Las compañías aéreas de bajo coste transportaron a más de 40,4 millones de pasajeros en 2016, un 13,4% más que en 2015
Atrás quedan aquellos años en los que viajar en avión era una experiencia relativamente cara. La irrupción de las aerolíneas ‘low cost’ ha supuesto un cambio en el modelo de negocio que ha emprendido velocidad de crucero y ya incluso ofrece trayectos transoceánicos desde 99 euros. Pero, ¿cómo consiguen ganar dinero estas compañías? ¿Acaso escatiman en gastos?
Volar barato se ha convertido en una práctica habitual y cada vez más extendida. Tanto es así que una buena parte de los consumidores eligen aerolínea en función del precio de los billetes. Reflejo de este crecimiento es el dato de que las compañías aéreas de bajo coste transportaron a más de 40,4 millones de pasajeros en 2016, un 13,4% más que en 2015, y la mitad de todos los viajeros llegados por avión a España, según los datos publicados por la Subdirección General de Conocimiento y Estudios Turísticos.
Además, en los dos primeros meses de 2017, las ‘low cost’ transportaron a más de 4,6 millones de pasajeros, lo que supone un 16% más con respecto al mismo periodo de 2016 y un 49,1% del tráfico aéreo. No obstante, aunque el bajo coste no deja de ganar adeptos, los datos muestran que todavía los viajeros siguen confiando en las compañías tradicionales, que se quedaron con el 50,9% de los vuelos.
Una buena parte de los consumidores eligen aerolínea en función del precio de los billetes
Entre estas compañías de bajo coste, Ryanair, easyJet y Vueling lideraron el ranking en enero y febrero, concentrando entre las tres el 68,2% del volumen de pasajeros generados en 'low cost' y el 34% del total del flujo aéreo internacional recibido en España en febrero.
Pero en este imparable ascenso del bajo coste, hace solo unos días el mundo de la aviación comercial asistía a una nueva revolución en el sector. El grupo IAG, dueño de Iberia, British Airways, Vueling y Aer Lingus, presentaba a Level, su nueva aerolínea de bajo coste, con la que cruzará los océanos a partir del próximo 2 de junio a unos precios muy competitivos.
Concretamente, la compañía operará los vuelos desde el aeropuerto de El Prat de Barcelona y su oferta incluye Los Ángeles, San Francisco, Buenos Aires y Punta Cana. En los dos primeros destinos Level busca competir de manera directa con la estrategia de Norwegian Airlines, que iniciará estas frecuencias en primavera por un precio de 179 euros por trayecto. Mientras, la aerolínea de IAG volará desde 99 euros en clase turista, un precio que asciende hasta los 599 euros en clase premium.
Estas ofertas se sumaban además a las ofrecidas por Ryanair que lanzó una campaña esta semana con 100.000 plazas a cinco euros por los viajes que se hagan entre abril y mayo. Así, desde Madrid, la aerolínea ofrecía vuelos por 5 euros a Toulouse (Francia) y por 5,50 euros a Santiago de Compostela. En Valencia, las ciudades con destinos en oferta eran Craiova (Rumanía), Menorca, Ibiza, Marsella, Palma y Santander, por precios entre los 4,99 euros y los 5,50 euros.
ECONOMÍAS DE ESCALA
¿Pero cómo logran reducir tanto los precios? Y lo que es más importante: ¿cómo es posible que ganen dinero? Desde IAG destacan que disfrutan de una “excelente base de costes y los niveles de productividad adecuados, sumado a que Barcelona es la casa de Vueling, por lo que los clientes pueden conectar desde su extensa red europea con los vuelos de largo radio de Level”. El grupo defiende que el ‘low cost’ es un segmento de mercado que se encuentra en una fase de crecimiento significativo y, por ello, ofrecen “precios aún más asequibles que los disponibles actualmente”, con lo que “se estimula la demanda al ampliar las opciones para los clientes”. Además, destacan la gran acogida entre los pasajeros, ya que Level vendió 52.000 billetes en las primeras 24 horas después de su lanzamiento.
Ryanair compra un gran número de unidades de un único modelo de avión aprovechándose de una economía de escala y facilitando además su mantenimiento y operación
Fernando Argüeso, CEO de Navya, asegura que la estrategia inicial de Ryanair, otro ejemplo, no es magia, “se basa simplemente en economías de escala en la compra de los aviones a un precio mucho más reducido que la competencia”, explica. Es decir, la compañía compra un gran número de unidades de un único modelo de avión, facilitando además su mantenimiento y operación. “Esto, junto con el precio de combustible también más reducido, le permite partir de una estructura de costes mucho más reducida que la de su competencia, que posibilita bajar los precios, aunque para ello necesite una red de rutas muy amplia que le permita mantener esas economías de escala”, argumenta.
SE PAGA LO IMPRESCINDIBLE
Además, desde la Asociación Española de Compañías Aéreas (AECA) inciden en que las compañías aéreas llevan años tratando de mejorar su eficiencia en la gestión y adaptando sus productos para ofrecer precios bajos. Así, “el concepto de ‘low cost’ introduce una forma de gestionar las compañías aéreas que, entre otras cuestiones, elimina aquellas prestaciones que no son esenciales y ofrece precios muy baratos con la posibilidad de añadir los servicios complementarios, que suponen un suplemento adicional al propio precio del billete”, determina. Esta gestión ‘low cost’ es la que se ha impuesto en el mundo del transporte aéreo.
Y así sucede en la novedosa compañía Level. De entrada, no todas las plazas serán un chollo, la aerolínea aún no ha especificado cuántos asientos se han puesto a la venta por 99 euros. Asimismo, si bien en su clase Premium, donde los trayectos cuestan desde 599 euros, se ofrecen todas las comodidades, en la categoría más elemental de Level todos los extras se pagan: la facturación del equipaje adicional, la comida durante el vuelo, la manta, el servicio wifi, la selección de asientos, el entretenimiento a bordo y no se permite hacer reembolsos, los cambios se pueden hacer solo si se abona una penalización de 150 euros. No obstante, parecen haber pensado en todo y también ofrecen tarifas intermedias con algunas ventajas como la suspensión del recargo si se hacen cambios en la fecha del vuelo o el nombre del viajero.
Jamás se escatima en seguridad, en mantenimiento de los aviones ni en todo aquello que está regulado por las autoridades aeronáuticas
Sin embargo, desde AECA destacan que, aunque este concepto se ha impuesto en el mundo del transporte aéreo, los viajes de largo radio (vuelos transoceánicos) son diferentes en cuanto a su producción y repetir la misma estrategia puede no dar los mismos resultados.
NO ESCATIMAN EN SEGURIDAD
En lo que en sí coinciden las compañías y los expertos consultados es en que jamás se escatima en seguridad, en mantenimiento de los aviones ni en todo aquello que está regulado por las autoridades aeronáuticas. Por ello, desde la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) reiteran que todas las aerolíneas, independientemente de que sean ‘low cost’ o no, tienen que cumplir las mismas normas. Por ejemplo, respecto al combustible, que se regula mediante normativa comunitaria, “la regla indica que la compañía deberá garantizar que cada vuelo lleve el suficiente combustible para la operación prevista y reservas para cubrir las desviaciones de la operación planificada”, reiteran.
Esto es solo el comienzo. El mercado del bajo coste sigue expandiéndose para satisfacer la demanda de los consumidores que tienen la opción de pagar por lo que quieren. Definitivamente, saldrán ganando los pasajeros, pero también las compañías aéreas que sepan gestionar este nuevo concepto. Todo es cuestión de costes. Y de márgenes.