Los expertos señalan que el movimiento está "orquestado" pero no es del todo un farol
Como si oyera llover. La Unión Europea (UE) ha reaccionado a la nueva ‘pataleta’ del primer ministro británico, Boris Johnson, como esperaba el consenso de mercado: ha puesto los ojos en blanco y ha declarado que las conversaciones sobre el acuerdo comercial post Brexit siguen su curso y que viajarán a Londres la semana próxima. Cumpliendo con la fecha límite autoimpuesta, el ‘premier’ ha emitido una declaración pública este viernes en la que ha advertido que Londres se preparará para que las relaciones comerciales con el bloque comunitario se parezcan más a las que mantiene con Australia a partir del 1 de enero. Un eufemismo para venir a decir que no habrá tratado con el club comunitario.
Tras los acontecimientos, los analistas llaman a la calma: el gesto de Johnson es mero postureo y forma parte de lo previsible. “Es normal que se hagan amagos de romper la baraja en toda relación comercial”, comentan los expertos de Berenberg. “El mensaje de Johnson parece ser más una táctica de negociación con la esperanza de cerrar un trato que un deseo genuino de terminar las conversaciones de inmediato”, agregan. De hecho, la idea central del mensaje del primer ministro es que el país debe prepararse para un Brexit duro, en lugar de declarar que rompe las negociaciones actuales. Algo que, a juicio de los expertos de la entidad alemana, “no es noticia” ni representa un cambio ya que “ambas partes se están preparando para este escenario”.
“La reacción británica parece diseñada como parte de una coreografía perfectamente orquestada”, escribe por su parte Neil Wilson, analista de Markets.com. Este desenlace forma parte de lo previsible para la mayoría de expertos, sólo hace falta ver la moderada repercusión que ha tenido el la libra, y los inversores lo han interpretado como “un movimiento de Johnson para que se abran fisuras entre los estados miembros (Alemania y Francia en particular) y que la UE finalmente se quiebre y se amolde a Reino Unido", advierte Wilson. El experto califica el gesto de "maniobra política", para la población, "mientras las conversaciones están en curso”.
Sin embargo, avisa de que “el ‘premier’ no va completamente de farol”. “Reino Unido aceptaría un ‘no acuerdo’ porque políticamente Johnson está recibiendo tantas críticas sobre la pandemia que no tiene espacio para decepcionar al país por el Brexit. En este sentido, subraya que Johnson ya ha empezado a curarse en salud y echar las culpas al otro, ya que en su mensaje se ha esforzado en remarcar que no abandona las negociaciones, sino que espera que la UE le presente un acuerdo aceptable para su país y sólo entonces escuchará lo que tengan que decir.
SIGUIENTES PASOS
Las posturas de Londres y Bruselas siguen alejadas en ámbitos fundamentales para el éxito de las conversaciones, como las garantías para asegurar una competencia justa entre empresas británicas y comunitarias, la pesca o la gobernanza del futuro convenio. “Si Reino Unido suaviza su posición de manera que se puedan resolver las cuestiones de igualdad de condiciones y gobernanza, esperamos que ambas partes encuentren un compromiso sobre la cuestión económicamente casi irrelevante, pero simbólicamente importante, de la pesca. Pero, en última instancia, la pelota permanece en el campo de Londres”, avisan desde Berenberg.
La UE ya manifestó el jueves su intención de intensificar las negociaciones con el Reino Unido, con el objetivo de lograr un acuerdo en torno a finales de octubre. "Lo que he propuesto al equipo británico es negociar intensivamente en el poco tiempo que nos queda para lograr, en torno a finales del mes de octubre, el acuerdo que deseamos, no a cualquier precio, pero el acuerdo que deseamos y que los dirigentes europeos desean", declaró el negociador comunitario, Michel Barnier, en una rueda de prensa durante la cumbre europea que se celebra en Bruselas.
En esa cita, los jefes de Estado y Gobierno de los Veintisiete abordaron el estado de las conversaciones sobre la relación entre Londres y Bruselas tras el Brexit, un diálogo en el que las posturas siguen separadas en ámbitos fundamentales, a pesar de que el próximo 1 de enero la legislación comunitaria dejará de aplicarse en el territorio británico y el Reino Unido será, de manera definitiva, un país tercero.
Sin embargo, el acuerdo debe cerrarse mucho antes de fin de año, en las próximas semanas, para que entre noviembre y diciembre se lleve a cabo la ratificación parlamentaria del convenio en el Reino Unido y la Unión Europea, de forma que el pacto pueda entrar en vigor con el cambio de año, cuando habrá concluido la transición del Brexit.
Barnier insistió en que el club comunitario seguirá disponible "hasta el último día útil" para dar a las negociaciones "todas las opciones de tener éxito". Los expertos creen que esto no ha cambiado y que ambas partes "siguen trabajando para un acuerdo con la fecha de la reunión informal de jefes de estado en Berlín programada para el 16 de noviembre como momento decisivo". “La UE siempre ha declarado el final de octubre como su fecha límite”, indican desde MUFG. “Y creemos que esto será el resultado”, redondean.