE procedentes de Rusia".
Precisamente por eso, desde Julius Baer apuntan que el corte perpetrado por Moscú supone una "amenaza mínima" para el suministro en el Viejo Continente. "Europa lleva varios años reconstruyendo su red de gas natural para reducir esta dependencia, y tanto Polonia como Bulgaria están entre los beneficiarios", destacan los estrategas del banco suizo.
"Ambos países, con la ayuda de la Unión Europea, llevan años preparándose para un acontecimiento de este tipo y, por ello, fueron también de los primeros en anunciar la eliminación total de los contratos de suministro rusos este año", destacan, y recuerdan que a mediados de año se pondrán en servicio dos gasoductos que conectarán Polonia y Bulgaria a la red europea de gas natural y ofrecerán acceso a los suministros noruegos o marítimos de ultramar.
Eso sin olvidar que se han elevado las capacidades de flujo inverso de varios gasoductos dentro de Europa del Este. "Así pues, el corte por parte de Rusia es sobre todo una amenaza y una escalada para el resto de los principales compradores de gas natural en Europa", apuntan desde Julius Baer. No obstante, reconocen que "vuelve a inyectar una buena dosis de incertidumbre".
A juicio de los expertos de Julius Baer, "la exigencia de Rusia de que los compradores abran cuentas en rublos pero sigan pagando en euros parece cumplir con las sanciones, por lo que es probable que la mayoría de los principales compradores acaben adoptando también estas condiciones de pago". Aunque recuerdan que la cuestión de qué hacer con este incumplimiento de los contratos existentes sigue abierta.
De hecho, señalan que el verdadero "riesgo de cola, muy vigilado, sigue siendo una interrupción total de los flujos" de suministro. "Si esto ocurriera en las próximas semanas, Europa no se enfrentaría a ningún problema inminente de suministro debido a la baja demanda estacional, pero Rusia probablemente se enfrentaría a graves problemas de infraestructura dado el creciente exceso de oferta nacional", afirma Julius Baer. Y dice que a largo plazo "es probable que la escalada no haga sino acelerar las acciones de Europa para desprenderse del gas ruso".
Para Bank of America, la interrupción del suministro de gas ruso a Europa "se está convirtiendo en un riesgo cada vez mayor, aunque no está tan claro de qué lado se detendrá el flujo".
EUROPA NO TENDRÁ ESCASEZ DE GAS
Precisamente desde Berenberg también defienden, como lo hacen desde Julius Baer, que "Europa no tendrá escasez de gas" pese a las medidas adoptadas por el Kremlin. En la firma alemana de análisis creen que la UE dejará de importar petróleo de Rusia a finales de este año y reducirá las importaciones de gas "lo más rápidamente posible sin arriesgarse a una escasez física de gas, poniendo fin probablemente a dichas importaciones en 2024", por lo que los precios de la energía "seguirían siendo altos, pero probablemente no subirían más".
"Incluso en el caso de que se produjera un embargo ruso inmediato, impuesto por la UE o por Rusia, Europa probablemente llegaría hasta finales de otoño sin escasez de gas", defienden los expertos de Berenberg. Asimismo, destacan que el Viejo Continente "tendría dificultades para rellenar sus instalaciones de almacenamiento de gas de cara a la próxima temporada de frío sin el gas ruso", por lo que en este escenario algunos países "probablemente tendrían que racionar el suministro de gas a partes de la industria a finales de este año y/o a principios de 2023".