En 2014, su participación en OHL se estimaba en 2.080 millones; hoy no alcanza los 100.
De todopoderoso rey del ladrillo, a actor secundario. El clan Villar Mir está a un paso de ceder el timón de Obrascón Huarte Lain (OHL), la compañía sobre la que ha ejercido un férreo control a través de la sociedad que lleva su apellido: Grupo Villar Mir (GVM). La constructora vive abrazada en los últimos cinco años a una espiral descendiente en el parqué, que le ha supuesto a la familia ver desaparecer cerca de 1.900 millones de euros de valor en bolsa.
En mayo de 2014, OHL vivía un momento dulce. Superada la crisis y con el ladrillo regresando a los brotes verdes, su acción cotizaba por encima de los 34 euros. La familia Villar Mir controlaba más del 60% de su capital, valorado entonces en casi 2.080 millones de euros. A día de hoy, la situación es muy distinta. Tan ‘sólo’ posee el 33,3% de OHL, según los últimos registros que figuran en la CNMV, tras vender acciones y ver liquidar sucesivamente coberturas de derivados. Un porcentaje que, con la constructora a poco más de un euro la acción, se queda en los 95 millones de euros.
LAS VEHÍCULOS DE INVERSIÓN
La familia Villar Mir ha controlado durante estos años su participación en OHL mediante distintos brazos inversores. Con Inmobiliaria Espacio como sociedad de cabecera, ha gestionado acciones de OHL a través de la sociedad española Grupo Villar Mir, de la luxemburguesa GVM Debentures Lux 1 (que llegó a disponer de más del 10% de OHL entre 2014 y 2016); la suiza Alloys International AG; y, por último, la local Espacio Activos Financieros SL. Es a través de esta última con la que ha ido canalizando coberturas de derivados que, en los últimos años, ha ido liquidando reduciendo su participación en el capital.
Más allá de los instrumentos en sí, el devenir de la participación de los Villar Mir en el capital de OHL ha estado marcado por dos movimientos corporativos. Por un lado, por la ampliación de capital por valor de 1.000 millones de euros que llevó a cabo en 2015. Entonces, la familia inyectó cerca de 450 millones y vio diluir su participación de control por debajo del 59%. Además, vendió parte de los derechos de suscripción al fondo de capital riesgo Tyrus Capital que dos años después, en 2017, dijo adiós a su capital.
El otro paso de los Villar Mir fue la venta de más de un 12% de la constructora hace poco más de un año. Colocó en el mercado más de 34 millones de acciones (entonces cada título superaba los 2,8 euros), lo que le permitió ingresar cerca de 98 millones de euros. Los Villar Mir tomaban así aire pero, a cambio, veían por primera vez reducir su capacidad de control por debajo del 50% del capital de OHL. Esa, prácticamente, ha sido su única alegría financiera, junto con los dividendos que han logrado en estos últimos ejercicios que se sitúan por encima de los 105 millones.
ACELERÓN EN DESINVERSIONES
Al margen de OHL, en los últimos años, Villar Mir ha dado significativos pasos atrás, vía desinversiones. Entre ellas, vendió en 2015 uno de sus inmuebles emblema, Torre Espacio, al grupo filipino Emperador. Una operación estimada en 558 millones. Salió de forma nominal del proyecto inmobiliario Canalejas, porque en agosto de 2018 vendió a la propia OHL el 32% que le quedaba en el inmueble madrileño, aún por estrenar.
Y más ventas, porque en los últimos meses ha logrado desprenderse de Ferroatlántica y Fertiberia. Poco a poco, los Villar Mir van colocando las piezas de su conglomerado empresarial en gran medida porque necesitan liquidez para hacer frente a los compromisos que tienen, precisamente, con OHL, a la que adeudan 120 millones de euros. Ahora, si se materializa la ampliación de capital y la venta de una participación significativa de la constructora al grupo mexicano Caabsa, controlado por los hermanos Amodio, los Villar Mir se quedaría con poco más del 10% del capital de OHL.