Incluso aunque tenga un significado positivo
Salir bien parado de una entrevista de trabajo no es tarea fácil. Con el tiempo, los procesos de selección de personal se han ido haciendo más complejos y cualquier detalle puede tener un peso muy importante en la decisión que tome el empleador. Así las cosas, hay que saber qué palabras es preferible omitir cuando el representante de la empresa le pide al empleado que se defina.
El portal chileno BioBio ha elaborado un artículo en el que hace referencia a cinco términos que es mejor no utilizar en este tipo de pruebas. Estas palabras, que no siempre tienen una connotación negativa, pueden terminar jugando una mala pasada al candidato que se postula para un puesto de trabajo.
1- Inteligente
Este es el típico término que es mejor esperar a que te lo digan. Pero si no lo hacen, lo mejor es dejarlo correr por muy inteligente que seas. Es más recomendable dejar ver esta faceta llevando la conversación a ideas que resalten tu capacidad de lógica o de aprendizaje.
2- Simpático
Es un caso muy similar al anterior. Es mejor destacar algunas facetas como ser bueno trabajando en equipo o comprometido con los demás. Pero poner énfasis en que se es simpático puede llegar a sonar hasta desesperado, según ha recalcado para BioBio la especialista Lily Zhang.
3- Exitoso
Al hablar del éxito, hay que hablar de logros en materias concretas. Hacer referencia a lo exitoso que es uno en un sentido general puede dar mala imagen del entrevistado. Sin embargo, al destacar logros particulares que se hayan cosechado durante la carrera, se pone de relieve que se es una persona exitosa en un campo concreto.
4- Obsesivo
Obsesivo es una palabra que no termina de sonar bien aunque se emplee con la mejor de las intenciones. Es mejor hablar de trabajo duro, compromiso o entregado a lo que se hace, que son términos con una connotación más positiva.
5- Humilde
En este caso, la experta Lily Zhang, del MIT, ha señalado que tiene que ser la persona que entreviste quien debe juzgar la humildad del candidato, y no el propio entrevistado. De hecho, definirse a sí mismo como humilde puede resultar hasta contradictorio.
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