Las grandes 'telecos' asumen que tendrán que sumar fuerzas vía acuerdos de colaboración.
Es el gran salto tecnológico de las ‘telecos’. El 5G empieza a dar sus primeros pasos y, en esta ocasión, no va a ser una transformación rápida y homogénea en todo el territorio. Las grandes operadoras no tienen una única estrategia respecto a su despliegue y asumen que no va a conllevar una rentabilidad inmediata, que se perciba en el corto plazo. Y van más lejos. Al contrario de lo que ocurrió con tecnologías anteriores no se a va perseguir un despliegue que llegue a la mayor parte de la población española en el menor tiempo posible.
“El 5G tiene una componente financiera, se mira más dónde se despliega y el retorno de la inversión”, aseguró Alberto del Sol, director de Marketing e Innovación de Vodafone, del segmento Corporate, durante el Foro ON5G. “Va a ser un despliegue más medido”. En este sentido, la filial de la multinacional británica se ha adelantado a sus rivales y es la única que se ha lanzado a ofrecer esta tecnología en España. De momento, con un alcance limitado. Actualmente está disponible en 15 ciudades y su objetivo es llegar a una treintena más en la primera mitad de 2020.
“Hemos aprendido de despliegues anteriores”, reconoció Del Sol, quien señaló que los operadores aún no han terminado de amortizar la tecnología 4G, que dan por hecho que estará presente y será la mayoritaria, al menos, de aquí a tres o cinco años vista.
Ese aprendizaje (y el hecho de que las cuentas de las ‘telecos’ no estén en su mejor momento) obliga a las operadoras a asumir que tienen que llegar a alianzas con sus rivales. “En el 5G, por fin, hay un acuerdo de que se va a crecer en amplitud compartiendo redes, lo que va a facilitar el despliegue”, admitió Eduardo Duato, director de Tecnología y consejero delegado adjunto de MásMóvil.
CUANDO LLEGUE EL MOMENTO, A CORRER
El responsable de la compañía cabecera de Yoigo no quiso ‘mojarse’ respecto a en qué año estará el 5G a pleno rendimiento. “Hasta que encontremos una fuente de ingresos suficientemente sólida, no es fácil hablar de plazos... lo que sí es que tenemos que estar preparados, las frecuencias tienen que estar de forma que las podamos utilizar, las tecnologías tienen que ser estables. Cuando estén todos los elementos, correremos”, resumió.
No es un proceso rápido porque conlleva una nueva implantación tecnológica y, de nuevo, capex (gasto en capital) e inversión que las operadoras ahora mismo no pueden sostener en solitario. De hecho, el director de Innovación y Estrategia de Producto de Cellnex Telecom, José Antonio Aranda, cifró en 67.000 millones de euros las exigencias de inversión entre 2018 y 2020.
Por eso, los primeros pasos del 5G se están dando sobre los cimientos que ya existen. El servicio de 5G de Vodafone se está desplegando sobre equipos NSA (acrónimo de Non Stand Alone) que operan con el 4G. La otra tecnología, la más ‘cara’ y con la que se dará el gran salto, es el SA (stand alone) que aún ni está estandarizado, ni operativo en ningún mercado. De ahí, que el camino sea lento.
Orange y Vodafone ya tienen un acuerdo por el que compartirán sus redes de 5G en ciudades de menos de 175.000 habitantes; y Telefónica ha dejado la puerta abierta a sumarse a esta alianza. De momento, la compañía española da pasos en solitario y sin marcar fechas en cuanto a España. Ha elegido empezar a caminar con su filial O2 y comenzar por Reino Unido, con un despliegue en seis ciudades (Londres incluida) para llegar a 20 antes de que acabe el año. De nuevo, un despliegue gradual porque, con el 5G, nadie quiere dar pasos en falso.