El resto de medidas gubernamentales no es relevante para más del 50% de las compañías
La única medida económica adoptada por el Gobierno vista con un papel relevante o muy relevante por más de la mitad de las empresas es la relativa a los aplazamientos de deudas tributarias, según una encuesta realizada por el Banco de España. Ese porcentaje supera el 70% entre las empresas cuya actividad ha descendido en el periodo, dada su mayor necesidad de liquidez. El resto de medidas son vistas así por porcentajes menores al 50% en todos los casos.
Así, algo menos del 40% cree que están siendo útiles las medidas de facilitación de los ERTE (casi el 50% entre las que cae la actividad), frente a un tercio de las empresas que consideran relevantes o muy relevantes las líneas de crédito y garantías públicas y la línea del ICO.
Por tamaño de empresa, las más pequeñas declaran una mayor preocupación por las dificultades de liquidez y perciben una mayor utilidad de los instrumentos de avales y préstamos del ICO en comparación con las sociedades más grandes. En cuanto a la moratoria de alquileres de locales, alrededor del 20% las ve relevantes, un porcentaje similar al de la moratoria de contratos.
Esta encuesta muestra que casi el 80% de las empresas españolas ha sufrido una reducción de su actividad como consecuencia de la crisis sanitaria del Covid-19, y de ellas casi un 40% presenta caídas superiores al 60%, mientras que algo más del 9% de las empresas españolas habría registrado un aumento.
Además, alrededor del 65% de las empresas prevé una actividad inferior o muy inferior tras el fin de las restricciones a la movilidad y menos de un 5% cree que aumentará. Esto guarda una relación directa con el impacto ya percibido de la crisis, de modo que, mientras que ese porcentaje de empresas supera el 75% entre las que ya han experimentado un descenso de la actividad, no llega al 30% entre aquellas que señalan que no se han visto afectadas.
A su vez, algo menos del 20% cree que su actividad permanecerá en línea con tras el fin de las restricciones de movilidad, aunque el porcentaje es del 60% en el caso de las que no han visto reducida su actividad, frente al 20% de las que sí. De su lado, algo menos del 5% de compañías españolas cree que su actividad aumentará tras el fin de las restricciones.
Todo ello se desprende de la encuesta empresarial sobre el impacto de la crisis del Covid-19 realizada por el Banco de España, con base en las respuestas de 133 empresas colaboradoras habituales de la Central de Balances del organismo, con respuestas hasta el 8 de abril, cuando ya habían transcurrido tres semanas desde la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo.
La encuesta, realizada a empresas con un tamaño medio relativamente grande, con un empleo mediano de 241 empleados, aunque se incluyen un 10,3% de empresas menores de 50 trabajadores y un 42,5% de empresas de entre 50 y 249 trabajadores, muestra la "elevada intensidad" del impacto de la perturbación sufrida por el coronavirus.
La disminución de la actividad es bastante generalizada por ramas y por tamaños de empresa, si bien es más acusada entre las que operan en el sector servicios, lo que es coherente con el hecho de que las consecuencias de las restricciones a la actividad asociadas a la declaración del estado de alarma hayan sido especialmente intensas en muchas de estas ramas, explica el Banco de España.
Respecto a los motivos que explican el descenso de la actividad, la disminución de la demanda resulta ser la causa principal, ya que más de la mitad de las sociedades no financieras encuestadas declaran que este factor ha tenido un impacto fuerte o muy fuerte en su actividad, siendo esa proporción comparativamente más elevada en las empresas de servicios.
Entre las restantes causas, la propia paralización forzosa de las actividades de algunas ramas impuesta por la declaración del estado de alarma desempeña un papel de similar relevancia al de la caída de la demanda para más de la mitad de los encuestados.
Adicionalmente, alrededor de una quinta parte de las empresas encuestadas declara haberse visto afectada por las dificultades experimentadas en el suministro por parte de sus proveedores habituales, y una proporción similar apunta a los obstáculos para el cobro a sus clientes.
Por otro lado, los impedimentos para la obtención de financiación o la falta de liquidez son citados solo por el 10%, aunque las de menor tamaño muestran una especial preocupación por dicho factor, lo que reflejaría su mayor vulnerabilidad en este aspecto.
La encuesta pregunta también a las empresas por las diferentes estrategias adoptadas para hacer frente a la crisis, destacando el teletrabajo, puesto que el 80% de las sociedades no financieras encuestadas afirma que este factor ha sido relevante o muy relevante en su reacción a la crisis, independientemente de que su actividad se haya visto o no afectada negativamente por ella. "Este recurso tan intenso al teletrabajo habría permitido que la actividad empresarial no se hubiera resentido en mayor medida", señala el Banco de España.
En cambio, las estrategias dirigidas al ajuste de los costes de producción han sido especialmente utilizadas por las empresas cuya actividad se ha visto dañada por la crisis.
En concreto, estas compañías han tendido a contener sus costes laborales suspendiendo transitoriamente la relación laboral con sus trabajadores -mediante el uso de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE)- y paralizando nuevas contrataciones. Esto, al igual que el escaso recurso a los despidos, "resulta en líneas generales coherente con la evolución de la afiliación a la Seguridad Social en la segunda quincena de marzo".
Sin embargo, las empresas cuya actividad se ha reducido con la crisis apenas declaran en un 10% de los casos haber hecho uso de la no renovación de contratos temporales, lo que contrasta con la fuerte destrucción de empleo temporal. Asimismo, parece haberse hecho un uso reducido de la posibilidad de realizar ajustes salariales, no alcanzando el 5% ni en las empresas sin caída de actividad ni en las que ha disminuido.
La adaptación a la crisis ha incluido la paralización de inversiones ya planificadas y la reducción de otros costes no laborales, estrategias citadas, respectivamente, por el 50% y el 40% de las empresas que han visto disminuir su actividad.