Elevan su apuesta por la transformación digital para capear los retos y la competencia
El sector de la construcción español cree que tiene por delante un buen ejercicio. El optimismo se mantiene a pesar de que los organismos de previsión macroeconómica alertan del enfriamiento de la economía, apunta el último informe Perspectivas España 2019 elaborado por KPMG y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE): casi siete de cada diez empresarios espera aumentar su facturación este año, en línea con lo que espera el conjunto de los empresarios.
Los empresarios de la construcción mantendrán este año una posición de cautela sobre la economía: un 37% de los encuestados considera que la situación es positiva para su sector, menos que el año pasado (54%), aunque todavía hay un 25% que teme que las cosas se pongan peor este año. Eso sí, en esta encuesta ya son más de la mitad los empresarios que considera que la industria capeará el año sin cambios, trece puntos más frente al 45% anterior.
Los constructores españoles tienen claro que 'en casa' el negocio crecerá de la mano de la vivienda y las carreteras, ya que son las dos ramas de actividad que están cogiendo impulso de nuevo gracias al crecimiento económico de España en los últimos años. El sector de la construcción alcanzó una producción de 120.800 millones el año pasado, un 7% más que en 2017, según los datos del Observatorio Sectorial DBK de Informa. El impulso lo dieron la actividad de edificación y el repunte en los trabajos de obra civil.
La tendencia ha hecho que las constructoras españolas dirijan sus esfuerzos hacia vivienda (20%) y carreteras (20%), muy por delante de los desarrollos logísticos (11%), transporte urbano (9%), infraestructura social (8%), generación de energía (8%) o infraestructura para AVE, aeropuertos y puertos (6%, 5% y 3%, respectivamente).
RIESGOS Y PRIORIDADES
Eso sí, los riesgos para el sector están ahí y son conscientes de que hay que estar preparados. La regulación y los riesgos operacionales son las principales preocupaciones para el negocio constructor, apuntan un 68 y un 55%, respectivamente, de los constructores. El siguiente riesgo que miran con más atención es el geopolítico (45%) por el impacto que pueda tener sobre las concesiones que ya tienen en marcha o el cambio en las que están por llegar.
Para afrontar estos desafíos, apunta el estudio, las empresas "se han dado cuenta de la necesidad de invertir y utilizar la tecnología en su día a día". Por eso, entre las prioridades estratégicas que los empresarios de este sector se han marcado para este año está la mejora de procesos (71%, 15 puntos más que antes) y la transformación digital (que cae de un 55% a un 39%). Los controles internos para prevenir irregularidades preocupan el doble que antes (33%), mientras que el desarrollo de nuevos productos pierde relevancia (de un 39% a un 26%).
"Es necesario cambiar el modelo actual. En un entorno de márgenes muy ajustados y proyectos cada vez más complejos, la capacidad para implementar la transformación digital y las nuevas tecnologías será un aspecto diferencial", señala Ovidio Turrado, socio responsable del sector de Infraestructuras de KPMG en España.
AMÉRICA, UN DESTINO PARA CRECER
Aunque no está entre las tres prioridades principales, la expansión internacional sigue siendo uno de los focos de las constructoras españolas para que su negocio avance. De hecho, para este año más de la mitad de los empresarios tiene previsto invertir en la internacionalización, 21 puntos más frente al 33% anterior, con casi un 42% de los empresarios apuntando a una mayor huella geográfica en este ejercicio y sólo un 4% evaluando una reducción de su presencia global.
Estados Unidos y Latinoamérica son las zonas favoritas (19% y 15%, respectivamente), triplicando o duplicando el interés respecto a México (8%), Reino Unido (7%) y el resto de la Unión Europea (8%). Además, los empresarios de la construcción se muestran muy seguros de su estrategia de internacionalización: un 61% apuntan que si no están presentes en un área es porque el riesgo no compensa el tamaño de la oportunidad. Solo uno de cada diez confiesa no tener "una visión clara o completa" de dónde están las oportunidades.