El caso español rebasa además los datos registrados en la Unión Europea Monetaria
La banca ha sido tradicionalmente uno de los grandes mecenas de las sociedades no financieras (SNF) españolas, respecto a otras fuentes alternativas de financiación como el mercado de valores o el capital riesgo. En ese aspecto, destaca que el peso de la renta fija sobre la deuda entre las empresas españolas se haya triplicado en la última década: del 5% (2007) al 15% (2017).
Así lo refleja el último informe del Banco de España, en el que además se apunta que el país rebasó desde 2015 la media registrada por la Unión Europea Monetaria (UEM) por primera vez en los últimos años.
El caso español rebasa además los datos registrados en la Unión Europea Monetaria
Dentro del informe se señala también el aumento del número de empresas españolas que captan fondos a través de la emisión de valores de renta fija en los últimos años (multiplicando en 2017 por más de seis veces el número de emisiones registrado en 2007).
Una evolucíón "impulsada por el contexto de recuperación económica y el abaratamiento del coste relativo de esta modalidad de financiación con respecto a los préstamos bancarios".
A raíz de la última crisis financiera, las compañías han recurrido cada vez más a la financiación alternativa sustituyendo el préstamo bancario por la emisión de valores en mercados oficiales o alternativos y la captación de recursos propios a través de firmas de capital-riesgo.
El organismo destaca además la irrupción de alternativas como el crowdfunding, que "se ha configurado como un nuevo canal alternativo que puede experimentar un mayor desarrollo en los próximos años, como ha ocurrido en otros países de nuestro entorno".
A su vez, el BdE destaca "el intenso proceso de desapalancamiento de las SNF con el fin de reducir los elevados niveles de deuda", lo que ha propiciado un nuevo ecosistema en el que han ganado peso los recursos propios frente a la deuda y los valores de renta fija respecto a los préstamos bancarios. En el caso de estos últimos, han pasado de representar el 32% en 2007 al 25% en 2017 en España, y del 30% al 29% en la Unión Europea Monetaria (UEM).