No se cierra al intercambio de activos nucleares para facilitar las decisiones con sus socios
"Espero que la reducción de costes no tenga a los directivos preocupados, sino ocupados". Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy, ha reconocido que la compañía se comprometió a "un objetivo ambicioso pero conseguible" de reducción de costes, pero no ha descartado que sea necesario un nuevo reajuste de la plantilla para lograrlo.
La compañía tiene como objetivo reducir los más de 600 millones de costes corporativos del grupo a apenas 100 millones en 2022. Más allá de las eficiencias que se vayan logrando con los cambios que ya está implementando, la sombra de un Expediente de Regulación de Empleo que cueste varios millares de trabajadores planea sobre la compañía.
La reducción de la plantilla comenzó en 2017, todavía con Rafael Villaseca como consejero delegado, y apuntaba a la amortización de 1.400 puestos de trabajo hasta 2020. En el marco del nuevo plan, la cifra ascendería alcanzaría, como mínimo, los 2.500 puestos, tanto por la desinversión de activos como por procesos desvinculaciones pactadas para trabajadores con más de 55 años. En 2017 redujo más de 2.100 puestos de trabajo, principalmente por las desinversiones realizadas ese año, hasta los 15.774 trabajadores con que cerró el ejercicio. El año pasado, la energética puso en marcha un plan de prejubilación en España para trabajadores mayores de 57 años que afecta a 800 empleados.
El plan de reducción de costes marcado en la hoja de ruta con horizonte 2022 fija un objetivo de 500 millones. En el ejercicio 2018, la energética logró "eficiencias anuales recurrentes de 110 millones que requirieron unos costes de captura de 180 millones". La optimización y eficiencia de su operación es uno de los pilares del plan estratégico de la compañía. En los seis meses que lleva vigente esta hoja de ruta, Naturgy ha dado importantes pasos en su transformación, ha valorado Reynés. Desde la simplificación organizativa y la reducción de su consejo de administración.
El presidente de la energética ha declinado desglosar los costes de 180 millones que ha acarreado el proceso de reducción de costes. Reynés insiste en que las decisiones van más allá de la reducción de su plantilla.
"Estas eficiencias están distribuidas a lo largo de todo el grupo, en España y en los países donde operamos, y tienen que ver con mejora de procesos, renegociación de contratos de compra con suministradores, la reducción de servicios, las primas de seguros... Es una amalgama, no me gustaría, porque no es verdad, que se centrara esto en una reducción de costes de personal", ha subrayado.
En esa "amalgama", la compañía ha destacado la reducción del número de filiales "por ser inoperantes o innecesarias y generar mucho trabajo de control y gestión", la renovación del contrato de gas con Sonatrach (Argelia) y un gran esfuerzo por mejorar la estructura de capital a través de amortización de deuda bancaria corporativa, recompra de bonos y refinanciación de la deuda en Latinoamérica.
En el ejercicio 2018, la energética registró pérdidas por 2.822 millones a causa del deterioro de activos de generación -principalmente en España- de casi 4.900 millones que avanzó en junio. Sin tener en cuenta el efecto de extraordinarios, el beneficio neto ordinario avanzó un 57%, hasta los 1.245 millones.
El resultado bruto de explotación (Ebitda) cerró 2018 en los 4.019 millones de euros, con un incremento del 3%. Sin considerar los elementos no recurrente, el Ebitda ordinario creció casi un 12%, hasta los 4.413 millones de euros. La facturación, en tanto, fue de 24.339 millones, un 4,9% más.
Respecto a la retribución al accionista, uno de los pilares del plan estratégico, Naturgy incrementó el dividendo un 30% en el ejercicio 2018, hasta los 1,3 euros por acción, y a partir de 2019 y hasta 2022 tiene el compromiso de elevarlo un mínimo de un 5% anual. En total, con la suma del dividendo y el programa de recompra de acciones, la energética distribuyó entre sus inversores un total de 1.500 millones, un 50% más que el año anterior.
"El TORO POR LOS CUERNOS"
El presidente de Naturgy se ha referido también al esperado calendario de cierre de plantas nucleares que el Gobierno tiene que detallar en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima. "Nosotros no podemos tomar una decisión sobre las nucleares. Eso forma parte de un plan energético más amplio que corresponde al Gobierno elaborar", ha indicado el ejecutivo mostrando una postura de colaboración hacia la cartera que dirige Teresa Ribera dos días después de reunirse con la ministra para abordar el cierre de Almaraz. Para el ejecutivo, que este Gobierno haya cogido "el toro por los cuernos" y se plantee un cierre nuclear ordenado es algo positivo. Este calendario abarcará una década, desde 2025 y 2035.
En este sentido, Reynés ha destacado que su percepción es que todos los actores implicados, tanto en el Ministerio como en el sector privado, tienen vocación de encontrar una solución. Naturgy "adaptará sus activos a los planes que defina el Gobierno", ha subrayado. Un calendario de cierre es necesario, eso sí, opina Reynés, "ya que para una empresa que invierte tiene que haber un escenario a largo plazo para tener visibilidad".
Al tiempo, el ejecutivo ha indicado que las empresas han presentado al Ejecutivo "datos objetivos" sobre la situación del parque nuclear. Que se atienda a su opinión es otro tema y quedará reflejado en ese esperado Plan que se debe enviar a Bruselas y que se presentará, según fuentes oficiales, en las próximas semanas. El único detalle desvelado por el ejecutivo al respecto es que la prioridad del plan será mantener una "potencia instalada suficiente para cubrir la demanda". Desde el lobby nuclear era, precisamente, una de las demandas que se hacía de cara a la nueva regulación: tener en cuenta que el suministro de base que ofrece la energía nuclear es clave a medida que se introducen las energías renovables en el sistema para garantizar la estabilidad de suministro.
Respecto a un posible intercambio de activos con Endesa e Iberdrola para facilitar los acuerdos en la explotación de las centrales que comparten, Reynés ha indicado que "no se cierra a ninguna opción". La posición de Naturgy es distinta a la de las otras dos eléctricas ya que cuenta con participaciones y no con "activos enteros".