Reducir las emisiones de CO2 condicionará más del 40% del variable del CEO y de la alta dirección.
Repsol ha iniciado el mes de diciembre anunciando que da un giro a su estrategia para volverse más verde y que va a tener que corregir a la baja el valor de activos en 4.800 millones de euros, después de impuestos. Pero no sólo cambia de estrategia y de valoración, también modifica el modelo de retribución de su consejero delegado, Josu Jon Imaz, con el objetivo de cumplir con esa transformación hacia un grupo energético libre de emisiones de CO2 en 2050.
La compañía madrileña aspira a ser la primera empresa de su sector ‘descarbonizada’ al 100% de aquí a 30 años. Y para conseguirlo quiere la vinculación de su equipo directivo. Como derivada, “para reforzar el compromiso de la organización con estas metas, vinculará al menos el 40% de la retribución variable a largo plazo de sus directivos y líderes, incluidos el consejero delegado y los miembros de la Alta Dirección, a la descarbonización progresiva de la compañía”, según explica en el comunicado remitido en la tarde del lunes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Ese nuevo marco será efectivo a partir del próximo año, según indica la compañía a este medio. No será el único cambio porque Repsol tiene previsto comunicar en el primer semestre de 2020, su nuevo Plan Estratégico para el periodo 2021-2025.
La compañía justifica este replanteamiento porque “asume una progresiva descarbonización de la economía” y, al mismo tiempo, “se reducen las expectativas de precios futuros de crudo y gas y se aumenta el coste esperado por las emisiones futuras de CO2, configurando un escenario compatible con los objetivos climáticos del Acuerdo de París y de Naciones Unidas”.
Será una descarbonización progresiva, porque plantea una rebaja del 10% en 2025, tomando como base el año 2016; hasta alcanzar el 20% en 2030 y el 40% en 2040, "para avanzar hacia las cero emisiones netas de CO2 en el año 2050", desglosó al supervisor.
EL MARCO DE RETRIBUCIÓN
De momento, no ha puesto cifra al nuevo variable a largo plazo que percibirá tanto su consejero delegado como su alta dirección. Como referencia, en el pasado ejercicio 2018, Imaz percibió en concepto de retribución variable a largo plazo algo más de 1,3 millones de euros (en conjunto, por todos los conceptos, percibió más de 4 millones), que fue “el importe equivale a un 109,61% de su retribución fija anual”, según explica en el Informe Anual de Remuneraciones de su consejo.
A la espera de ese nuevo plan ligado a la descarbonización, de cara a este 2019, el puzzle de la retribución de Imaz fijaba que “en un escenario de cumplimiento de objetivos del 100% para el consejero delegado, el peso de su retribución fija sería un 31% de su retribución total (fija, variable anual y variable a largo plazo) y el de su retribución variable un 69% (45% de retribución variable a corto plazo y 55% de retribución variable a largo plazo aproximadamente)”, según el citado informe de remuneraciones.
¿En qué si fijaba hasta ahora? Hasta el nuevo planteamiento a partir de 2020, la sostenibilidad tenía un peso, pero no tan alto. En concreto, en el citado informe a cierre de 2018, Repsol señalaba que “fruto del contacto que la compañía mantiene con sus accionistas y proxy advisors más relevantes”, su consejo de administración incrementó “el peso de los objetivos relacionados con la sostenibilidad hasta un 15% en la retribución variable a largo plazo del consejero delegado y del consejero secretario general”. Pesaban más otros conceptos, como la creación de valor para el accionista o la propia evolución del negocio. En cambio, a partir de 2020, la sostenibilidad y la descarbonización se impondrán.