Da hasta nueve años de plazo para los créditos con garantía inmobiliaria
El Banco Central Europeo (BCE) ha dado un pequeño respiro a los bancos, a los que los supervisores piden cada vez más provisiones y capital. Hace unos días, la autoridad monetaria revisó sus expectativas sobre provisiones para créditos morosos y decidió ampliar el plazo que les da a las entidades bajo su supervisión para realizarlas. Ahora tendrán hasta nueve años para guardar las cantidades necesarias para cubrir estos morosos en caso de impago, siempre que se trate de préstamos con garantía inmobiliaria.
La nueva orientación del BCE establece tres tramos temporales para que los bancos provisionen los distintos tipos de préstamos morosos que pueden tener. Así, da tres años para que los bancos doten la cantidad necesaria para cubrir los préstamos sin garantía y entre siete y nueve para los que sí las tienen.
Anteriormente, solamente existían dos plazos: para los créditos sin garantía se daban dos años y para el resto, siete. No se hacía distinción en qué tipo de colateral ofrecía el crédito. Es decir, daba igual si la garantía era un inmueble o no. Ahora sí se distingue. Para dotar previsiones en relación con los créditos cuya garantía sea un inmueble, los bancos dispondrán de nueve años, mientras que para el resto solamente tendrán siete.
De esta forma, el supervisor bancario concede más tiempo a las entidades para dotar hasta el 100% de provisiones por un crédito moroso, lo que, sin duda, supone un respiro para ellas y las alivia en un momento en el que cada vez se les exige más solvencia.
El Banco de España, de hecho, ha hecho de la petición de más capital un mensaje cada vez más habitual.
SIGUEN SIENDO UN PROBLEMA
En todo caso, para el BCE esta clase de préstamos sigue siendo un enemigo a combatir. El supervisor cree que resolver el problema de los non performing loans (NPL), es decir, la acumulación de los créditos dudosos en los balances bancarios es “crítica para restaurar la confianza en el sistema bancario de la zona euro y en la economía”, pues pesa en la rentabilidad de los bancos, herida ya por los tipos bajos, y absorbe “recursos valiosos”.
En 2014, cuando se puso en marcha el Consejo de Supervisión del BCE (SSM), que ahora dirige el italiano Andrea Enria, los NPL representaban más del 8% del volumen total de préstamos de los bancos de la zona euro (equivalente a 1.000 billones de euros), mientras que al cierre de marzo de este año la ratio se ha rebajado hasta el 3,7%.
El descenso ha sido más rápido en los últimos dos años, especialmente en países que tenían una ratio más alta. Ha sido el caso de España, donde los bancos han hecho un esfuerzo para deshacerse de sus carteras morosas, especialmente de activos inmobiliarios.
Con todo, el supervisor bancario cree que el nivel conjunto de NPL en la zona euro sigue siendo “elevado” para los estándares internacionales, por lo que sigue animando a la banca a reducirlo.