Debido a las centrales de carbón y las centrales extrapeninsulares
El resultado neto atribuido de Endesa se ha situado en 171 millones de euros en el ejercicio 2019, lo que supone una disminución del 87,9% frente a los 1.417 millones de euros obtenidos en el ejercicio 2018.
La caída del resultado neto se debe al registro contable de un deterioro neto de valor por un importe total de 1.409 millones de euros correspondiente, de una parte, a la totalidad del valor neto contable de los activos de generación térmica peninsular de carbón (1.105 millones de euros) y, por otra parte, a las Unidades Generadoras de Efectivo (UGEs) de los Territorios No Peninsulares (TNP) (304 millones de euros).
El resultado ordinario neto, sin incluir los efectos de carácter no recurrente, fue de 1.562 millones de euros en 2019, lo que supone un aumento del 3,4% respecto del ejercicio anterior.
Los ingresos de la compañía en 2019 alcanzaron los 20.158 millones, un 0,2% por debajo de los 20.195 millones de 2018, y el EBITDA aumentó un 6%, hasta los 3.841 millones desde los 3.627 millones. Este aumento se debe a la buena evolución del negocio liberalizado, a la estabilidad del negocio regulado y al éxito en el esfuerzo de la contención de costes, ha dicho la compañía.
El EBIT descendió un 80% debido, principalmente, a ese deterioro del valor de los activos.
Endesa ha precisado que ha cerrado el ejercicio 2019 por encima de los objetivos anunciados al mercado en el marco de su Plan Estratégico. "La buena gestión del mercado liberalizado, en un entorno complicado, tanto en el negocio de electricidad como en el de gas, sigue siendo el factor clave de estos buenos resultados, a lo que se han sumado la estabilidad del mercado regulado y el éxito en el esfuerzo de contención de costes", ha recalcado.
La energética ha subrayado que durante el ejercicio, se ha producido una significativa caída en la demanda de energía eléctrica (-2,7% en términos ajustados) como consecuencia de las altas temperaturas del período y del impacto de la ralentización de la economía sobre el consumo energético de las grandes empresas.
Además, se ha registrado un incremento en el precio de los derechos de CO2, una caída significativa del precio del gas, un incremento de la producción renovable y un aumento de las importaciones, lo que ha llevado a que las centrales de carbón peninsulares hayan sufrido una importante falta de competitividad que les ha excluido del mercado. Por este motivo, y ante la clara ausencia de perspectivas de mejora en el futuro, la compañía anunció en septiembre la decisión de promover la discontinuidad de la actividad de estas centrales, y presentó en diciembre la solicitud de cierre de las centrales de carbón importado, que se suma a la que ya se había realizado sobre las centrales de carbón nacional.
A esto se suma que el cálculo de la retribución de las centrales de los territorios extrapeninsulares (que está regulado) para el periodo 2020-2025 ha sufrido una disminución significativa, lo que ha llevado a realizar también un ajuste contable sobre ellas.
En conjunto, como consecuencia de todo lo anterior, Endesa ha presentado un deterioro contable de sus activos que ha ascendido a 1.873 millones de euros (1.469 millones de euros de las centrales de carbón y 404 millones de las centrales extrapeninsulares), con ese impacto en el resultado neto de 1.409 millones de euros.
El cash flow operativo de Endesa ha sido de 3.181 millones de euros en 2019, es decir, un 31% más elevado que el de 2018 y récord histórico, debido, principalmente, a los mayores resultados del ejercicio y a la mejora "muy relevante" del capital circulante.
La deuda financiera neta ha aumentado en 607 millones de euros hasta los 6.377 millones de euros, con respecto a la registrada el 31 de diciembre de 2018. Esto ha sido consecuencia de varios factores, entre los que destacan el impacto de la entrada en vigor de la NIIF 16, las inversiones realizadas para el desarrollo de nuevos parques de generación renovable, y el pago del dividendo con cargo a los resultados de 2018.
El Consejo de Administración de Endesa acordó en noviembre distribuir a sus accionistas un dividendo a cuenta de los resultados del ejercicio 2019 por un importe bruto de 0,70 euros por acción cuyo pago, que ha supuesto un desembolso de 741 millones de euros, se hizo efectivo el pasado 2 de enero de 2020.
Igualmente, la propuesta de aplicación del resultado del ejercicio 2019 que presentará el Consejo de Administración de Endesa para la aprobación de la Junta General de Accionistas será la distribución a sus accionistas de un dividendo total por un importe bruto de 1,475 euros por acción.
En conjunto, la propuesta de dividendo supone un incremento del 3% sobre el dividendo con cargo a los resultados de 2018.
Teniendo en cuenta el dividendo abonado en 2019 con cargo a los resultados de 2018 y la revalorización del precio de la acción ese año, el retorno para los accionistas ha sido de un 25,3%.
La política de dividendos de la compañía para los ejercicios 2019-2020 establece que el dividendo ordinario por acción que se acuerde repartir con cargo a esos ejercicios será igual al 100% del beneficio ordinario neto atribuido a la sociedad dominante en las cuentas anuales consolidadas del grupo. Por ello, los deterioros contables anteriormente mencionados no tienen impacto en la retribución al accionista a través del dividendo con cargo a los resultados de 2019.