El presidente del BBVA asegura que "no hay ninguna posibilidad de que yo tenga algo que ver"
Era de esperar que los gestores de BBVA no se rindieran sin lucha ante las intenciones del PNV -aceptadas por Pedro Sánchez- de fusionar la entidad con Bankia, con Goirigolzarri al frente. El presidente del banco vasco, Carlos Torres, dijo el viernes en la presentación de los resultados de 2019 que "la época en la que los partidos políticos tenían nada que decir de una empresa privada pasó, si es que existió". Pero fue más allá y lanzó un órdago: "No hay ninguna posibilidad de que yo tenga algo que ver" con Villarejo, algo que descarta su imputación y, en consecuencia, dificulta la operación.
Como ha informado en exclusiva Bolsamanía,el PNV pidió a Pedro Sánchez este verano impulsar esta fusión a cambio de su apoyo en la investidura y el presidente del Gobierno se ha mostrado favorable a ello. Cuenta con el apoyo del BCE -favorable a las fusiones para hacer sinergias y elevar la rentabilidad de los bancos, que se encuentra bajo mínimos- y de la Comisión Europea, que quiere que el Estado se salga cuanto antes del capital de Bankia y fusionarla con un banco tan grande le confiere más liquidez y, en teoría, un mejor precio de venta.
Lógicamente, la oposición viene de los gestores de BBVA, que perderían su poder y, además, tendrían que pagar prima en la operación. En ese contexto es en el que hay que interpretar las palabras de Torres, que lógicamente rechaza la injerencia de los partidos políticos en la entidad. Aunque ese partido, el PNV, esté defendiendo las aspiraciones de los accionistas históricos del Bilbao y del Vizcaya, que lo siguen siendo del BBVA (aunque muy minoritarios).
El presidente no quiso contestar a una pregunta de los periodistas sobre estos accionistas y se limitó a sonreír, aunque después se dio cuenta de que se había pasado y destacó el compromiso del banco con Bilbao, donde tiene su sede y donde celebra una entrega de premios anual desde el año pasado.
Pero no se limitó a esa defensa esperada, sino que fue un paso más al asegurar que él está absolutamente limpio de polvo y paja en el caso Villarejo. Porque la jugada política se completa con la posible amenaza de la imputación del consejo y del propio Torres si no se aviene a negociar. Algo en lo que puede ser determinante la nueva Fiscal General del Estado, Dolores Delgado (con buenas relaciones con el excomisario, por cierto).
Ante esta eventualidad, Torres lanzó un órdago a la grande: no me vais a poder imputar porque no hay nada contra mí, vino a decir. Y por tanto, puede aguantar la presión si problemas. El presidente se juega mucho en el envite si luego resulta que aparece algún documento o grabación que le incrimina. No hay que olvidar que el propio torres reconoció que Cenyt, la empresa de Villarejo, estuvo contratada por BBVA durante años. Y que el banco está imputado como persona jurídica en la Audiencia Nacional. Claro que es de esperar que Francisco González eligiera como sucesor a alguien blindado en este frente después de tener que dimitir él mismo por este escándalo.
La batalla adelantada por Bolsamanía ha comenzado y, como si de una partida de ajedrez se tratara, las dos partes han hecho sus primeros movimientos. Ahora habrá que ver las próximas jugadas en el Juzgado de Instrucción número 6 y entre las bambalinas del poder político y financiero. De ellos dependerá que finalmente culmine o no la fusión BBVA-Bankia.