Un empresario hostelero de Roquetas de Mar habría ganado 1,2 millones de euros entre los dos sorteos, según la regente del local donde se vendieron los décimos
La suerte regresa de nuevo a Roquetas de Mar donde recayó el primer premio del sorteo del Niño. Según distintas informaciones, a un empresario de la localidad agraciado con uno de estos décimos también le habría tocado el Gordo de Navidad.
Tal y como informa el diario El Mundo, los vecinos de Roquetas de Mar se han acostumbrado estas Navidades al trasiego de periodistas y cámaras de televisión, desde que el pasado 22 de diciembre el Gordo de la Lotería de Navidad recalara en este municipio almeriense. Después, la aparición de un inmigrante muerto de manera violenta también hizo que el municipio se postulara en la crónica de sucesos.
La persona agraciada por los sorteos de El Niño y El Gordo habría ganado 1.2 millones de euros
En la mañana de Reyes, la suerte de la Lotería del Niño también dejó rastro en Roquetas. En el municipio vendieron dos décimos del primer premio, según confirmó la vendedora, Ángeles Martín. Ambos suponen un premio conjunto de 400.000 euros. Aunque nada está confirmado de momento, el comprador de ambos décimos podría ser un empresario al que ya le sonrió la suerte con el Gordo de Navidad con 800.000 euros. En total, habría sido agraciado con 1,2 millones entre los dos sorteos, afirma El Mundo.
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UN ESTABLECIMIENTO MÁS MODESTO
En esta ocasión, fue el número 22.654 el que situó a Roquetas de Mar como escenario de los telediarios. Esta vez el premio recayó en un local más modesto, el regentado por Ángeles Martín desde hace 32 años. Según confirma ella misma, lo habría comprado una sola persona que habría adquirido por la terminal electrónica los dos décimos del primer premio. Aunque a primera hora de la tarde del pasado miércoles nadie se había presentado en el despacho para confirmar su premio, la lotera parece convencida de que un empresario de la hostelería de la localidad bien entrado en la cincuentena, y cliente habitual sería el agraciado. "Si se confirma que es este hombre, también le tocó el Gordo de la Navidad, pues llevaba un décimo del 79.140".
La administración que vendió el Gordo en Roquetas de Mar fue la que se llevó las grandes ventas del Niño. Mientras, en el despacho de Ángeles, a apenas 500 metros, se mantenía un ritmo de venta habitual, y se ofrecía el 22.654 en un listado confeccionado a mano por la propia lotera. Solo una persona, el supuesto hostelero, supo dar con él. "Nosotros compramos un décimo en la Administración número 2, donde tocó el Gordo, como todo el mundo", detallaba un pequeño grupo de inmigrantes subsaharianos que se congregaba a las puertas del despacho afortunado.
La dueña del establecimiento donde se vendió el premio afirma que la gente prefiere los décimos tradicionales a los de terminal electrónica
LA GENTE APUESTA POR EL DÉCIMO TRADICIONAL
"La gente sigue sin comprar mucha lotería de Navidad por la terminal electrónica, porque prefiere los tradicionales décimos", explicó Ángeles. De hecho, este es el primer premio de Navidad que vende en los cuatro años desde que es posible vender esta lotería en un establecimiento que no sea una administración. Sin embargo, su negocio, en el que vende prensa y revistas, además de lotería, quinielas y primitiva, no es nuevo. "Lo abrimos hace 32 años, sobre todo pensando en las quinielas, que entonces eran de las que había que pegar con un sello que se mojaba". No obstante, a ella sí le llegó pronto la suerte, porque su padre fue agraciado meses después con una quiniela de 13, de casi 800.000 pesetas, que le permitió pagar la mitad del local del despacho, que les había costado un millón y medio de pesetas.
A la regente del local el premio le pilló de improvisto, "Nos hemos enterado porque nos ha llamado una vecina, que tiene el Bar Bernardo en la misma calle, y nos ha avisado de que había una administración en la calle Real que había vendido el número. Sólo podía ser la nuestra", decía. Además, aseguró a los distintos medios allí congregados que ni siquiera tenía pensado abrir, al pensar que solo había vendido dos décimos. Por ello, ni siquiera contaba con el típico cartel del 'gordo vendido aquí' -"me lo traen mañana", decía a los fotógrafos-, ni tampoco corrió el champán, aunque sí tuvo que dedicar toda la mañana a atender a los medios de comunicación.
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