Es necesario realizar varios trámites burocráticos que se pueden prolongar hasta 15 meses
Muchos negocios han tenido que bajar la persiana definitivamente por la crisis del coronavirus, dejando un local vacío que ahora mismo es casi imposible volver a alquilar. Por este motivo, los propietarios están abiertos a cualquier propuesta para encontrar un nuevo inquilino. La última idea es reconvertirlos en viviendas destinadas al alquiler, aunque es necesario realizar una importante inversión que adecue el inmueble para su habitabilidad.
Una de las principales ventajas es el alto índice de rentabilidad, que en muchos casos supera el 10%, según apuntan desde Alfa Inmobiliaria. Además, de un local comercial se pueden extraer varias viviendas y el metro cuadrado del suelo terciario, el destinado a la prestación de servicios al público, se sitúa entre un 10% y un 20% por debajo en comparación con otros inmuebles situados en ubicaciones similares.
No obstante, no está permitido vivir en un local comercial, por lo que hay que realizar varios trámites burocráticos que se pueden prolongar hasta 15 meses. Por ejemplo, es imprescindible conseguir la cédula de habitabilidad, un documento que ratifica que una vivienda reúne las condiciones básicas para entrar a vivir. También hay que tener en cuenta los estatutos de la comunidad de propietarios, que en algunos casos prohíbe convertir un local en vivienda.
"El cumplimiento de estos requerimientos es lo que en ocasiones complica y ralentiza estas operaciones, porque lo que no se puede es vivir en un local comercial y, a menos que cuente con la cédula de habitabilidad, no será posible utilizarlo como residencia, ni venderlo como vivienda", explica el vicepresidente de Alfa Inmobiliaria, Jesús Duque. Aun así, sostiene que esta práctica "se está extendiendo mucho".
Alfa Inmobiliaria destaca que los inversores inmobiliarios son los principales interesados en adquirir este tipo de inmuebles. Pero también personas que buscan espacios más amplios a precios más ajustados o profesionales que necesitan incorporar en su vivienda un ambiente para ejercer su trabajo.
Los locales comerciales no son los únicos que están virando hacia el alquiler residencial. Al principio de la pandemia, la paralización económica afectó al turismo, obligando a muchos propietarios de pisos turísticos a reinventarse y destinar estas viviendas al arrendamiento tradicional. La renta es más barata, pero era la única manera de obtener una rentabilidad mensual en unos inmuebles que se seguro estarían vacíos si siguiesen enfocados al turismo.
Todas estas reconversiones están ayudando a aumentar el parque de vivienda en alquiler y satisfacer poco a poco la demanda existente. Es la única manera de reducir los precios de los arrendamientos, que se han mantenido prácticamente estables pese a la crisis del Covid-19. "Mientras la oferta y la demanda no esté más equilibrada continuaremos registrando incrementos en el precio del alquiler", apuntaba esta semana la directora de Comunicación de Fotocasa, Anaïs López.
En el Gobierno pretenden atajar este problema con la construcción de más vivienda. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana retomará su plan para aumentar el parque de pisos públicos en alquiler mediante la concesión del derecho de uso de suelos públicos. La previsión de la cartera que dirige José Luis Ábalos es que este proyecto de colaboración público-privada genere 148.000 empleos durante los dos próximos años.