La eólica supuso un 10,2% de la generación eléctrica de la primera economía del mundo en 2022
Numerosos valores y sectores están viviendo un gran 2023 en el mercado, pero las energías renovables no pertenecen a este grupo. Tras un 2022 en el que ganaron mucha tracción en el mercado gracias a la crisis energética resultante de la invasión de Ucrania, referencias como el S&P Global Clean Energy Index, que mide el desempeño de grandes compañías como Iberdrola, Vestas u Orsted, cede casi un 5% en lo que llevamos de año. Con todo, la transición energética continúa siendo, posiblemente, el gran objetivo de la mayoría de países a uno y otro lado del mundo. La tarea no es sencilla, especialmente porque algunos se enfrentan a más desafíos que otros.
Es el caso de Estados Unidos, explican los expertos de Bank of America (BofA), donde la energía eólica es "clave" para descarbonizar la primera economía del mundo. Según datos de la Administración de Información de la Energía (EIA, por sus siglas en inglés), el organismo de análisis y estadística del Departamento de Energía, la generación de electricidad eólica ha crecido significativamente en los últimos 30 años, pasando de los 2.790 kWh de 1990, un 0,09% del total, a los 434.810 kWh de 2022. La energía eólica supuso un 10,2% de la generación eléctrica de EEUU, un punto porcentual más que el año anterior.
Y aun así, todavía no es suficiente. Los analistas de BofA subrayan que tendría que aumentar hasta el 32% en 2050 de acuerdo con el escenario de emisiones netas cero de la Asociación Internacional de la Energía (AIE, por sus siglas en inglés).
"Esto requeriría un crecimiento medio anual de la capacidad eólica y de la generación del 9% durante los próximos treinta años. El objetivo de Biden para la eólica marina es aún más ambicioso, ya que exige que el crecimiento de la eólica marina estadounidense se duplique cada año hasta 2030", detallan los expertos de la firma norteamericana.
Según cálculos de la AIE, tras dos años consecutivos de descenso, la capacidad eólica terrestre aumentará un 70% en 2023, hasta una "cifra récord" de 107 GW. Esto, explican, se debe principalmente a la puesta en marcha de proyectos retrasados en China tras las restricciones de Covid-19 el año pasado. De igual modo, también se espera una expansión más rápida en Europa y Estados Unidos como consecuencia de los problemas de la cadena de suministro, que empujan la puesta en marcha de proyectos de 2022 a 2023. No obstante, no se contempla que la eólica marina iguale la expansión que alcanzó en 2021 debido al escaso volumen de proyectos de construcción fuera de China.
"No cabe duda de que estamos lejos de aprovechar todo el potencial del viento de la Tierra. De hecho, el Departamento de Energía de EEUU calcula que el potencial total de generación eólica de EEUU en 2030 será de unos 35.300 TWh anuales, es decir, 10 veces la generación total de electricidad estadounidense", apuntan desde BofA.
Sin embargo, la firma neoyorquina destaca que las actuales limitaciones tecnológicas y políticas harán que sea un reto aprovechar siquiera una décima parte de ese potencial.
"La velocidad del viento, combustible de la generación eólica, es volátil y cambia no sólo estacionalmente, sino minuto a minuto en cada turbina. Esto dificulta la previsión de la generación eólica por parte de las autoridades de equilibrio", apuntan.
En este sentido, estos expertos señalan que las nuevas tecnologías están ayudando, ya que el tamaño medio de los rotores de las turbinas eólicas ha aumentado más de un 50% entre 2010 y 2021, lo que teóricamente aumentaría la capacidad en aproximadamente un 200% (en igualdad de condiciones). Las turbinas más nuevas también son más altas, lo que las expone a velocidades más rápidas observadas a mayor altura.
Sin embargo, añaden, aunque la tecnología ha mejorado, la dependencia de EEUU de las piezas importadas y la "probable" creciente demanda internacional de esas piezas podrían obstaculizar la instalación de estas nuevas turbinas.
"La competencia por las piezas y otros costes crecientes provocados por la inflación y las largas colas para la interconexión están disparando recientemente el coste nivelado de la energía eólica (media neta del coste actual de la generación de la energía de un generador durante su ciclo de vida). Como resultado, los promotores de proyectos están intentando renegociar o desechar los proyectos previstos y firmados, una dinámica que está frenando aún más el crecimiento de la eólica en la pirámide de generación", explican.
Según la 'Actualización del mercado de energías renovables' de junio de 2023 de la AIE, en claro contraste con los beneficios estables observados en el sector solar fotovoltaico los fabricantes occidentales de turbinas han registrado márgenes netos negativos durante ocho trimestres consecutivos desde 2019, debido a factores como la volatilidad de la demanda mundial, la cadena de suministro y desafíos logísticos, y el aumento de los costes. "Estos desafíos han tenido un impacto en su rentabilidad, especialmente en los contratos firmados con promotores a través de competitivas subastas durante 2017-2020. Estos fabricantes no han podido repercutir sus incrementos de costes a los promotores" detallan.
Por el contrario, la Agencia Internacional de la Energía explica que los fabricantes chinos se han visto menos afectados por la volatilidad de los precios de las materias primas y la fuerte demanda interna ha respaldado sus actividades. "Esto se debe en parte a que los grandes fabricantes chinos son también proyectos, lo que les da un mayor control sobre los costes de los proyectos y les permite absorber mejor las crisis de precios", sentencian.
Con todo, los expertos de BofA lo tienen claro: la penetración eólica está aumentando en la primera economía del mundo… y lo seguirá haciendo. Sobre todo, explican, en gestores de red independientes (ISO, por sus siglas en inglés) como Southwest Power Pool (SPP), Electric Reliability Council of Texas (ERCOT), Midcontinent Independent System Operator (MISO) o en la costa de Nueva Inglaterra y el Atlántico Medio.
"La capacidad eólica ya ha dificultado el equilibrio de la red, con repentinos saltos y caídas de la generación eólica que obligan a la generación térmica a ser más dinámica. A su vez, los precios de la electricidad son igual de volátiles, subiendo y bajando inversamente a la generación eólica", indican.
Esta volatilidad, explican, ha aumentado la importancia de la generación de electricidad a partir de gas natural, que es capaz "de subir y bajar y de responder a las señales de precios del mercado eléctrico".
"Con el tiempo, sin embargo, la nueva capacidad de almacenamiento en baterías debería desplazar la necesidad de gas para equilibrar la eólica (siempre que se instalen suficientes renovables para cargarlas también). Esto, a su vez, debería calmar la volatilidad de los precios en un nuevo nivel más bajo", concluyen.