Sería el primer cierre de plantas de producción en la historia de la compañía alemana
Golpe histórico al sector automovilístico. Volkswagen (VW), el mayor fabricante europeo, planea cerrar al menos tres plantas en Alemania, eliminar decenas de miles de empleos y reducir los salarios en un 10% ante la crisis que atraviesa el sector en general y la empresa en particular. Sería el primer cierre de fábricas de la compañía alemana en 87 años de historia.
"La dirección se toma todo esto absolutamente en serio. Esto no es una simple amenaza en la ronda de negociaciones colectivas", dijo Daniela Cavallo, presidenta del comité de empresa de Volkswagen, a cientos de empleados congregados en Wolfsburgo, sede del fabricante germano. El comité de empresa de la compañía representa a los empleados de Volkswagen y ocupa la mitad de los asientos en el Consejo de Supervisión.
Volkswagen tiene 10 plantas y 300.000 trabajadores en su país de origen. Cavallo no ha especificado qué plantas se verían afectadas ni cuántos de los empleados de VW serán despedidos.
Lo que sí ha detallado Cavallo es el plan presentado por la dirección, que incluye una reducción salarial generalizada del 10%, así como congelaciones salariales en 2025 y 2026. Cavallo calcula que los trabajadores sufrirán recortes salariales de alrededor del 18% durante ese periodo. Los trabajadores con determinados convenios colectivos también perderían primas y pagos adicionales en los aniversarios laborales.
Además del cierre de fábricas, Volkswagen también tiene intención de reducir el tamaño de todas sus plantas de fabricación en Alemania. "En términos concretos, esto significa eliminar aún más productos, volúmenes, turnos y líneas de montaje enteras mucho más allá de lo que ya hemos hecho. Todas las plantas alemanas de Volkswagen están afectadas por esto. Ninguna de ellas está a salvo", ha explicado Cavallo.
Asimismo, el comité de empresa ha informado que VW estaba planeando externalizar algunos de sus departamentos a empresas externas o a las sedes del fabricante de automóviles en el extranjero.
El comité de empresa y el sindicato alemán IG-Metall se han opuesto firmemente a estas medidas. De hecho, Cavallo ha advertido a los ejecutivos de VW que tienen dos días para revertir estas propuestas y ha insinuado futuras huelgas. Concretamente, la presidenta del comité de empresa ha asegurado que Oliver Blume, consejero delegado del fabricante alemán, está "jugando con el riesgo masivo de que rompamos las negociaciones y hagamos lo que una fuerza laboral debe hacer cuando teme por su existencia".
"No estamos tan alejados en lo que respecta al análisis de los problemas. Pero estamos a millas de distancia en cuanto a las respuestas", ha sentenciado.
Esta noticia marca un punto de inflexión en el conflicto entre Volkswagen y sus trabajadores, iniciado a principios de septiembre tras la rescisión de varios convenios colectivos.
Los movimientos de Volkswagen se producen en un momento muy difícil para la compañía, inmersa en un programa de reducción de costes de 10.000 millones de euros hasta 2026 debido a la menor demanda en mercados clave como China y Europa y a la ralentización en las ventas de vehículos eléctricos.
En este sentido, la empresa lanzó un 'profit warning' a finales de septiembre en el que advertían de un entorno de mercado "desafiante y de desarrollos que no han cumplido con las expectativas". De igual modo, en verano, Volkswagen dio marcha atrás en sus planes de electrificación y anunció una inversión de hasta 60.000 millones en motores de combustión. Así, de los 180.000 millones destinados hasta 2023 a, principalmente, su nueva generación de coches eléctricos, un tercio irán a parar a motores de gasolina y diésel.
Anteriormente, el director financiero de Volkswagen, Arno Antlitz, había explicado que la compañía debería cerrar fábricas para hacer frente a este déficit de demanda, que cifraba en unos 500.000 vehículos al año. "El mercado no está ahí", explicó el directivo, quien también subrayó que la firma tenía "uno, tal vez dos" años para reconducir el rumbo de la empresa.
En las últimas semanas, los 'profit warnings' lanzados por la propia VW y otros fabricantes como BMW, Stellantis o Mercedes-Benz no han hecho sino acentuar la magnitud de los problemas que atraviesa el sector, especialmente en Europa.
"La industria automovilística europea se encuentra en una situación muy exigente y grave", afirmó Blume en septiembre. Además, el directivo destacó que "el entorno económico se ha vuelto aún más difícil y están entrando nuevos competidores en el mercado europeo". Mientras, "Alemania, en particular, como lugar de producción, se está quedando aún más atrás en términos de competitividad".