La compañía se hundió ayer un 70% en su regreso el parqué
Cuatro meses y medio después, la vuelta de EiDF al mercado por fin se materializó este lunes. Sin embargo, como era esperable, vino acompañada de fuertes caídas. En un capítulo más de su largo enfrentamiento con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la renovable gallega no fue capaz de casar las órdenes de venta y compra durante la pasada jornada, quedándose así sin cotizar. Debido a esta circunstancia, hubo que esperar a la subasta final para confirmar un desplome del 70%, que ha dejado a sus acciones en los 8,93 euros, muy lejos de los 29,76 euros a los que cotizaba. Este martes, sus acciones se hunden otro 40%. ¿Cómo ha llegado hasta aquí esta cotizada del BME Growth que llegó a repuntar un 2.100% en apenas dos años?
El pasado 14 de abril, la CNMV suspendía de forma cautelar a la empresa de energías renovables por problemas en la presentación de sus cuentas de 2022. Según informó el supervisor, sería excluida de bolsa "mientras es difundida por la compañía información relevante respecto al proceso de formulación de cuentas y publicación de información financiera auditada relativa al ejercicio finalizado el 31 de diciembre de 2022".
Desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores recordaban que las empresas tienen de plazo hasta el 31 de marzo para la formulación de las cuentas anuales del año anterior y hasta el 31 de abril para hacerlas públicas. En este caso, la compañía dirigida por Fernando Romero habría incumplido el primer plazo. EiDF tenía entonces una capitalización bursátil cercana a 1.700 millones de euros, la mayor de todo el BME Growth y superior a la de algunas empresas del Ibex 35, como Meliá.
Paralelamente, la renovable aseguraba que ponía en marcha un "proceso interno de trabajo para comprobar la información que sirve de base para la elaboración de la información financiera que permita una correcta formulación de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio 2022 y el levantamiento de la referida suspensión". Asimismo, recordaba que, en tanto que su capitalización superaba los 1.000 millones, estaba obligada a dar el salto al Mercado Continuo, un proceso en el que trabajaba junto a KPMG y que esperaba completar este verano.
El 25 de abril, EiDF reconocía discrepancias con PriceWaterhouseCoopers (PwC), su auditora para los ejercicios 2022, 2023 y 2024.
El primero de los puntos de conflicto entre la compañía gallega y su auditora eran las relaciones con sus socios en proyectos en los que participan, ya que podrían haber incurrido en conflictos de interés. En segundo lugar, su vínculo con sus clientes, en concreto "la realidad económica y la situación actual" de los proyectos facturados. Y en tercer lugar, la deuda. Por ello, la compañía anunció la contratación de Deloitte, la cual fue encargada de "recabar evidencias" sobre los puntos de conflicto con PwC.
Para llegar al siguiente episodio en este caso hay que avanzar cuatro meses, hasta el 17 de agosto. Ese día, EiDF presentaba por fin las cuentas del ejercicio 2022, un período en el que perdió 2,7 millones y que cerró con un fondo de maniobra negativo por valor de 21 millones.
Asimismo, anunciaba una remodelación de la cúpula y la incorporación de nuevos directivos para "reforzar" su gobernanza, entre ellos un nuevo CEO que sustituyese a Fernando Romero al frente de la empresa. EiDF no especificó qué rol ejercería su máximo accionista en dicha remodelación.
Sin embargo, el culebrón estaba lejos de terminar. PwC, que finalmente dio el visto bueno a las cuentas, indicó que "en el curso de nuestro trabajo de auditoría se han puesto de manifiesto incidencias relevantes que suponen la existencia de debilidades significativas en el modelo de gobierno corporativo y el sistema de control interno de la sociedad dominante, las cuales afectan, esencialmente, al área de gestión de contratos, seguimiento de proyectos y partes vinculadas".
"No nos es posible asegurar totalmente que no pudieran surgir otras cuestiones no identificadas hasta el momento que, en su caso, pudieran suponer otros posibles errores y/o contingencias no recogidas en las cuentas anuales consolidadas adjuntas adicionales a las ya corregidas por los administradores y asimismo consideradas en la reexpresión de las cifras comparativas del ejercicio anterior", añadió.
Deloitte había hecho constar en su informe forensic las mismas debilidades que las encontradas en el análisis de PwC. No obstante, la compañía restó importancia a esto asegurando que, más allá de las debilidades detectadas, el informe apenas supuso un ajuste contable de 1,7 millones de euros "que no alcanza ni al 1% del volumen global de la facturación de la Sociedad en 2022, por lo que su impacto en las cuentas societarias resulta prácticamente nulo".
Sin embargo, la CNMV no se mostró muy convencida por las palabras de EiDF. El supervisor bursátil hizo público el pasado 24 de agosto un requerimiento que remitió a la compañía el pasado 21 de agosto en el que le comunicaba que la información presentada por la firma gallega era incompleta y podía "inducir a confusión al público".
Asimismo, el regulador destacó las evidencias de "posible falseamiento de documentos por parte de la compañía, dada su especial relevancia" y de "facturas y pagos por servicios que podrían no haberse prestado o no estar justificados". Además, el organismo presidido por Rodrigo Buenaventura solicitó a EiDF que, "lo antes posible" publicara la información adicional solicitada y el contenido íntegro del resumen ejecutivo del informe forensic.
Por su parte, EiDF no solo se ha negado a compartir al completo el informe forensic de Deloitte, entendiendo que se trata de una "imposición" que va en contra de la libertad de la compañía en la confección de sus comunicaciones, sino que ha defendido que no se ocultaron datos relevantes al mercado "dándose cuenta absolutamente de todas las conclusiones básicas a las que se llega en él".
"Cosa diversa es que, de repente, la CNMV cambie de parecer y, en lugar de un resumen del forensic, se interese -una vez auditadas y publicadas las cuentas del ejercicio 2022, única razón en la que se basó la suspensión de la cotización de los títulos de EiDF, decretada en el ya lejano 14.04.2023- una reproducción literal de pasajes que el supervisor ha seleccionado previamente -a su criterio- o de la totalidad del resumen ejecutivo del forensic en cuestión, lo que supone una 'imposición' de lo que ha de publicarse, sin margen de libertad alguno para la compañía", aseguró la empresa gallega en una comunicación mandada la semana pasada.
Finalmente, el desenlace temporal de este caso lo hemos vivido este lunes, con los títulos hundiéndose en el mercado. Así, EiDF ha visto cómo su valor bursátil se sitúa en unos 516 millones de euros, 1.200 millones menos que antes de la suspensión ejecutada por la CNMV. Indudablemente, todo lo ocurrido ha afectado a su imagen, con una consecuencia directa inmediata: su deseado salto al Mercado Continuo ha quedado, de momento, truncado.