AXA propone crear "bonos de transición", el paso previo a los bonos verdes

El mercado de los bonos verdes funciona, pero está "en una encrucijada"

  • Hay grandes proyectos medioambientales y sociales de la ONU y la UE que financiar
Rubén Escudero
Bolsamania | 23 jun, 2019 06:00 - Actualizado: 09:08
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Campo de agricultura sostenibleUNILEVER

La gestora de AXA propone una medida de choque contra el cambio climático. La firma gala cree que el mercado de bonos verdes necesita un nuevo “bono de transición” para permitir que las compañías con uso intensivo de carbono financien el abandono gradual de los combustibles fósiles.

Estos bonos podrían usarse para financiar proyectos de captura y almacenamiento de carbono o la construcción de plantas de cogeneración. Según Yo Takatsuki, director de Análisis Sostenible de AXA Investment Managers, esta nueva clase de activo es “vital” para aquellos emisores que no tienen la capacidad de lanzar bonos verdes, especialmente compañías que operan en industrias intensivas en gases de efecto invernadero, como las de materiales, las de extracción o las químicas.

Los bonos “de transición” que propone la firma francesa facilitarían que los inversores superen el gran desafío de proporcionar capital no solo a las empresas que ya son ecológicas, sino a aquellas que tienen ambiciones de serlo. Para crear un “mercado riguroso” con estos bonos, AXA IM ha desarrollado una serie de guías para ayudar a las empresas potencialmente emisoras, con aspectos como la información que deben suministrar al mercado o la gestión de sus beneficios.

En opinión de Takatsuki, “el concepto de bono verde ha sido probado, funciona y ha venido para quedarse”, pero este mercado está ahora “en una encrucijada”. El gestor teme que el potencial de los bonos verdes se vea debilitado por el deseo que tiene el mercado de que haya más emisiones de este tipo, una petición que “el sector no puede cumplir actualmente”.

EL MERCADO DE LOS BONOS VERDES

Las emisiones de bonos verdes alcanzarán los 200.000 millones de dólares en 2019, según las estimaciones que Santander Asset Management hizo en su primer Foro de Inversión Sostenible y Responsable (ISR). La gestora del Santander se ha lanzado recientemente a por bonos verdes de cotizadas e instituciones españolas como Telefónica, Iberdrola o la Comunidad de Madrid, así como a por los de Adif o el ICO.

Para cumplir con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, con los que se han comprometido los líderes mundiales, se necesita un presupuesto de seis billones de dólares por año de aquí a 2030, recuerda Allianz Global Investors. Este presupuesto tendrá que ser financiado en gran parte por bonos verdes.

Esta semana, la Comisión Europea ha publicado su Taxonomía de Actividad Económica Medioambientalmente Sostenible. Se trata de un sistema de clasificación dinámica que ayudará tanto a inversores como a empresas a identificar qué actividades económicas son limpias y a cuantificar su impacto positivo. Esta iniciativa pretende acabar con el ‘greenwashing’ o ‘ecopostureo’, una mala práctica llevada a cabo por aquellas empresas que venden un producto o un servicio supuestamente respetuoso con el medio ambiente, aunque en realidad no lo es.

Según Helena Viñes, global head of Stewardship & Policy de BNP Paribas Asset Management y miembro del Grupo Técnico de Expertos, “se trata de algo vital dado que Europa tiene que atraer unos 290.000 millones de euros al año de capital privado destinados a actividades sostenibles para tan solo cumplir con los objetivos relativos al cambio climático”.

Las gestoras se han ‘puesto las pilas’ para contribuir a los proyectos medioambientales de la ONU y la UE y han empezado a introducir bonos verdes en sus fondos, los cuales, además, tienen atractivas rentabilidades frente a los bonos convencionales y descorrelacionan con el mercado.

Insight Investment, unas de las boutiques bajo el paraguas de BNY Mellon, añadió 42 bonos de impacto (bonos verdes o sociales) a sus carteras durante 2018. Más de la mitad se concentraron en empresas financieras o de servicios públicos básicos. La gestora tiene un sistema interno de clasificación de emisores, cuyas conclusiones tienen formato de semáforo: rating verde, ámbar o rojo. De los 39 emisores que analizó el pasado año, 16 lograron la puntuación verde, 22 la ámbar y solo uno suspendió con el rating en rojo, aunque no ha trascendido cuál fue.

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