El banco surgido de las cajas de Asturias, Cantabria, Extremadura y Castilla-La Mancha ha ampliado en 500 millones su capital para agilizar la limpieza de los activos improductivos
Los bancos tienen una orden clara: deben acelerar la salida de los activos problemáticos del balance. El Banco Central Europeo (BCE) presiona para que se libren de una lacra que condiciona la mejoría de la rentabilidad que persiguen ejecutivos y autoridades.
Este punto es crucial ante el escenario de tipos al 0% que, como mínimo, parece que se prolongará un año más. Los bancos ya han llevado a cabo duros ajustes de plantilla y oficinas para reducir los costes, y han dejado los riesgos de insolvencia en el pasado de forma mayoritaria. Les queda librarse de esta carga, como recordó el propio Mario Draghi, presidente de la autoridad monetaria, este mes: “Todos conocemos el daño que los niveles persistentemente altos de NPL (activos improductivos, por sus siglas en inglés) pueden hacer a la salud de los bancos y al crecimiento del crédito”.
El BCE tiene previsto activar en 2018 una guía que ha estado en consulta pública desde el 12 de septiembre hasta el 15 de noviembre y que endurecerá el tratamiento de los activos dudosos. El objetivo es que la banca provisione en dos años el conjunto de activos improductivos que no están garantizados, al no contar con un colateral -la casa en el caso de una hipoteca, por ejemplo-. Tanto activos adjudicados, que es el 'ladrillo' que ha incorporado a balance por incumplimiento del crédito, como los dudosos, que corren el riesgo de acabar igual por impagos y que son a través de los que se calcula la morosidad.
“Los datos que publicó el BdE en su último informe de estabilidad financiera cuantifican en 80.000 millones de euros los adjudicados, a los que hay que añadir unos 100.000 millones de morosos. No obstante, dada la venta de una parte importante del Santander (procedente del Popular) la cifra actual de adjudicados debe ser menor”, señala Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie y catedrático de la Universidad de Valencia.
Cuanto más provisionado esté el 'ladrillo', se podrá vender con mayor descuento, ya que en términos contables sigue figurando hasta su venta con el valor de la operación original pese a su deterioro posterior
La presión regulatoria a escala europea y la ampliación de Liberbank han vuelto a poner el foco en las coberturas de la banca española. La entidad surgida de las cajas de ahorro de Asturias, Cantabria, Extremadura y Castilla-La Mancha ha recaudado 500 millones de euros para, entre otras cosas, comprometerse a impulsar la cobertura de activos problemáticos. Esto es, las provisiones que tienen ante estos activos.
El objetivo de Liberbank es pasar del 40% al 50%. Ya en los resultados del tercer trimestre apunta un 46%. Además, la entidad aprovechó el contexto de la ampliación para vender activos inmobiliarios por 602 millones de euros a Bain y Oceanwood. La tónica es constante: las entidades dotan más provisiones para elevar la cobertura y venden 'ladrillo' aprovechando la capacidad de ofrecerlo con más descuento.
Esto se debe a que cuanto más provisionado esté el 'ladrillo', se podrá vender con mayor descuento, ya que en términos contables sigue figurando hasta su venta con el valor de la operación original pese a su deterioro posterior. Por ejemplo, el Popular apenas fue capaz de reducir durante sus dos últimos años de vida un volumen de activos problemáticos de 30.000 millones de euros. Tras quedarse Banco Popular el Santander y ampliar capital por 7.000 millones de euros, elevó la cobertura y vendió en seguida el 51% del 'ladrillo' del Popular a Blackstone, uno de los 'capos' en el negocio de los fondos buitre, por 5.100 millones. El acuerdo consistió en la creación de una sociedad a conjunta a la que se traspasan los activos inmobiliarios del Popular, valorados contablemente en 30.000 millones, y el 100% de Aliseda.
Las entidades que acompañan a Liberbank a la cola son Bankinter y Sabadell, con un 47% y un 51,5% respectivamente. No obstante, con historias muy diferentes. Mientras que Sabadell tiene exposición a activos inmobiliarios por más de 17.000 millones y entre ellos están los de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), para Bankinter, que cuenta con activos problemáticos valorados contablemente en algo menos de 2.600 millones, es un dato prácticamente irrelevante.
“No tuvo excesos en el pasado ni hereda ninguna caja. Para una entidad como esta con activos de calidad, con un 40% el mercado asume que tiene una cobertura suficiente, y cuando surgen dudas los inversores exigen más coberturas”, opina Julián Pascual, presidente y gestor de Buy & Hold. “Las tres variables clave de los bancos, en este momento, son la ratio de capital 'fully loaded' -que tiene en cuenta los futuros cambios regulatorios-, la cobertura de los activos problemáticos y la velocidad en que estos se reducen en el balance”, resume Pascual, que recuerda que en última instancia habría que conocer activo por activo: no es lo mismo un piso en balance en el centro de Madrid que un apartamento en una urbanización de las que se construyeron durante la burbuja fuera de las zonas urbanas.
Por su parte, CaixaBank tiene activos por valor de 7.200 millones de euros y una cobertura del 53%, mientras que Unicaja cuenta con 4.944 millones y una cobertura del 55,6%. Bankia tiene activos dudosos por más de 10.000 millones y una cobertura del 53,5%, mientras que los dos gigantes, Santander y BBVA, pueden presumir de un 65,8% y de un 72% respectivamente a escala global, aunque en España ambos exhiben un 52%, según los resultados del tercer trimestre.
Los activos problemáticos suponen una lacra para la rentabilidad de las entidades y para que fluya el crédito. Los bancos con “altos saldos de morosidad” han prestado “consistentemente menos que los bancos con una mayor calidad crediticia, por lo que brindan menos apoyo a las empresas y a los hogares”, advirtió este mes Draghi. “Junto a los bajos tipos de interés y la presión regulatoria, el elevado volumen de activos problemáticos es un factor que repercute negativamente en la rentabilidad del sector bancario”, añade Maudos. Aunque todas las entidades españolas tienen coberturas superiores a las del conjunto del sector en Europa, a tenor de los datos recopilados hasta junio por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés).
LA MOROSIDAD YA NO ES UN PROBLEMA
La evolución de la morosidad marcará también en qué medida los créditos dudosos se convierten en activos adjudicados que engrosan el ‘ladrillo tóxico’ o vuelven a convertirse en crédito ‘normal’. “Aunque hay una magnitud importante de activos problemáticos, estoy convencido de que va a seguir cayendo en el futuro por dos motivos: el crecimiento económico (que reduce la mora) y la recuperación del precio de los inmuebles”, opina Maudos.
Los activos problemáticos suponen una lacra para la rentabilidad de las entidades y para que fluya el crédito
La tasa de morosidad cayó en septiembre hasta el 8,32%, según datos del Banco de España, con una continua reducción de los créditos morosos hasta los 104.005 millones de euros. “En este punto del ciclo no es tan importante porque tiende a disminuir, no hay una oleada de impagados. Lo importante es que la banca consiga vender la deuda -activos problemáticos-”, sostiene Pascual.
Así, los analistas consideran que hay que vigilar la morosidad de los bancos, pero sin perder de vista que el escenario actual "está a años luz” de la situación de hace unos años. “Los bancos españoles están razonablemente capitalizados y los niveles de mora son aceptables para el momento del ciclo, teniendo en cuenta que los tipos largos hacen difícil el negocio puramente bancario”, señala Pablo García, director de análisis de AlphaValue. Para García, el problema de Europa en este sentido está en los bancos italianos –“hay otros bancos, como Italia, que lo tienen peor”, apunta-, mientras que la banca española “tiene calidad”.
Eso sí, García matiza que si los bancos “juegan a aumentar sus volúmenes”, pueden encontrarse de bruces con un problema en la morosidad, como les pasó a las cajas de ahorros y a los ‘herederos’ de éstas. “Las antiguas cajas eran mucho más livianas a la hora de controlar, pero ahora las expectativas son de mejora, como está demostrando Bankia”, explica García, que añade que la mora está además muy relacionada con el ciclo macro, que ahora “no es nocivo en España”. “Si la cosa se normaliza, no creo que vaya a ver especial problema de mora ni de solvencia”, añade.
Nagore Díez, experta en bancos de Norbolsa, tampoco está preocupada por la morosidad de la banca española, aunque reconoce que, una vez que estamos ya en una fase de recuperación, “lo lógico es que el crédito empiece a fluir y que la tasa de mora suba”. Sin embargo, precisa que el mercado no está ahora mismo preocupado por ese aspecto de los bancos. “En el tema de la morosidad estoy tranquila. Estoy más preocupada por la cuenta de resultados en cuanto a crecimiento y tipos”, subraya.
Raimundo Martín, director general de Mirabaud Asset Management para España, Portugal y Latinoamérica, también hace hincapié en el hecho de que ha habido una mejora clara en la morosidad de los bancos en Europa. “Sí que es verdad que, de media y en general, en los bancos españoles es preocupante (la morosidad), pero hay bancos que han hecho un buen trabajo y que se verán recompensados cuando suban los tipos”, explica.
En la misma línea se manifiesta Carolina Morcos, analista de Renta 4, quien recuerda que los últimos datos que han dado las entidades sobre morosidad son “bastante buenos. “Ha habido una caída de 15 puntos básicos respecto al mes anterior, y es una caída de 89 puntos básicos en datos interanuales”, explica. “La evolución sigue siendo muy positiva y creemos que tanto la evolución del ciclo económico como la del sector inmobiliario deberían seguir apoyando estas mejoras”.