El Fondo de Inversión de Pensiones del Gobierno de Japón (GPIF) redujo su inversión en Bolsa española un 7% y aumentó un 11% su cartera de bonos del Tesoro
El poder financiero nipón se nota en Madrid. No sólo por la reciente llegada a la calle Orense de la capital de Mizuho Financial, uno de los principales bancos del país, sino también por la expansión internacional de su gran inversor nacional. El Fondo de Inversión de Pensiones del Gobierno de Japón (GPIF) acaba de presentar sus credenciales como uno de los inversores institucionales de referencia en la Bolsa española y también uno de los grandes financiadores de la deuda pública del Estado. En 2016, el vehículo de los pensionistas nipones acumuló una inversión de 2.900 millones de euros en 26 compañías españolas, un 7% menos que el año anterior, según los datos extraídos por Bolsamanía.
Esta reducción del valor de su cartera se produjo por la caída bursátil del 2% en el índice de referencia Ibex, así como por el ‘crash’ de algunas de sus inversiones como Banco Popular o la reducción de su exposición al sector financiero con la venta de una parte sustancial de sus acciones en Santander, Mapfre, Bankia o BBVA, entre otras. El mayor incremento de su posición en cartera se produjo en el gestor de aeropuertos Aena, donde acumula 76 millones de euros, un 100% más que el año anterior.
Dirigido por Hiro Mizuno, jefe de inversiones del fondo desde 2014, las participaciones de GPIF en las compañías españolas oscilan entre el 0,4% y 1,2% del accionariado. Inditex fue su acción favorita con una posición de 347 millones de euros, tras elevar un 34% su número de títulos en cartera. No obstante, Banco Santander es su mayor inversión con 465 millones, aunque repartidos en seis acciones distintas de la entidad que preside Ana Botín: Chile, Brasil o el ADS que cotiza en Wall Street, entre otras. La eléctrica Iberdrola ocupa con otra de los posiciones de honor para el fondo nipón con 302 millones de euros de los ahorradores japoneses.
Entre las acciones más llamativas se encuentra Banco Popular, en el que pese al aumento de las acciones en cartera, el GPIF vio como el valor de su inversión se redujo un 33% interanual, hasta los 36 millones. También se introdujo en Bankia, participada por el Estado a través del FROB, con 28 millones o en la aseguradora Mapfre (15 millones). El fondo asiático también tiene participaciones relevantes en la constructora ACS (38 millones) o la aerolínea IAG (52 millones) o la cadena de supermercados DIA (44 millones) La inversión más pequeña en el mercado español es en el fabricante de ascensores Zardoya Otis con 12 millones, según los datos a los que ha tenido acceso Bolsamanía.
MÁS DEUDA ESPAÑOLA
Más allá de las acciones, el superfondo nipón registró un aumento del 11% en su cartera de bonos del Tesoro Público, hasta los 790 millones de euros, si bien estas cifras le colocan muy lejos de otros grandes inversores institucionales como el fondo soberano de Noruega, que en 2016 redujo su inversión en deuda del Estado en un 25%, hasta 34.926 millones de coronas (3.924 millones de euros). El fondo nórdico mantiene 8.700 millones de euros en acciones de empresas españolas, casi tres veces el capital invertido por el de Japón.
Comparativamente, ambos supervehículos financieros son comparables. El fondo de Noruega cuenta con una despensa de capital de 7,51 billones de coronas noruegas (846.916 millones de euros), mientras que el de Japón cuenta con activos por valor de 144,8 billones de yenes (1,2 billones de euros). En 2016, las ganancias de ambos fondos fueron cuantiosas gracias al rally bursátil de final de año. El noruego ganó algo más de 50.000 millones, mientras que los japoneses aumentaron su fortuna en 86.799 millones.