El grupo de comunicación incorpora también a la exministra Cristina Garmendia y Carmen Crespo, exdelegada
El consejo de administración de Mediaset España ha nombrado por cooptación a la expresidenta de UNICEF-Comité España, Consuelo Crespo Bofill; la exministra de Ciencia e Innovación Cristina Garmendia Mendizábal, y el exconsejero delegado de Sogecable Javier Diez de Polanco como consejeros independientes de la Sociedad, informó la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Estos nombramientos forman parte de los acuerdos aprobados el pasado miércoles por el consejo de la compañía, en cuya reunión se produjo la salida de Ángel Durández Adeva, miembro fundador del Registro de Economistas Auditores; José Ramón Álvarez-Rendueles, exvicepresidente de Arcelor y de Peugeot España, y Borja Prado de Eulate, presidente de Endesa, como consejeros, por haber transcurrido el plazo legalmente establecido de 12 años para que pudieran seguir ostentando la condición de consejeros independientes.
Con la salida de estos tres consejeros se busca permitir que el consejo y las comisiones de la compañía puedan mantener su estructura y composición de acuerdo con las distintas categorías de consejeros previstas legalmente y, en particular, en relación con la presencia de consejeros independientes en su seno.
Mediaset España ha agradecido la labor llevada a cabo desde la salida a Bolsa de la compañía, en junio de 2004, por los tres consejeros salientes y da la bienvenida a Consuelo Crespo, consejera de Acciona, Cristina Garmendia (exministra socialista con Zapatero) y Javier Diez de Polanco, "con cuya colaboración espera seguir manteniendo su compromiso de retribución al accionista y su liderazgo del sector", destaca en un comunicado.
Díez de Polanco, primo del actual presidente de Prisa Manuel de Polanco, ocupó un papel fundamental en la estrategia audiovisual de Prisa a finales de la pasada década a través de Sogecable. Sin embargo, la opa que lanzó la editora de El País sobre la gestora entonces de Cuatro y Digital+ se acabó convirtiendo en una pesadilla para Prisa, que acumuló una deuda de más de 5.000 millones de euros.