La compañía está al borde de la disolución tras registrar un patrimonio neto negativo de 10,1 millones
Nyesa se mira en el espejo de Deoleo para intentar sobrevivir. La compañía inmobiliaria quiere imitar la 'operación acordeón' que evitó la liquidación de la aceitera española. Es decir, pretende efectuar un plan de reestructuración que consiste en una reducción de capital mediante la disminución del valor nominal de las acciones y una posterior ampliación que revierta la situación de desequilibrio patrimonial.
Para asegurar la viabilidad de este plan, la compañía necesita alcanzar también un acuerdo para modificar el convenio con sus acreedores. Como explica el analista de XTB, Joaquín Robles, "la posibilidad de que logre quitas y una reestructuración en su deuda es la única solución en estos momentos", ya que su actual situación financiera "no invita al optimismo".
Así espera revertir el patrimonio neto negativo de 10,1 millones de euros que registró al cierre de 2019, después del deterioro de 45,6 millones que realizó por los problemas con su Proyecto Narvskaia en Rusia y que le han llevado a situarse en causa de disolución.
No obstante, aunque el caso de Deoleo ha demostrado que es un plan efectivo, es inevitable que la 'operación acordeón' deje víctimas por el camino. Perjudicará principalmente a los inversores minoristas, que perderán gran parte de su inversión al reducirse el capital social. Su única opción para no perder dinero es acudir a la ampliación de capital, aunque tendrán que realizar una nueva inversión y existe el riesgo de volver a quedarse sin nada.
De momento, Nyesa no contempla ninguna compensación para los accionistas minoristas, aunque si sigue el ejemplo de Deoleo, podría aprobar una emisión de 'warrants' en favor de estos. Es solo un supuesto, ya que la compañía no se ha pronunciado al respecto, pero sería una justa compensación si estos títulos corporativos no tuviesen ningún coste e incorporasen la opción de percibir una parte del importe que resulte del negocio a futuro de la empresa.
Es de sobra conocido que la crisis financiera de 2008 afectó con gran virulencia al sector inmobiliario. Algunas compañías han sabido sobreponerse, pero Nyesa lleva años deambulando en la cuerda floja. "Se trata de una compañía que no ha sabido recuperarse desde la pasada crisis y ha ido deteriorando sus estados financieros progresivamente durante los últimos años", destaca Robles.
Ya en septiembre de 2011 fue excluida de cotización tras solicitar el concurso de acreedores por insolvencia. Consiguió superar esta situación en julio de 2014 y volvió al parqué en enero de 2018, tras la llegada de un grupo de inversores rusos. Desde entonces, las acciones de la compañía acumulan una caída de más del 97%.
Nyesa nunca ha conseguido arrancar y los inversores rusos, que comenzaron controlando el 49% del capital, fueron deshaciendo posiciones hasta el 29% que ahora mismo tienen en su poder. Si los accionistas mayoritarios no confiaban en la acción, ¿por qué iban a hacerlo los minoritarios? Así, la cotización se ha desplomado a mínimos históricos tras las fuertes caídas que ha registrado este martes después de anunciar que estaba al borde de la liquidación.
El analista de 'Bolsamanía', José María Rodríguez, apunta que "el valor ya era muy bajista en todos los plazos, lo que se deduce solo con ver el precio de la acción, pero la noticia le ha llevado a pulveriza el soporte que tenía en los anteriores mínimos históricos (0,0042) y ha llegado a marcar un nuevo mínimo de todos los tiempos en los 0,0028 euros". Estos mínimos "coinciden con la base (soporte) de un canal bajista por el que se viene desplazando el precio desde finales de 2018, mientras que la parte alta del mismo (resistencia) pasa en este momento por los aprox. 0,008 euros", añade.