El BdE minimiza la amenaza de la banca en la sombra para el sector

El organismo estima que su peso se aproxima al 5% de los activos de las instituciones financieras

  • Las cifras están en línea con el resto de países avanzados
  • A corto plazo el Banco de España descarta un impacto relevante en el mercado de crédito
Óscar Giménez
Bolsamania | 03 nov, 2016 14:58 - Actualizado: 18:23
banco de españa

El sector financiero, inmerso en el manido pero complejo escenario de tipos bajos, se enfrenta a muchas amenazas. Una de ellas es el 'shadow banking'. La banca en la sombra ofrece fuentes de financiación alternativas a las entidades tradicionales, aunque el Banco de España descarta un impacto relevante en el mercado de crédito.

El 'shadow banking' es un término que se ha popularizado en los últimos años y que hace referencia al conjunto de intermediarios financieros que no están incluidos en la banca tradicional. El Banco de España hace mención al Financial Stability Board (FSB), organismo especializado en monitorizar y realizar recomendaciones sobre el sistema financiero global, para acotar este segmento.

El FSB se ha basado hasta ahora en un enfoque por entidades centrado en el sector de las instituciones financieras que definen como “otros intermediarios financieros (OFIs)”, y ajusta su valor a la baja “para excluir a las entidades que no están involucradas en intermediación crediticia o cuyas actividades no generen riesgo de esta índole”, recoge el organismo gobernado por Luis María Linde en su Informe de Estabilidad Financiera.

Menciona así por primera vez a la banca en la sombra, que para profundizar, el FSB explica en un estudio sobre este fenómeno publicado el año pasado como “las entidades y las actividades de intermediación financiera que están fuera del sistema bancario regular”. Ofrecen financiación a través de canales no bancarios que “pueden tener importantes ventajas” pero que también “pueden convertirse en una fuente de riesgo sistémico, especialmente cuando se estructuran para realizar funciones similares a las de un banco y su interconexión con el sistema financiero regular es fuerte”. En este sentido, la banca en la sombra no está sometida a la supervisión, por lo que el estudio del FSB reclama actividades de control para estas operaciones paralelas a los bancos.

El tamaño relativo de la banca en la sombra hace pensar que estas fuentes de financiación alternativa para la economía española no pueden tener a corto plazo un impacto muy relevante en el mercado de crédito

La banca en la sombra se aproxima al 5% del total de los activos de las instituciones financieras, según las estimaciones del FSB que cita el Banco de España. “Estas cifras no son superiores a las de otros países avanzados”, matizan los autores del Informe de Estabilidad Financiera (ver gráfico tras el texto).

En este sentido, el volumen de activos de las entidades financieras es de 4,3 billones de euros, según las últimas estadísticas publicadas por el supervisor. El 'shadow banking' en España, por lo tanto, está cerca de los 215.000 millones de euros.

Partiendo de que su dimensión no alcanza el ratio de uno de cada veinte euros en cartera por parte de la banca 'regular', el Banco de España es claro: “Este tamaño relativo hace pensar que estas fuentes de financiación alternativa para la economía española no pueden tener a corto plazo un impacto muy relevante en el mercado de crédito, aunque puede haber desarrollos incipientes, que será necesario monitorizar convenientemente”.

LA MENCIÓN ES UNA NOVEDAD

Es decir, aunque menciona explícitamente la existencia de un colectivo creciente de entidades que compiten con algunas actividades tradicionales de los bancos, algo que es la primera vez que sucede, no contempla por ahora la posibilidad de que haya efectos importantes.

El gráfico que publica el Banco de España sitúa a España como el país en el que la banca en la sombra, sin contar otros intermediarios financieros que realizan actividades que no son de crédito, tiene un peso menor sobre el total de los activos junto a Holanda, Italia, China o Japón, en todos estos casos por debajo del 10%. Entre este umbral y el 20% están Alemania, Brasil, Estados Unidos y Reino Unido. Mientras que como ejemplos opuestos, por encima del 50% se sitúa Irlanda.

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