En su programa de gobierno no cuantifican la ayuda económica para los coches no contaminantes.
Después de cerrar un negativo 2019 en cuanto a venta de coches se refiere, con un retroceso de casi el 5% en el número de unidades vendidas (y la primera caída desde 2012, lo que no es un buen presagio para la evolución económica), el Ejecutivo en ciernes de PSOE y Unidas Podemos ya ha puesto negro sobre blanco cuáles van a ser sus prioridades: subvencionar la compra de coches eléctricos y, de momento, no prohibir la circulación de los vehículos diésel más contaminantes.
“Pondremos en marcha un esquema de ayudas económicas para el vehículo eléctrico, impulsando el vehículo con energías alternativas y medidas encaminadas a promover la instalación de puntos de recarga en zonas urbanas”, prometen ambas formaciones en el programa conjunto.
Al igual que sucede con otras medidas económicas, las dos formaciones progresistas no cuantifican esas ayudas ni definen cómo se van a materializar, más allá del objetivo marco. Ese planteamiento de ayuda al coche eléctrico lo incluyen dentro de su futuro Plan de Movilidad Sostenible. En él, las formaciones encabezadas por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se comprometen a elaborar una ley y a financiar el transporte público, sobre todo en las grandes ciudades. Y dentro de ese objetivo, impulsar el Plan de Cercanías (que dependen del Ministerio de Fomento) y que, en realidad, corresponde al periodo 2019-2025.
SIN PLANES DIÉSEL
En programa de gobierno, la coalición progresistas no menciona estrategias concretas en cuanto a los vehículos diésel y no hay fecha de prohibición a la vista. Hace un año, en el borrador de la ley de cambio climático y transición energética ya llegó a plantear su prohibición a partir de 2040, aunque no se materializó.
De momento, el previsible nuevo Ejecutivo, si logra el respaldo del Congreso de los Diputados, apuesta por una fórmula genérica, por “una nueva fiscalidad verde como mecanismo para desincentivar comportamientos nocivos para el medioambiente, evitando siempre que cualquier modificación recaiga sobre las clases medias y trabajadoras o sobre autónomos y PYMES”. Indican, además, que las dos formaciones buscan promover “a nivel europeo el establecimiento de un mecanismo de compensación del CO2 en frontera para las importaciones”.
¿QUÉ DECÍAN SUS PROGRAMAS ELECTORALES?
La hoja de ruta del previsible Gobierno, si hay investidura el martes, va más en línea con el programa del PSOE que con el de Unidas Podemos. La formación de Sánchez ya abogaba por un marco abierto sin entrar en detalles y promoviendo un acuerdo “con el sector de la automoción para facilitar en España el rápido avance de las tecnologías de baterías y el vehículo eléctrico”. Ahí, con un horizonte 2050, ir reduciendo las emisiones, de acuerdo con la normativa comunitaria, pero siempre de la mano de la industria.
Podemos sí iba un paso más lejos y marcaba ayudas más concretas. “Se impulsarán planes plurianuales que, en función del vehículo, cubrirán como mínimo entre el 15% y el 20% del precio de adquisición”, aseguraba la formación morada en el programa con el que concurrió a la cita electoral de noviembre. También, abogó por “una reforma de la fiscalidad que favorezca la introducción de los modelos más adecuados (por ejemplo, aquellos con un peso y un consumo reducidos de materiales asociados a la fabricación) y que tenga en cuenta factores como la renta del comprador”. Y los Gobiernos públicos, en la misma línea porque Unidas Podemos señalaba que “la Administración Pública dará ejemplo acelerando la sustitución de su propio parque móvil de vehículos”.