Niegan recortes o que peligre el empleo en sus factorías catalanas
La noticia de que Nissan echa el cierre en Cataluña ha caído como un jarro de agua fría sobre trabajadores y sindicatos, que llevaban meses presionando a los directivos de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi para provocar un cambio en una decisión que muchas fuentes sectoriales habían anticipado. La coyuntura de la Covid-19 ha servido de excusa a la nipona para resolver sus operaciones en la región y el temor se traslada a otros fabricantes como Seat, buque insignia de la automoción en España, sobre la que se proyecta la alargada sombra de las dificultades políticas que atraviesa Cataluña. Fuentes de la empresa niegan a Bolsamanía cualquier plan en este sentido, a pesar de rumores que apuntan en otra dirección.
Los empleados de la filial del Grupo Volkswagen observan las decisiones que se han tomado sobre la marca desde la sede de Wolfsburgo y tenem que pongan en peligro el nivel de empleo actual. El comité de Seat ha mostrado su preocupación por que dichas decisiones estén debilitando a la marca y las fábricas y temen que peligre el nivel de empleo actual.
Una de las cuestiones que ha agitado el ánimo entre los trabajadores recientemente es la fabricación del modelo eléctrico el-Born, que la empresa se inclina porque se lance en 2021 bajo la marca Cupra. Anteriormente, esta nueva línea de producto debía estar bajo el paraguas de Seat y debía ser el primer vehículo cien por cien eléctrico de la marca, que la haría entrar en el mercado de la electromovilidad. “Cupra debe ser el comodín o el complemento de Seat, pero no al revés. El consorcio alemán está aprovechando la COVID-19 para tomar unas decisiones que pueden acabar por ser una trampa, un mazazo para el empleo. Parece que la COVID lo tapa todo”, aseguraba a mediados de mayo el presidente del comité de empresa de la automovilística, Matías Carnero.
Desde la compañía subrayan que actualmete se analizan todas las posibilidades para este proyecto y que la confirmación de nuevos modelos se anunciará a su debido momento.
Este asunto, unido a la débil demanda de vehículos, que provoca retrasos en los planes del grupo alemán para recuperar el 100% de la actividad -previsto para junio en la planta de Martorell-, presagian tiempos difíciles para las fábricas catalanas. El 11 de mayo se reabrieron los concesionarios, coincidiendo con la Fase 1 de la desescalada, pero el retorno a la normalidad es más progresivo de lo que cabría esperar. La fábrica de Martorell arrancó el lunes 27 de abril con un turno de actividad en sus tres líneas de producción y con planes de reapertura en tres fases, pero el 11 de mayo se decidió que sólo se reactivaba la plataforma que ensambla el Seat León. Por ahora, el segundo turno del Seat Ibiza, el Seat Arona y el Audi A1 no tienen fecha de vuelta y el tercer turno del León también puede postergarse, según fuentes sindicales.
La producción máxima de Martorell es 550 coches al día a finales de mayo, aunque fuentes internas aclaran que el volumen se seguirá aumentando gradualmente durante las próximas semanas. Sin embargo, representa algo más de una cuarta parte de los 2.100 vehículos diarios, aproximadamente, que se producían antes de la pandemia. Esta realidad, unida a la falta de un plan específico para el sector y el posible efecto dominó que suscite la decisión sobre Nissan, presagia repercusiones sobre una industria que sólo en Cataluña supone el 10% del PIB. Desde la dirección de Seat, sin embargo, se esfuerzan de dejar claro que no se prevén recortes de plantilla derivados de esta crisis.
En cuanto al cierre de Nissan, "no esperamos repercusiones", indican, ya que ambas compañías fabrican diferentes vehículos y únicamente comparten algunos proveedores. Asimismo, la empresa considera que "no es una buena noticia para el tejido industrial en España el anuncio del cese de la actividad de Nissan en Barcelona" y quiere trasladar "un mensaje de solidaridad" tanto a trabajadores como a los proveedores que puedan verse afectados por la decisión.